50 AÑOS DE TRES NOVELAS ESENCIALES

Una Santa Trinidad literaria

'Cien años de soledad', 'Tres tristes tigres' y 'Cambio de piel' cumplen 50 años. Las obras cumbre de Gabriel García Márquez y Guillermo Cabrera Infante y la personalísima de Carlos Fuentes coinciden en un tiempo de apogeo del 'boom' y se definen por las pinceladas más características del movimiento.

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JAVIER APARICIO MAYDEU

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1967. Un año proverbial para la narrativa contemporánea. Se cuece a fuego rápido el 'boom' latinoamericano. 'Cien años de soledad' de Gabriel García Márquez, 'Tres tristes tigres' de Guillermo Cabrera Infante, 'Cambio de piel' de Carlos Fuentes, 'La vuelta al día en ochenta mundos' de Julio Cortázar o el relato 'Los cachorros' de Mario Vargas Llosa. Muchos años después, frente a la necesidad de reconocimiento, el buen lector ha de recordar aquel año remoto en que grandes autores escribieron novelas que le permiten conocer el cielo literario. 'Showtime!' Señoras y señores.'Ladies and gentlemen. Curtains up!' Un homenaje en tres actos. Terminado, el libro empieza. Imposible fiesta. Y el Narrador, como el personaje del corrido, para empezar a cantar pide permiso primero.

ACTO I.

'Cien años de soledad' de Gabriel García Márquez, novela de mitos, novela mítica y un mito en sí misma. En su adorada Cartagena de Indias, Gabo confesaba en su discurso del 2007: «Me senté en mi máquina de escribir y empecé: 'Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo'. No tenía la menor idea del significado ni del origen de esa frase ni hacia dónde debía conducirme. Lo que sé es que no dejé de escribir durante 18 meses hasta que terminé el libro», una obra maestra de la literatura universal escrita por un genio que ya sabía que lo era, como les ocurre a todos los genios, no a los que salen de las botellas sino a los de verdad.

Dice la leyenda que tuvo que enviar primero la mitad del manuscrito a la editorial Sudamericana de Buenos Aires porque no tenía plata suficiente para más, y dicen que empeñó una batidora y un secador de pelo para reunir el dinero necesario para enviar el resto. Dicen que ofreció la cesión integral de los derechos de su libro por 500$, a dólar la página, pero que años después le pareció una broma pesada que un editor norteamericano le ofreciese a su agente 1.000$ por los derechos de traducción al inglés. Dicen que la magia de su territorio imaginario, al que llamó Macondo, fascinó a la Academia Sueca, y que ganó el Nobel en 1982. Y lo que dicen es verdad a juzgar por la foto de Gabo con su liqui liqui blanco ante el rey Gustavo.

CASI 40 IDIOMAS

Treinta millones de ejemplares vendidos en casi 40 idiomas dan una idea de la magnitud de la feliz tragedia latinoamericana del destino de un pueblo, de la condena a la marginalidad, de la memoria y el olvido, de la endogamia que puede causar la vergüenza de engendrar iguanas, la naturaleza, la lectura y la alquimia suprema que confunde la historia fundacional con la ficción hipnótica. Es precisamente Carlos Fuentes el que asegura en 'La gran novela latinoamericana' que «la fundación de Macondo es la fundación de la Utopía, de la nueva Arcadia», es la crónica disfrazada de fábula mítica, y bajo la historia inventada de las siete generaciones de la estirpe de los Buendía, escrita en México por un colombiano que la publicó en Argentina, subyace la literatura heterogénea, camaleónica: la crónica de Indias; la gran novela genealógica del XIX francés (los Rougon-Macquart de Zola, por ejemplo); el soberbio experimento de Faulkner de crear un espacio mítico, Yoknapatawpha; las crónicas periodísticas que reporteros como el propio García Márquez escribían para dar fe de los sucesos acaecidos sobre la faz de la tierra americana; el tópico del manuscrito encontrado y el del sabio cronista; Cervantes, la saga, la Biblia y lo que no está escrito.

REALISMO MÁGICO

Ilumina la novela por encima de todo su prosa fastuosa y lo real maravilloso que definió Alejo Carpentier en 'El reino de este mundo', y del que es fruto el realismo mágico que están condenadas a disfrutar las estirpes de lectores de la novela: «la ciénaga donde había cetáceos de piel delicada», el galeón español encallado entre helechos y palmeras, «de su arboladura intacta colgaban piltrafas escuálidas del velamen, entre jarcias adornadas de orquídeas», el padre Nicanor levitando 12 centímetros por obra y gracia de una taza de chocolate espeso, el sofocante aleteo de las mariposas amarillas, y el lector embelesado por sabias combinaciones escritas en soledad con las 28 letras del alfabeto.

ACTO II.

'Tres tristes tigres' de Guillermo Cabrera Infante, novela de palabras, novela lingüística y una fiesta nocturna, noctívaga, noctámbula, nocherniega. Una fiesta del lenguaje, un concurso de retórica, el ludismo narrativo elevado a los altares de una Habana de música y de placer. 'TTT' es el Caribe concentrado en latas (de Mrs.) Campbell, la vida en constante movimiento, frases que no es posible leer sin ponerse enseguida a bailar, miles de letras por partida doble, letras de música y letras de literatura, el ludismo entero de la neovanguardia exhibiéndose en la pasarela de la novela: la página negra que simula el brocal de un pozo en vista cenital, las páginas en blanco que llevan con ironía el título de Algunas revelaciones, caligramas y muecas y ejercicios de estilo del arte conceptual. Retruécanos, aliteraciones, parodias de versos afroamericanos de Nicolás Guillén y jocosos cambios de idioma. 

LA LITERATURA, DE PARRANDA

El 'Ulises' de Joyce asomándose a la lengua castellana. Eros venciendo a Tanatos y sexo en el texto. Chesterton, Gatsby, Thomas Woolf (sic) o el maestro Bustrófedon. La literatura saliendo de parranda. Y junto a la parodia de los monólogos del 'Ulises', la parodia del Pierre Menard de Borges, de La-Región-más-Transparente-del-Aire de Carlos Fuentes, del maestro Lezama Lima y del pope Carpentier, de Virgilio Piñera, de Scotch Fizzgerald (sic) y de (William) Fuckner (sic), del lenguaje como traducción, de la literatura aleatoria o de la lengua hablada en Cuba hacia 1959, antes de la subida de Castro al poder, el remedo escrito del habla oral y de la cultura bastarda de una isla encantada por la noche de Tropicana y un 'spanglish'  internacional. La parodia de casi todo. Gentío y comicidad: 'Popuhilarity'. Hablen todos a la vez y ¡música, maestro! La Habana para un Infante jaranero.

TRADUCCIÓN AL JAPONÉS

La pregunta es cómo demonios pudo alguien traducir 'TTT' al japonés. Y con razón, en cualquier caso, la censura franquista se cebó, y la edición conmemorativa de Seix Barral, cuyo premio Biblioteca Breve ganó la novela en 1964, le permite ahora al lector de 'TTT' disfrutar de la pacatería del censor D. José Vila Selma: «El contenido es pornográfico a veces, irrespetuoso otras, procaz siempre. […]. Irreligiosidad, grosería... La novela es realmente ilegible». D. José debería haber escrito elegible, como lo son los miles de libros que tapizan el apartamento que D. Guillermo el travieso habitó siempre en Gloucester Road desde que se exilió a Londres, su biblioteca de Alí Babá o su cueva de Babel.

ACTO III.

'Cambio de piel' de Carlos Fuentes, novela de personajes, novela multibiográfica y ejemplo perfecto del sincretismo cultural y de la simbiosis entre el carácter abstruso de la existencia y la carnavalización de la vida. Fuentes le dedicó  su criatura de ficción a Julio Cortázar, que debió de pasarlo en grande con una novela que unía realidad y mito, América y Europa, los Beatles y la arquitectura precolombina, Hollywood y Pascal y el Holocausto y la parodia. 

CINCO PERSONAJES HERIDOS

Levantan la tramoya del gran teatro del mundo cinco personajes heridos, obsesivos e inolvidables. Cuatro de ellos forcejean con sus complejos, tratan inútilmente de redimirse  y se esfuerzan por deshacerse de las inhibiciones que los atormentan. Javier Ortega, el profesor y escritor frustrado que Fuentes concibe en aras de jugar en la novela con la propia idea de la creación novelística; Franz Jellinek, el arquitecto checo que colaboró con los nazis en la construcción de hornos crematorios; Elizabeth Jonas de Ortega, la Dragona, la esposa judía de Javier que aspira a recuperar una juventud perdida; e Isabel, la joven alumna de Javier en la universidad. El quinto personaje es el español jergal que Fuentes exhibe en su novela de ritos y de viajes más anímicos que geográficos por un México profundo como el alma humana. Mitologías y cosmopolitismo. Foto de grupo con pirámide de Cholula al fondo. 

'Cien años de soledad' y 'Tres tristes tigres' son sin asomo de duda las obras maestras de sus autores y novelas imprescindibles. 'Cambio de piel', premio Biblioteca Breve de 1967, no es ni lo uno ni lo otro. No es la obra cumbre del autor de 'La muerte de Artemio Cruz' o de 'La región más transparente', ni es tampoco imprescindible porque puede el lector descubrir mejor el talento y la ambición de Fuentes en las dos obras citadas. Y, sin embargo, a 'Cambio de piel' le sobra personalidad, continúa y acrecienta la voluntad experimental y la complejidad estructural de sus obras anteriores, propende al malabarismo lingüístico tal vez como ninguna otra de sus novelas, se diría un manual de narratología (narrador en primera, segunda y tercera persona, omnisciencia, juegos espaciales y temporales), ya esconde entre sus páginas aquel 'espejo enterrado' con el que metafóricamente Fuentes habría de referirse a la historia mestiza de México, y ya encierra la idea de un Tiempo fragmentado que explica un mundo cíclico. 

TÉCNICAS CINEMATOGRÁFICAS

Se ha dicho que Fuentes es deudor en 'Cambio de piel' de las técnicas cinematográficas de Antonioni, y que el punto de vista múltiple que enriquece la novela la convierte en un prodigio técnico, heredero de las grandes novelas del modernism, capaces a la vez de reproducir una realidad necesariamente subjetiva y de reflejar el subconsciente de los personajes para que esa misma realidad alcance la profundidad que le es propia. Una brillante oda infausta a los amores contrariados, a la decadencia, al envejecimiento del ser humano enfrentado al transcurrir inevitable del tiempo.

Estamos tristes por la soledad que representa que Gabo, Guillermo y Carlos nos hayan ya dejado. La lectura de sus novelas cincuentenarias nos muda, no obstante, enseguida el ánimo, y su talento nos rejuvenece, consiguiendo algo así como un cambio de piel.

Javier Aparicio Maydeu

Profesor Titular de literatura hispánica y comparada de la Universitat Pompeu Fabra y crítico literario.Trabajó durante 15 en la Agencia Literaria Carmen Balcells, la agencia de los tres autores.

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