Jose Coronado: el hombre que sabe mirar a las mujeres

El actor más pluriempleado del cine y la televisión acaba de sufrir un susto, un infarto del que, por suerte, se ha recuperado. Los médicos le han recetado un poco de sosiego, así que deberá guardar ese Peter Pan que lleva dentro y por el que se levanta cada mañana para ir, emocionado, a trabajar. Pocos como él aman tanto lo que hacen. 

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OLGA PEREDA

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Cuando Ricardo Franco fichó en 1988 a un desconocido Jose (sin tilde) Coronado para 'Berlín Blues' se le echaron encima. ¿Cómo coges a este tipo que no sabe actuar?, le reprocharon. «Ya, pero sabe mirar a una mujer», contestó el cineasta. Puede que Coronado fuera un don nadie, un tipo talludito (treintañero) sin apenas experiencia en cine, pero era un hombre con mucha vida a sus espaldas. Con 18 años se fue de casa, se matriculó en varias carreras, montó una agencia de modelos y exprimió la movida madrileña, «lo mejor que le ha pasado a la capital en el sigo XX». A él no le hizo falta dejarse las pestañas con el método Stanislavski. Él sabía cómo mirar a una mujer. Y con eso bastaba.

Coronado es hoy una actor pluriempleado al que Enrique Urbizu ('No habrá paz para los malvados') ha dado los mejores papeles de su carrera. Es, además, todo un señor. Un tipo generoso con la multitud que le pide a gritos un autógrafo y una gozada como entrevistado, y eso que siempre dice que los actores no son oradores sino solamente cómicos. Acaba de sufrir un susto, un infarto que le mantuvo varios días hospitalizado y del que se ha recuperado perfectamente. Los médicos, eso sí, le han dicho que se tome la vida con más calma. La misma receta que le dieron a Antonio Banderas -otro de los actores más queridos y pluriempleados de la industria- cuando el corazón también le hizo crac.

TOCA TUMBARSE

Al jovenzuelo que tomaba gin-tonics y jugaba al mus con Manuel Alexandre y Mario Camus le toca ahora descansar un poco. Toca aparcar a ese Peter Pan que lleva dentro y por el que cada día se levanta para ir a trabajar. Toca tumbarse en el enorme sofá de su casa y leer alguno de los miles de libros que abarrotan su estantería. Quizá también toca dejar de fumar.

El madrileño tiene 59 espléndidos años. No se siente mayor. Estar rodeado de jóvenes (como en 'El Príncipe') le ha insuflado más ganas de seguir en la brecha. Con Álex González, su compañero en la serie de Tele 5, ha ganado un amigo para toda la vida. Cuando uno está en un país y otro en otro hablan por Skype. «Como si fuéramos novios», confiesa entre risas. González está hecho de una madera especial. Y Coronado también.

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Si su carrera laboral es extensa. La sentimental bate récords, incluido un pequeño 'affaire' con Eugenia Martínez de Irujo. De su relación con Paola Dominguín nació Nicolás en 1988, el año en el que se estrenó 'Berlín Blues'. Nicolás, que ha seguido los pasos de su padre e intenta abrirse camino en la interpretación y en la moda, vive con él desde que tiene ocho años. «Tenemos una relación fantástica. A veces le veo más sensato y más maduro que yo. Hacemos una buena extraña pareja», admite el Santos Trinidad de 'No habrá paz para los malvados'. Mientras, Candela nació fruto de la relación con Mónica Molina y a ella ha intentado brindarle la misma educación que a Nicolás. «Me propuse dar la misma libertad a los dos. Y comprender que llega un momento en el que se abren a la vida. Cuando mi hija me cuenta cosas, yo le digo que olé y también le hablo de mis experiencias. Soy cada vez más feminista. Tengo una edad y me he dado cuenta de lo terrible que es el machismo y lo necesario que es el feminismo».

15 POLICÍAS

Coronado adora a sus dos hijos. «Son lo mejor que me ha pasado en la vida y mato por ellos», afirma con la misma pasión con la que confiesa que los hijos quitan libertad. «Durante un tiempo no se puede ser padre y libre. Luego, cuando se hacen hombres o mujeres tienes que decirles: se acabó, ahora tienes que jugártela tú», se sinceró en este diario el año pasado durante la promoción de 'Cien años de perdón', película con la que hacía su policía número 15. Lejos quedan los tiempos en los que, con 29 años y de la mano de Imanol Arias, se pateaba la Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol, para empaparse de la vida de los maderos y protagonizar 'Brigada central'.

Devorador de prensa y fiel espectador de los telediarios, a Coronado se le llevan los demonios con la corrupción. «Es terrible que en los últimos años se haya perdido el concepto de ética. Todos estos Bárcenas... La gente dice que son los putos amos, héroes. Esto es un problema de educación. Hay que llevarlo a las escuelas y decir que estos no son héroes, sino hijos de puta a los que hay que castigar. No hemos recuperado la ética, lo conseguiremos dentro de unos años. Lo que sí se ha conseguido es poner unos mecanismos de control para que la corrupción no quede impune». Coronado, no te indignes tanto, que tienes que descansar.