No ha caído la Torre Eiffel

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JUAN CARLOS ORTEGA

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Esta mañana los parisinos no se han despertado con la desagradable noticia de la caída de la Torre Eiffel sobre un autobús turístico. No ha sido necesario alterar la programación radiofónica para cubrir el suceso, ni los reporteros de las televisiones se han desplazado hasta el lugar de los hechos para informar puntualmente a sus espectadores acerca del número de fallecidos.

La famosa torre sigue a esta hora en su sitio, magnifica como siempre, y en los alrededores el ambiente es agradable y tranquilo.

La no caída de la emblemática construcción de Gustave Eiffel, ha provocado que el presidente de la república, François Hollande, no haya considerado necesario suspender repentinamente sus obligaciones en el Elíseo.

Aquí, en nuestro país, la permanencia de la torre en su posición vertical ha empezando a tener consecuencias. El programa 'Al rojo vivo', de La Sexta, no hará esta tarde un especial de siete horas, ni Iker Jiménez expondrá la hipótesis extraterrestre de la caída.

Les puede parecer una tontería, pero deberíamos empezar a considerar noticiable no solo lo que ha ocurrido, sino aquello de lo que nos hemos librado.

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Pruebe a realizar una lista de no-eventos y notará repentinamente un maravilloso alivio. Le aconsejo que haga sus pinitos como periodista y edite su propio diario. Si usted, por ejemplo, se llama Abelardo, puede titular su periódico 'La Voz de Abelardo' o 'Abelardo Today'. Escríbalo en su ordenador, pero luego imprima las noticias en papel, porque en ese soporte las cosas parecen siempre más verdaderas. Una vez tenga los folios ante usted, fíjelos con un par de grapas. ¿Vive usted en Albacete? Pues escriba en portada: «Esta madrugada no ha caído ninguna bomba atómica sobre La Mancha». Ponga fotos de bonitas extensiones llanísimas acompañando el texto y desarrolle la noticia, contándose a sí mismo las positivas consecuencias de esa ausencia de calamidad nuclear.

Luego hable de su vida, y de todo lo que no le ha pasado desde anoche: «No me ha atropellado un camión de mudanzas», podría ser un buen titular, o «Un nuevo día sin ser tiroteado por soldados enloquecidos». Pero tampoco hay que abusar de las catástrofes. De vez en cuando es bueno que incluya noticias más cotidianas, relacionadas con la ausencia de pequeños desastres domésticos. «Mi lavadora sigue funcionando con normalidad», podría ser el inicio de una noticia en la sección Tecnología. Amplíe la información para incluir a sus hijos, sus vecinos, sus amigos y, en general, las personas por las que sienta algún tipo de afecto.

No se trata de una técnica para ver el lado bueno de la vida, se lo aseguro, ni para encontrar la felicidad en las pequeñas cosas. Mi propuesta va dirigida, simplemente, a la fabricación de alivios. Cuando lo que ocurre a nuestro alrededor no suele provocar que gritemos con frecuencia: «¡Qué bien!», demos la vuelta al asunto y generemos, mediante este sencillo juego, varios «¡Menos mal!». Puede parecerles un consuelo menor, pero, bien mirado, ¿no es acaso extraordinario que la Torre Eiffel siga esta mañana en su sitio y que Albacete esté completamente limpio de uranio?

Celébrenlo. 

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