CINCO DÉCADAS DE CINE

Jodie Foster: la actriz que quería ser comprendida

Coincidiendo con los 50 años ante las cámaras y los 40 de su debut en el cine, con 'Taxi driver', la artista estrena su cuarto filme como directora y pasa aquí revista a su carrera.

'EL SILENCIO DE LOS CORDEROS' (1991)

'EL SILENCIO DE LOS CORDEROS' (1991)

NANDO SALVÀ

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En la vida, la carrera y la imagen de Jodie Foster hay un antes y un después del premio honorífico que recibió en la gala de los Globos de Oro del 2013. Al recoger el galardón, Foster no solo disipó de forma deliberadamente indirecta las dudas sobre su sexualidad. También terminó su discurso ofreciendo un destello de la fragilidad con la que ha matizado tantos personajes durante décadas. «Quiero ser comprendida, o de lo contrario me siento muy sola», dijo. Pedía que se la aceptara y a la vez que se la dejara en paz, que se le permitiera disfrutar de una vez por todas de una privacidad que medio siglo exacto de dedicación a la industria del entretenimiento -tiene 53 años, y debutó a los 3 en una publicidad de lociones Coppertone- le había negado.

Desde esa noche, Foster no ha actuado en una sola película, se ha casado con la fotógrafa Alexandra Hedison y ha completado la más ambiciosa de sus películas como directora, que el próximo viernes llega a España: 'Money monster', un trepidante 'thriller' que incluye explosivos, francotiradores, a George Clooney y a Julia Roberts. A causa del momento político actual, esta historia de un hombre que secuestra, frente a la mirada de millones de telespectadores, al asesor financiero televisivo cuyos consejos le llevaron a la ruina ha sido descrita como una parábola sobre las miserias del capitalismo. Y sin duda en parte es eso, pero durante su presentación en el pasado Festival de Cannes, Foster la definió sobre todo como «una meditación sobre el fracaso, y sobre la distancia entre lo que un día quisimos ser y aquello en lo que nos hemos convertido».

ACTRIZ DE 14 AÑOS

Son cuestiones que probablemente no le sean ajenas a la propia Foster, que lleva enfrentándose al escrutinio extremo que la celebridad conlleva desde que en 1976, con solo 14 años, puso Hollywood patas arriba con su trabajo en la piel de una precoz prostituta en 'Taxi driver', que le proporcionó una nominación al Oscar -solo ese año estrenó cuatro películas más-. Fue por culpa de la fama que posteriormente, durante su primer año en la Universidad de Yale, John Hinckley Jr -un psicópata que llevaba un tiempo acosándola- disparó contra el presidente Ronald Reagan para impresionarla.

Hinckley y Yale a punto estuvieron de acabar con su carrera. De hecho, cuando protagonizó 'Acusados' en 1988 estaba convencida de que iba a ser su último trabajo. En lugar de eso, gracias a él obtuvo su primer Oscar. Y tres años después obtuvo una segunda estatuilla dando vida a la agente del FBI Clarice Starling en 'El silencio de los corderos' (1991). Las mujeres estoicas se convirtieron en su sello artístico: fue una madre que hará cuanto sea para salvar a su hija en 'La habitación del pánico' (2002); una astrónoma que no cejará en su empeño de contactar con vidas extraterrestres en 'Contact' (1997), y una víctima de asalto a la que nadie impedirá que vengue el asesinato de su novio en 'La extraña que hay en ti' (2007). Al mismo tiempo, convirtió su vida personal en un fortín. Tuvo dos hijos de un padre cuya identidad aún hoy se desconoce; pasó años criándolos a medias con la productora Cydney Bernard sin dar explicaciones sobre la naturaleza de su relación; y, ante la curiosidad de la prensa, empezó a prodigarse cada vez menos frente a la cámara.

LUCHA FEMINISTA

También su trabajo en paralelo detrás de la cámara ha mantenido cierta actitud de lucha feminista. «En Hollywood hay aversión al riesgo, y por algún motivo absurdo se piensa que las actrices y directoras encarnamos un riesgo», afirma para explicar que 'Money monster' sea solo su cuarta película en un cuarto de siglo. Las tres primeras componen algo parecido a una trilogía de tintes autobiográficos. 'El pequeño Tate' (1991) retrataba a una madre que lucha por criar a su hijo superdotado -Foster fue niña prodigio-; en la dramedia 'A casa por vacaciones' (1995) pasaba el fin de semana de Acción de Gracias con una joven adulta que trata de averiguar quién es atrapada en un entorno familiar opresivo; y 'El castor' (2011), quizá el proyecto más arriesgado y fallido de su carrera, era la historia de un hombre (Mel Gibson) que intenta lidiar con el dolor y la rabia comunicándose a través de un muñeco de trapo. Son conocidas las luchas pasadas de Foster contra la depresión.

EN EL ARMARIO O NO

«Dirigir cuatro películas en 25 años no es mucho», reconoce la cineasta. «Pero siento que este es mi momento. Estoy realmente lista», añade. Desde aquel discurso del 2013, sus hijos han crecido y dependen menos de ella, y salió oficialmente del armario aunque, en realidad, no está claro que nunca estuviera dentro de él. «Siento que toda mi vida me ha preparado para lo que viene ahora. Seguiré actuando pero solo cuando encuentre personajes especiales. Y soy una joven directora con muchas ganas de aprender y muchas alegrías que experimentar», confiesa la actriz y realizadora. Puede que ahora sí, finalmente, Jodie Foster se sienta comprendida.