ENSAYO SOBRE EL POP

Céline Dion, "música de mierda"

El crítico Carl Wilson analizó a fondo a la cantante con el objetivo de entender por qué se aburría con ella mientras tantos la amaban

Carl Wilson firma 'Música de mierda'

Carl Wilson firma 'Música de mierda'

POR JUAN MANUEL FREIRE

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La colección de libros 33 1/3 nació para explorar en profundidad algún disco considerado legendario; por lo general, de artistas ligados al pop y rock clásicos y a la música independiente. Para entendernos, entre sus diez primeros volúmenes encontramos odas al 'Forever young' de Love, el 'Harvest' de Neil Young, 'The piper at the gates at dawn' de Pink Floyd… Esa clase de discos, vamos.

Pero el volumen 52, publicado en el 2007, se dedicó a un título inesperado: 'Let's talk about love' de Céline Dion. Tan inesperado que, según parece, algunas librerías indies que solían tener libros de esta colección fueron reacias en principio a tenerlo en 'stock'.

Pero ese volumen acabó resultando una obra emblemática y el próximo miércoles se publica, por fin, en España; búsquenlo como 'Música de mierda. Un ensayo romántico sobre el buen gusto, el clasismo y los prejuicios en el pop' (Blackie Books).

En el libro, el crítico musical canadiense Carl Wilson emplea el citado disco de 1997 de su paisana Céline Dion como punto de partida para una investigación sobre los misterios que rodean al gusto; por qué lo que unos creen emocionante resulta tedioso para otros, entre los que se encontraba él mismo.

MONOTONÍA ANODINA

Escribe en el libro Carl Wilson: «Desde siempre su música me había parecido de una monotonía anodina elevada hasta la ampulosidad odiosa (rhythm and blues al que le habían extirpado quirúrgicamente la sexualidad y la picardía, chanson francesa desprovista de alma e ingenio) y su repertorio, un tibio caldo con el sello de aprobación de Oprah Winfrey, ideal para el alma consumista».

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No haremos demasiados 'spoilers', pero al final de este viaje a los confines del gusto, la actitud de Wilson hacia su antiguo objeto de burla da cierto giro. La mayor parte de crítica negativa se la lleva el propio crítico, quien trata de descubrir si en su aversión a la cantante de 'My heart will go on' existe algún tipo de prejuicio social: «Me había empezado a preguntar, como crítico, cuál era la base de mis gustos y preferencias», explica Wilson a 'Más Periódico'. «Temía que pudiera indicar algún prejuicio social sin diagnosticar». Una de las preguntas esenciales podría resumirse en: ¿escuchamos la música que escuchamos solo porque nos gusta, o también por cómo nos diferencia y nos da estatus social?

HASTA LA RAÍZ

Lección de muchas cosas, entre ellas claridad expositiva, el ensayo de Wilson supone una reveladora inmersión en el historial, la carrera y las influencias de Céline Dion, así como la sensibilidad de sus canciones; o «hipersensiblería», como dice Wilson.CFue muy divertido -explica sobre la investigación- bucear en la música sentimental de las décadas pasadas, tratando de buscar equivalentes de Céline Dion en los 50, los 30, finales del siglo XIX… Aprendí mucho sobre el ADN de la música pop en el proceso. Me di cuenta de que la música pop, digamos, rebelde y la, digamos, amable siempre han convivido. El sentimentalismo no es el producto de una especie de conspiración para amansar a las masas, sino el equivalente cultural de la leche materna».

EDUCADA NEGATIVA

'Música de mierda' es una maravilla de libro. Uno con el que se aprende. Uno con el que uno se hace toda clase de preguntas. Entre ellas, una trivial pero importante: ¿se lo habrá leído también Ella? «Hice un intento para la nueva edición en inglés [del 2014] de buscarla y hacer una entrevista; por primera vez, porque no parecía necesario para el proyecto original. Me llegó una breve y educada negativa. Me temo que su equipo de relaciones públicas la blinda de todo lo que signifique controversia o tensión; comprensiblemente, porque ha recibido muchos insultos a lo largo de su carrera. No sé si ha leído el libro o no».

Muy recientemente, Wilson daba el pésame a Dion (a través de Twitter) por la muerte de su marido y antiguo mánager, René Angélil, quien la descubrió cuando ella tenía 12 años y se casó con ella 14 años después. «Su última música no me ha atraído como esperaba, pero sí que sigo su vida; siento mucha empatía hacia ella», asegura. El roce -o el experimento crítico- hace el cariño.

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