En el barrio de la Riera
El atropello junto al campo del Espanyol reaviva el malestar vecinal en Cornellà por el tráfico y el incivismo
Residentes de la zona denuncian los problemas de inseguridad y peleas con las que conviven desde hace más de una década a causa de los ultras blanquiazules
El ingresado por el atropello en el campo del RCD Espanyol está en coma inducido por un coágulo en la cabeza
Cornellà cierra filas con los vecinos y autorizará solo dos conciertos este 2025 en el estadio del Espanyol
¿Qué supone vivir junto a un gran estadio? "Nos dijeron que los pisos se revalorizarían. Mentira"

Javier y Marta, vecinos del barrio de la Riera de Cornellà, frente al estadio del RCD Espanyol / Jordi Otix


Àlex Rebollo
Àlex RebolloPeriodista
La convivencia entre el estadio del RCD Espanyol y los vecinos del barrio de la Riera de Cornellà, el núcleo de la ciudad más cercano al campo, ha sido tortuosa desde que el club blanquiazul se mudara al municipio del Baix Llobregat en 2009. Las quejas por el incivismo, los problemas de movilidad y las peleas y desfases de los ultras de la afición perica han sido una constante que, en los últimos días, han reavivado a raíz del atropello multitudinario de una residente de la zona a alrededor de una veintena de aficionados del Espanyol que se arremolinaban en las inmediaciones del estadio.
Aunque el atropello ha puesto el foco en la Riera estos días, los vecinos sostienen que los problemas de aparcamiento, tráfico y seguridad son una constante, prácticamente, cada semana que juega el Espanyol. En el barrio de la Riera de Cornellà viven alrededor de 6.000 personas. En el estadio del Espanyol entran unas 40.000. Esto supone que la población de la zona se multiplique por seis o siete cada vez que hay un partido importante. Así, dicen los vecinos, los problemas de inseguridad e incivismo han sido habituales desde hace más de una década.
Marta y Javier, vecinos de la Riera de 56 y 58 años respectivamente y con dos hijos socios del RCE Espanyol, comentan que, en su caso, la principal la afectación la encuentran en la posibilidad de encontrar aparcamiento. "Frente al estadio es todo zona verde. Todos los coches que no pueden aparcar aquí se van a la parte de atrás del barrio", señala Javier, quien pide que el consistorio estudie extender la zona verde por el barrio para evitar problemas. Con todo, pese a comentar que suele haber "muchos antidisturbios" y "vigilancia", dice Javier que, los días de partido, evitan pasar por las inmediaciones del estadio dada la cantidad de gente que hay tirando bengalas o borracha, aunque, matizan, la mayoría es "gente normal".
Un problema con difícil solución
Aunque en términos generales las calles del barrio se cierran al tráfico cuando hay partido, la avenida del Baix Llobregat es una excepción, dado que, explican los vecinos, es por donde pasa el autobús y sirve de salida para los vecinos del barrio, que pueden circular gracias a un distintivo especial. Fue en esta misma avenida donde terminó la mujer que conducía el Peugeot blanco y que terminó por atropellar a una veintena de aficionados del Espanyol, uno de los cuales sigue en estado grave ingresado en la UCI.
Así, tal y como avanzó EL PERIÓDICO, distintas agrupaciones pericas ya habían requerido al club la necesidad de cerrar al tráfico la calle, donde se concentran distintos grupos de animación y otros seguidores del RCD Espanyol. Fuentes de la asociación de vecinos de la Riera explican que han tenido reuniones desde la llegada del estadio con el Ayuntamiento de Cornellà y los Mossos d’Esquadra para tratar de solventar algunos de los problemas de tráfico que se generan cuando hay partido y que se han llegado a cambiar direcciones de calles y planificado desvíos más allá de los partidos por la parte trasera del Splau —cercano al campo del Espanyol— para reducir la circulación.
Las mismas fuentes explican que, como entidad, intentarán que se apliquen “todas las medidas posibles” para evitar problemas como el sucedido en la previa del pasado jueves y que pedirán que se estudie, por ejemplo, que se cierre al tráfico la avenida del Baix Llobregat cuando juegue el club perico. Sin embargo, apuntan a que el principal problema viene de la propia ubicación del estadio y de su proximidad a un barrio con pocos residentes y calles estrechas. Saben que no se moverá el campo, por lo que reconocen la dificultad de encontrar soluciones a unos problemas altamente condicionados por la geografía del propio territorio.

Sara,vecina del barrio de la Riera de Cornellà, junto al estadio del RCD Espanyol. / Jordi Otix
Sara, de 37 años y vecina de la Riera desde hace 8 años, define la convivencia con el estadio como “fatal”. “Da miedo salir a la calle, sobre todo con niños”, apunta. Explica las dificultades que se encuentran al salir con el coche durante las horas previas al partido o cuando este termina y que, por ello, intentan no salir o hacerlo cuando la mayoría de aficionados ya están en el estadio. Sin embargo, alguna vez que han vuelto a casa cuando los seguidores del Espanyol aún estaban por las calles de la Riera, destaca que el gentío no les dejaba ni llegar al párking. Sara reclama más policía, sobre todo, en las calles del barrio para regular mejor el tráfico de coches y de aficionados. La asociación de vecinos dice que ya hay mucha policía cuando hay partidos, pero que el volumen de gente es enorme.
La violencia ultra
“Estamos hartas del estadio”, sentencia Dolores, de 65 años y vecina de la Riera. Unas palabras que secundan sus amigas Vicenta (de 76 años) y Lourdes (71). No culpan al club ni a la afición perica, pero ponen el foco en los ultras y “gamberros” que se arremolinan en los bares y calles de la zona. Ultras que tienen también la entrada vetada en el estadio, por lo que se quedan en los alrededores antes, durante y después de los partidos. Orines en paredes y portales, suciedad, botellas rotas, calles colapsadas, coches atrapados y bengalas junto a los balcones son así algunos de los actos que denuncian los vecinos del barrio.

Vecinas del barrio de la Riera de Cornellà, en una cafetería. / Jordi Otix
“El día que hay partido no puedes ni salir a pasear”, sigue Dolores, quien apunta que la mayoría de aficionados son familias y “gente normal”, pero que están cansadas de que haya “peleas o navajazos”. El pasado jueves, el mismo día del atropello, recuerda que había una pareja que bajaba “tranquilamente” rumbo al estadio vistiendo la camiseta del Barcelona y cómo “les pegaron” y tuvieron que salir pitando. “Yo tuve a otro joven con una bufanda del Barça refugiado en la portería. Tuvo que llamar a sus padres y le dije que me quedaba con él hasta que llegaran”, comenta por su parte Vicenta respecto a otro incidente ocurrido también el día del ‘derbi’ entre Espanyol y FC Barcelona.
Julio, vecino de la Riera de 56 años y responsable de un negocio también en el barrio, explica que es habitual que lleguen visitantes de otras zonas a animar al equipo rival y, como no se conocen la zona, se meten por las calles donde hay más problemas. Algo que termina con aficionados increpados por vestir una camiseta de algún otro club. “Lo que más rabia me da es no poder ir tranquilo con mis hijos al fútbol. Uno es del Espanyol y otro del Betis, y el del Betis tuvo que ir sin su camiseta al campo [cuando se enfrentaron ambos equipos]”, asevera Julio, quien rememora también cómo ha habido partidos en los que ha tenido que meter a gente en su local y bajar la persiana para evitar problemas mayores cuando ha habido cargas policiales y peleas.

Julio, vecino del barrio de la Riera de Cornellà. / Jordi Otix
Consultado por este diario, el Ayuntamiento de Cornellà no ha hecho comentarios sobre las quejas y reclamaciones vecinales, así como la situación vivida durante el atropello de la semana pasada. Así, el pasado mes de marzo y a raíz de la oposición vecinal a un aumento de los conciertos en el estadio en la época veraniega, el alcalde de Cornellà, Antonio Balmón, decía a este diario que no hay ahora más problemas que en años anteriores. Aseveró que los conflictos que se derivan de una "minoría incívica" son los mismos que ocurren en las inmediaciones de cualquier otro gran estadio y que los Mossos d'Esquadra, en quienes recae la responsabilidad de la seguridad de la zona, ya se hacen cargo.
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