Unas 300 nuevas viviendas emergerán en el extinto Llobregat Centre para revitalizar el centro de Cornellà

De albergar una encarnizada 'guerra' comercial entre propietarios a alumbrar la revitalización del centro de Cornellà de Llobregat. El extinto centro comercial Llobregat Centre será epicentro de la transformación urbana de ni más ni menos que 40.000 m² ubicados en una intersección privilegiada de la ciudad catalana, donde convergen enclaves de tanto predicamento local como el Museu de les Aigües, el Parque de la Infanta o el intercambiador de transporte (Rodalies y Metro) de Cornellà Centre.

La modificación del Plan General Metropolitano —necesaria por la recalificación urbanística de usos que implica, de 'comercial' a 'residencial y otros usos'— que impulsa el Ayuntamiento de Cornellà con la unanimidad inicial de su Pleno municipal no únicamente proyecta un nuevo 'eje verde' que permita conferir centralidad al barrio de Fontsanta-Fatjó, tal y como adelantó EL PERIÓDICO.

El extinto Llobregat Centre de Cornellà se transformará en un 'eje verde' y nueva vivienda, el 40% protegida

En el espacio de 24.000 m² que dejará el centro comercial al ser derribado también emergerán 300 viviendas (unas 120, el 40%, protegidas; el resto, libres), que se construirán encima de una superficie comercial de otros 11.000 m², tal y como confirma a este diario la firma BatlleiRoig, encargada del diseño arquitectónico del área.

Los usos previstos para los diversos edificios, entre los que destaca una posible —el promotor lo está aún estudiando— residencia de estudiantes de unas 160 plazas en un espacio de 5.000 m² o un equipamiento para unas 60 viviendas dotacionales, pueden consultarse en el siguiente mapa. El plazo hasta la aprobación definitiva del cambio urbanístico puede alargarse hasta un máximo de tres o cuatro años, momento en que darían inicio las obras.

"Nuestra intención es aprovechar una oportunidad para la ciudad: derribar todo el edificio, aparcamiento incluido, y desarrollar vivienda en el contexto de emergencia habitacional", afirmó el alcalde Antonio Balmón (PSC) en el Pleno municipal de aprobación inicial de la modificación urbanística. Desde BatlleiRoig inciden en la idea de que la nueva zona permitirá conectar el barrio de Fontsanta-Fatjó, hasta ahora 'obstaculizado' por la superficie comercial, con el centro de la ciudad, cuya revigorización se proyecta.

Balmón apostilló en el citado pleno municipal que "probablemente no sea el proyecto que nos gustaría, pero como no tenemos dinero para financiarlo dependemos de los recursos de un privado", en referencia a Comercial Inversora Cornellà Sur SL (CICS), el propietario mayoritario del extinto centro comercial que incrementó su participación con la compra de locales del resto de propietarios minoritarios.

La acumulación de participación de CICS en la Junta de Propietarios del Llobregat Centre facilitará la futura reparcelación —la repartición de derechos y cargas— que afectará a quienes sigan asumiendo propiedad del centro comercial en el momento de distribuir urbanísticamente la nueva área.

El contexto del 'caso Llobregat Centre'

El 'caso Llobregat Centre' se remonta a las Navidades del 2022, cuando el emblemático centro comercial inaugurado en diciembre de 1994 anunció su cierre por desacuerdos económicos en el seno interno de la propiedad del complejo. Poco después llegó la acción judicial de la que ahora desisten los propietarios minoritarios. En en su comunicado, el Ayuntamiento de Cornellà ya expresó su "inquietud por el desconocimiento sobre cuáles son las intenciones detrás de la decisión" del cierre, apuntando hacia la enigmática voluntad de CICS.

Meses después, este diario sacó a la luz cómo nuevos impagos de grandes propietarios, concretamente de CICS —con un 50,05% de la propiedad en aquel momento— y Joparny SL (23%), que fue posteriormente adquirida por Hawkins Retail Properties SL y después por la propia CICS, asfixiaban a los pequeños comercios del extinto comercial.

Ya en aquel momento, los comerciantes consultados por este diario ya avanzaban que los repetidos impagos se contextualizaban en una "operación orquestada" por el propietario mayoritario para depreciar los locales comerciales y acabar comprándolos a precio de saldo.

Uno de los damnificados, Fernando Pérez, propietario del restaurante-cervecería El Coto, se sinceró con este periódico sobre la peor época de su vida y dio su visión sobre un sombrío 'cerrojazo' que hirió de bala a una cuarentena de negocios locales como el suyo. "Me han jodido mucho. Pero mucho. Con el cierre he perdido entre unos 60.000 € y 80.000 €, tranquilamente. He estado con depresión y ansiedad y el tema ha tenido también afectación familiar. Ahora, por suerte, con la reapertura del nuevo El Coto estoy empezando a resurgir de mis cenizas y volver a sobrevivir", afirmó Pérez durante el encuentro con este diario.

Suscríbete para seguir leyendo