CIERRE DE UN CICLO DE PONENCIAS

Juan Luis Cebrián: «La autocensura del periodismo proviene ahora de la presión de los movimientos sociales»

Juan Luis Cebrián, antes de una conferencia en Cornellà.

Juan Luis Cebrián, antes de una conferencia en Cornellà. / MAITE CRUZ

Manuel Arenas

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Juan Luis Cebrián (Madrid, 1944), fundador del diario El País y ahora su presidente de honor, bromea con que se jubiló -tras dejar la presidencia de Prisa- hace un año y medio "entre comillas", porque "ahora trabajo más y gano menos". El periodista y académico ha despedido este viernes la décima edición del Cornellà Creació Fòrum con su conferencia 'El Estado del planeta', acerca de la cual conversa con este diario.

-En su ponencia afirmó que "la realidad actual está llena de peligros pero también de oportunidades”. ¿Qué peligros le preocupan más?

-Estamos en un cambio de civilización equiparable al de la invención de la imprenta. Internet en sí significa más democracia, pero al mismo tiempo genera un desorden que contiene muchos peligros, el más fundamental de los cuales es la fragilidad de la democracia representativa. 

-Peligros que también afectan al porvenir de los medios de comunicación.

-Claro, y no hay un modelo de negocio porque internet es el resultado de la experiencia de los usuarios: Jack Dorsey nunca pensó en estar inventando algo que serviría para la Primavera Árabe. Ahora los gobiernos y corporaciones invierten más en noticias falsas que en ciertas. La primera televisión del mundo se llama Youtube y no tiene estudios de televisión; la primera librería se llama Amazon y casi no tiene libros.

-En su conferencia también hizo referencia a la "pérdida de fe en el futuro de los ciudadanos". Como periodista, ¿cómo lo percibe?

-Es una característica global que veo en todas partes: los jóvenes se quieren ir de su país. Existe una revuelta contra el 'poder adulto', que es una novedad porque en el 68 no pretendían destruir el sistema, sino renovarlo; ahora no es que quieran destruir el sistema, es que el sistema se está autodestruyendo.

-A esa pérdida de fe aludían muchos de los jóvenes que se manifestaron en Barcelona

-Hay muchas razones para el desagrado: el presente lo marca la crisis del 2008 producida por el sistema financiero. Los jóvenes catalanes perciben eso, pero no perciben que les ocurre lo mismo a los jóvenes chilenos, bolivianos o americanos. Respetando el derecho a la diferencia, hay que decir a los jóvenes catalanes que no son tan diferentes a los de otros lados. 

-¿Con qué sensibilidad política catalana se siente más identificado?

-Yo me siento identificado con la democracia. La democracia tiene una condición fundamental, que es la que no están respetando los partidos independentistas: el Estado de Derecho. La suposición que ha dicho Torra tantas veces de que "la voluntad popular movilizada es superior al imperio de la Ley" es una suposición completamente fascista, porque si es la 'ley del más fuerte', o del que más gente saca a la calle, o del que más armas o dinero tiene, entonces la democracia desaparece. Este es el problema fundamental que está viviendo la sociedad catalana.

-En alguna ocasión

-La autocensura del periodismo proviene ahora de la presión de los movimientos sociales. Con 'movimientos sociales' hablo desde el '#MeToo' hasta el independentismo catalán pasando por el españolismo a ultranza. Ahora no hay un debate libre, porque la gente piensa que es mejor no meterse con eso por el rechazo social.

-¿Cree que las redes sociales han colaborado a ese retroceso?

-Claro: ¡por eso yo no tengo abiertas mis cuentas de Twitter! (ríe). Ha desaparecido el pensamiento crítico: estamos ante el triunfo del sentimiento, no de la razón.

-¿Sobre qué temas piensa que los periodistas nos autocensuramos más?

-El problema es el sectarismo o la ideologización política por parte de los periodistas de casi todo lo que sucede. Que las 'tres derechas' se reúnan en Colón y quienes lean los manifiestos sean tres periodistas es una cosa un poco rara, por decirlo de alguna manera. Porque precisamente los periodistas debemos estar en trincheras diferentes a las del poder. El sectarismo en general es el enemigo de la independencia.

-¿Qué le queda por hacer a Juan Luis Cebrián?

-Nunca me he planteado la vida como un reto. Tuve la suerte inmensa de poder fundar un periódico y ahora quiero tener más tiempo del que dispongo para escribir unos cuantos libros que tengo en la cabeza, que es lo único que me interesa.

-Una anécdota para acabar. Es difícil no sorprenderse por su actitud sobre la filtración de su foto con la máscara de Darth Vader.

-¡Esa foto se hizo con mi colaboración! (ríe). Me llamó la directora de Jot Down y dije: "Pues sí, muy bien, me hago la foto". Me parecía divertido. Luego el director y el consejero delegado de El País consideraron que eso era tremendo y no publicaron la portada. Jamás me he encontrado incómodo ni con esa foto ni con lo que se ha dicho. Ni siquiera tengo una idea clara de quién es Darth Vader. Creo que es el malo de la película. ¡Los malos de las películas tienen siempre cierto atractivo!