Alimentación
¿Qué pasará con la cesta de la compra en 2025? ¿Seguirán subiendo los precios?
El año empieza con la recuperación del IVA y varios alimentos aún muy disparados de precio
Paula Clemente
Paula ClementePeriodista
Periodista del equipo de economía. Escribo sobre cuestiones relacionadas con el Consumo, las empresas (especialmente las medianas y pequeñas), el emprendimiento y el tejido tecnológico local.
Es la pregunta del millón, porque siguen habiendo más sensaciones que certezas. La mayoría de asociaciones de empresas dedicadas al negocio de la venta de alimentación (sea cosechando, sea produciendo, sea vendiendo) dan por superada la crisis inflacionista, y respiran tranquilos al sentir que el foco está puesto, por fin, lejos de ellos. Lo cierto es que los precios hace meses que han dejado de dispararse y van subiendo cada vez menos. Pero subir, siguen subiendo. De ahí la gran incógnita: ¿Esta desaceleración de la inflación, se va a convertir en deflación en algún momento? ¿Los precios van a bajar en 2025? Es decir, ¿la cesta de la compra va a llegar a estar más barata o, mínimo, igual de lo que lo estaba antes de que empezaran a dispararse los precios? Vayamos por partes.
Entre enero y noviembre (último dato disponible) la alimentación y las bebidas alcohólicas se han encarecido un 1,7% en España y un 2% en Catalunya. No es un porcentaje muy llamativo y, de hecho, contrasta positivamente con lo que estaba ocurriendo en noviembre del año pasado (+7,3%) y del anterior (+13,9%).
2024 ha sido un año de moderación de la crisis de los precios de la alimentación. Mes a mes, la inflación ha ido suavizando su virulento crecimiento hasta el punto de empezarlo en un +7,4% y terminarlo (por ahora) por debajo del 2%. Pero, cuidado, esto no significa que los precios bajen, significa que suben con mucha menos fuerza que en los meses previos. Más allá de la lectura optimista del cuadro, el dato de noviembre implica que la cesta de la compra está un 30% más cara que en 2020.
La cosa ha cambiado bastante de mitad de año en adelante, pero sí que sigue habiendo casos reseñables. En junio, seguía siendo preocupante el caso del aceite de oliva (se había encarecido un 53% en un año) o el de las frutas frescas o refrigeradas (+14,4%), pero, en el penúltimo mes de 2024, han acabado liderando el podio de los encarecimientos el chocolate (+21,9%) y los zumos de frutas y vegetales (+13,4%). Es cierto que no son artículos tan esenciales en una dieta saludable como el aceite o la fruta fresca, pero son elementos que tiran hacia arriba la inflación. Además, si bien es cierto que empieza a haber productos en negativo (es decir, que están más baratos ahora que hace un año) siguen siendo minoría. Aún suben el cacao, la carne de ovino y caprino, las patatas, el café, la carne de vacuno, las legumbres y hortalizas, la sal… y varios otros etcéteras.
De una lista de 50 productos (entre alimentos y bebidas no alcohólicas) apenas están más baratos que el año anterior unos 10, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El azúcar el que mas (-11,8%), aunque hay que tener en cuenta que llegó a encarecerse por encima del 50%. Lo mismo ocurre con el aceite de oliva, que baja de precio por primera vez en noviembre. Lo hace un discreto 3,7% en comparación con el 70% positivo que relucía a principios de año, pero es un retroceso que sirve de faro al sector. Nadie esconde que será difícil que el aceite de oliva vuelva a los poco más de 2 euros que costaba antes de que el precio empezara a dispararse, pero el sector es optimista respecto a asentarse sobre los 4 o 5 euros. Otros productos que se abaratan son algunos artículos a base de cereales, la pizza, la leche desnatada, el yogur o las salsas.
No está claro, aunque las apuestas van más dirigidas hacia el 'no'. Hay quien está convencido de que, viendo la tendencia a la moderación que arrastramos, en cualquier momento la gráfica cruzará al terreno negativo y la alimentación empezará a estar más barata que el año anterior. Pero si ocurre, probablemente sea algo puntual y discreto, no una bajada que compense lo subido. Hay que tener en cuenta que el índice de precios de consumo (IPC) no muestra una cesta de la compra más barata respecto al año anterior desde enero de 2015. Y hablamos de un -0,15%. Lo habitual, en este terreno, son los encarecimientos estables.
Las principales asociaciones empresariales del sector (AECOC, ASEDAS, ANGED…) auguran moderación y vuelta a la normalidad. Es decir, unos niveles de inflación que fluctúen entre el 0% y el 2% y pocos movimientos bruscos en los precios de los productos que se venden en el supermercado. Todas las fuentes consultadas matizan que si algo demuestra lo sucedido en los últimos años es que estamos en un entorno muy volátil y que todo puede cambiar de un momento a otro, pero si no ocurre ningún suceso extraordinario, los precios se mantendrán estables. Insisten: difícilmente bajarán. “Por experiencia, durante los últimos 20 años, cuando ha habido deflación ha sido por crisis de consumo, es lo que la industria llama ‘destruir valor’”, admite una fuente involucrada en el sector. “Además, hay muchas manifestaciones, sobre todo procedentes del sector agrario, en sentido que por fin los alimentos valen lo que deberían valer [para que se sostenga la cadena]”.
El primero y más importante, la recuperación del IVA de los alimentos tal como estaba. A partir del 1 de enero, el grupo de alimentos básicos que durante buena parte del año se ha vendido con un 0% de IVA –pan, harina, leche, quesos, huevos, frutas, verdura...– y que ahora ya estaba en el 2%, recupera un gravamen del 4%. El aceite de semillas (girasol, soja, colza) y la pasta regresan, también, a su tasa del 10%. La excepción es el aceite de oliva, que tendrá un IVA superreducido del 4%.
"Estas fechas [navideñas], que son muy especiales, muchas veces se utilizan como síntoma de cómo está el consumo. Y el consumo va bien, no hay ni miedo, ni menor disponibilidad". Con estas sensaciones empieza el año el sector de la distribución alimentaria, y, consecuentemente, con una estrategia basada en cambiar lo mínimo posible las rutinas de los últimos meses. Esto quiere decir que seguirá habiendo apuesta por la 'marca blanca' (que supone la mitad de cada cesta de la compra) y por las ofertas. "Las prioridades para 2025 incluyen dinamizar las ventas en volumen y valor, proteger la cuenta de explotación y captar nuevas oportunidades de uso y consumo", resume una de las asociaciones consultadas. "En un mercado tan competitivo como es el de la distribución, el esfuerzo en promociones y descuentos se va a mantener; al tiempo que se seguirán adaptando los lineales a nuevos nichos de consumo e innovaciones", concluye otra.
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