Todo lo que debes saber sobre la operación retorno

Todo lo que debes saber sobre la operación retorno

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Un año más, agosto va llegando a su fin y, por tanto, las vacaciones. A la tristeza que eso conlleva se le suma la operación retorno, cuando todos los que han optado por irse de vacaciones con su coche deciden volver. Como todo el mundo quiere apurar las vacaciones, los últimos días de agosto, es decir, durante este finde y hasta el miércoles que viene, los desplazamientos se intensifican y surgen los atascos y las complicaciones. Es un período muy favorable para las averías, así que hay que tener en cuenta además cómo proceder en caso de padecer una. Sin embargo, teniendo en cuenta una serie de consideraciones, se puede evitar que la operación retorno se convierta en una pesadilla que empañe lo que seguro han sido unas grandes vacaciones.

En primer lugar, como siempre, <strong>es vital tener el coche en perfectas condiciones</strong>. Habría que haber hecho los deberes antes del viaje en cuanto a los niveles, los neumáticos y demás, pero no está de más revisar ciertos aspectos antes de volver a casa. Primero, habrá que verificar el nivel de aceite y rellanarlo si el nivel es bajo, en cuyo caso las probabilidades de sufrir una avería se disparan. Tras el aceite, tocará el líquido de frenos, revisar el sistema de climatización y los antiparabrisas. El primero juega un papel clave en la seguridad al volante, mientras que el segundo y el tercero son indispensables para conducir cómodo y garantizar una buena visibilidad. La presión de los neumáticos también deberá ser comprobada y ajustada según la carga de equipaje y pasajeros.

Planificar el viaje y conducción

Una vez el vehículo está en perfectas condiciones, es importante tomarse un rato para planificar el viaje. Hay que evitar las horas más calurosas y, en medida de lo posible, las horas en las que se sabe que va a haber más tráfico o, en caso de no poder, conocer carreteras alternativas para esquivar retenciones kilométricas.

En el caso del calor, cabe recordar que el conductor reacciona un 20% más lento conduciendo a 35 grados que a 25 grados, es decir, lo equivalente a conducir con una tasa de alcoholemia de 0,5 gramos por litro de sangre, con lo que las horas más calurosas del día suponen un riesgo añadido a la conducción. En cuanto a las retenciones, se producen sobre todo durante las últimas horas del día de los últimos días de vacaciones, alcanzando casi la medianoche el último día. En caso de caer en una retención la premisa es básica, paciencia.

Una vez al volante, es clave cumplir una serie de recomendaciones para garantizar una mayor comodidad y seguridad. La postura es clara: el respaldo debe estar lo más alto posible, casi en ángulo muerto y el asiento a una distancia que permita agarrar el volante con los brazos medio flexionados y pisar a fondo el embrague. El reposacabezas debe estar a la altura idónea, con la parte trasera de la cabeza en el centro del mismo, ya que es un componente importantísimo para evitar lesiones en caso de accidente.

Una vez en marcha, el sistema de climatización debe funcionar siempre en verano, sobre todo en las horas más calurosas. Sin embargo no se debe buscar el frío, sino una temperatura ambiente equilibrada de alrededor de los 20 grados. Sí, el aire acondicionado incrementa el consumo, pero en <strong>NeoMotor os dejamos unos consejos para ahorrar combustible pese a la climatización</strong>. Durante el camino, hay que recordar que se debe parar cada dos horas para hidratarse, sobre todo en verano, y descansar unos minutos. Evitar las comidas copiosas antes del viaje será un acierto, así como llevar gafas de sol para evitar el deslumbramiento provocado por el sol la mayoría de horas de verano.

¿Qué pasa si sufro una avería?

En caso de sufrir una avería, la ley dice que se deben poner los triángulos en la carretera para señalizar correctamente el percance y alertar a los vehículos de la presencia de un coche averiado en la calzada. Según la norma, los triángulos deben colocarse, uno o dos según el tipo de vía, de forma que sean visibles cada uno a 50 metros de distancia. La acción de colocar los triángulos, sin embargo, es peligrosa. Según el Ministerio del Interior, fue durante esta acción en la que sucedieron el 20% de los atropellos en vías convencionales en 2018, accidentes en los que fallecieron cuatro de cada 10 implicados.

Su colocación implica caminar por el arcén unos 50 metros en cada sentido del vehículo en el transcurso de una acción que deja al peatón con escasa visibilidad frente a otros conductores. Según el Reglamento de Circulación, el conductor solo debe salir a poner los triángulos cuando las condiciones de circulación y visibilidad no lo pongan en peligro. <strong>La luz V16 puede entrar en juego</strong> ahora, aunque de momento es solo un complemento y no un sustitutivo de los triángulos.

Una vez se ha decidido salir a colocar los triángulos, y como siempre en la carretera, el móvil debe quedar fuera de la ecuación. En el 98% de los accidentes en los que el responsable es el peatón, la causa es el uso del teléfono móvil. Durante la colocación de los triángulos y la espera a los servicios de asistencia es importante estar concentrado en la carretera y no abstraerse de lo que ocurre alrededor.

En caso de necesidad de desplazarse andando, según la Ley de Seguridad Vial, el peatón deberá caminar en sentido contrario a la circulación salvo cuando las condiciones no sean seguras en ese lado. En autopistas y autovías está prohibida la circulación de peatones salvo en caso, precisamente, de avería, momento en el que solo el conductor, y no el resto de ocupantes, podrán salir del coche. Durante el desplazamiento, es muy importante hacerse visible, por lo que se recomienda durante el día un chaleco o prenda de un color vivo. Por la noche, el chaleco reflectante homologado es obligatorio porque permite a los conductores ver al peatón a 150 metros. Asimismo, mientras se anda por la carretera, se debe estar totalmente alerta del tráfico.

¿Qué debo saber sobre los atascos?

El atasco básico, sobre todo durante la operación retorno, se produce cuando el número de vehículos en una vía supera la capacidad total que puede soportar la misma. Por ejemplo, un carril de autovía tiene, más o menos, una capacidad máxima de 2.000 vehículos cada hora. En una autovía convencional, de dos carriles por sentido, la capacidad sería de 4.000. Cuando la densidad del tráfico se acerca al número empiezan los problemas. En la misma autovía, cuando se llegan a los 3.700 vehículos por hora, éstos empiezan a frenar y a disminuir su velocidad. Además, con cada cambio de carril se provoca una reducción importante de la velocidad. En ese momento, los coches circulan muy pegados y una frenada puede desencadenar el efecto letal que termina por causar un atasco.

Sin embargo, existen otro tipo de retenciones que se producen sin la necesidad de que circulen demasiados vehículos por una misma carretera. Normalmente, estos atascos se producen por culpa de una mala práctica de los conductores, de obras en la carretera o por accidentes.

Cuando, por seguridad, la DGT aconseja que se debe mantener una distancia mínima entre vehículos, también está intentando prevenir atascos. Cuando un coche circula demasiado cerca de otro y, por el motivo que sea, el de delante frena un poco, se puede desencadenar una retención. En el momento en que no se respeta la distancia de seguridad, este ligero toque de freno sin hueco suficiente para no alterar la velocidad de la marcha genera una efecto acordeón que afecta a todo el tráfico que viene detrás, obligando a todos a bajar más la velocidad hasta tener, incluso, que pararse.

El efecto, entonces, se va propagando por la carretera de una manera más rápida que la capacidad de reacción de los conductores. Por eso, cuanto más atrás, más grave es la retención. En estas ocasiones, los primeros coches no se percatan de nada porque siguen su marcha, pero varios metros atrás puede haber un atasco importante.