IBERDROLA

Ecosistemas esenciales para una economía sin emisiones

Hace dos décadas, Iberdrola emprendió una estrategia de crecimiento sostenible, apostando por las energías renovables

De esta forma, la naturaleza se convirtió en su aliada, aportando recursos como el viento, el sol y el agua para la producción de energía limpia

Parque eólico en Carrasquillo, Palencia

Parque eólico en Carrasquillo, Palencia

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Desde entonces, la compañía ha invertido 120.000 millones de euros en una revolución energética que impulsa la descarbonización de nuestra economía, promueve el desarrollo socioeconómico de las comunidades donde opera y, además, convive con ecosistemas naturales. Esta apuesta se ha redoblado con un plan de inversiones, que está ya reactivando la industria y el empleo, al que destinará 75.000 millones de euros a 2025, que serán 150.000 millones de euros a 2030. 

Esto permitirá que para 2025 la compañía haya duplicado su capacidad renovable en el mundo, hasta los 60.000 MW, que serán cerca de 100.000 MW al final de la década. En la actualidad, las emisiones de dióxido de carbono de la compañía son dos tercios inferiores a las de sus competidores y el objetivo es ser neutra en carbono en Europa en 2030 y a nivel global en 2050.

Cero pérdida neta de biodiversidad

En el 2020, la energía eólica generada en nuestro país evitó expulsar 29 millones de toneladas de C02 a la atmósfera

Consciente de que frenar la pérdida de biodiversidad es también clave para combatir el cambio climático, Iberdrola desarrolla más de 750 acciones de protección de la biodiversidad al año en el mundo. Su objetivo es alcanzar la cero pérdida neta de biodiversidad en 2030, año para el que también planean plantar 20 millones de árboles. 

En cada proyecto renovable, la compañía aplica la jerarquía de mitigación en los procesos de evaluación de impacto ambiental (evitar, minimizar, remediar y como última opción compensar). En estos se analizan las alternativas para evitar la localización de nuevas infraestructuras en áreas protegidas o en aquellas con alto valor en biodiversidad sin figura de protección y, además, introduce buenas prácticas ambientales con un enfoque y una metodología sistemáticos y siempre con el apoyo de expertos independientes. 

En colaboración con la Universidad de Salamanca, por ejemplo, estudia la interacción del buitre leonado con parques eólicos en la provincia de Albacete y, a través del proyecto Monachus, analiza la recuperación del buitre negro en el sistema Ibérico. Otras investigaciones están relacionadas con el águila real, águila imperial, quebrantahuesos y lince ibérico. Asimismo, a través de su Fundación en España y en alianza con SEO/BirdLife, Iberdrola desarrolla una campaña de salvamento de aves agroesteparias en Extremadura. 

Varios estudios sobre la incidencia de los proyectos renovables en el entorno han señalado que los parques solares pueden ayudar a restaurar las condiciones ideales para los hábitats de los polinizadores; o, por ejemplo, que el sombreado parcial los parques solares crea un microclima que favorece el crecimiento abundante de flores y polinizadores más variados.

Velando por la buena salud de 20.000 hectáreas de selva amazónica

Hasta 20.000 hectáreas de selva amazónica se han beneficiado de las acciones para la protección y preservación de este ecosistema llevadas a cabo por Neoenergia, filial brasileña de Iberdrola, a través del Programa de Recomposición Forestal y la implementación del Área de Protección Permanente de la central hidroeléctrica de Teles Pires, situada entre los estados de Mato Grosso y Pará.

Desde su puesta en marcha, en 2015, la compañía ha llevado a cabo iniciativas para la conservación de una superficie de bosque tropical equivalente a 28.000 campos de fútbol. Las acciones benefician a todo el ecosistema local, protegiendo manantiales y fuentes de agua, reduciendo la erosión del suelo y el encenagamiento de los ríos, proporcionando refugio y alimento a los animales.

Entre las áreas protegidas, 15.500 hectáreas de bosque tropical se encuentran en una etapa avanzada de preservación, con una gran diversidad de especies de fauna y flora. En el área de protección del embalse de Teles Pires, de 194 kilómetros cuadrados, se han reforestado 955 hectáreas degradadas con especies autóctonas, como el Cedro Rosa, el Ipê Amarillo y la Caoba. Otras 978 hectáreas se han excluido del uso humano, lo que permitirá una regeneración natural, fomentando la biodiversidad regional.