POBREZA INFANTIL

Madres luchadoras durante la crisis sanitaria

El programa de la Fundación La Caixa, Caixa Proinfancia, que lucha contra la pobreza infantil, ayuda durante el estado de alarma a familias como la de Vanesa, una madre soltera de tres hijas que ha tenido que parar de trabajar por la situación excepcional

El programa Caixa Proinfancia ayuda durante el estado de alarma a familias como la de Vanesa

El programa Caixa Proinfancia ayuda durante el estado de alarma a familias como la de Vanesa / periodico

Amalia Bulnes

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Vanesa Herrero tiene 32 años y tres hijas de 13, 12 y 8. Comenzó a trabajar a la edad que tiene ahora la mayor, mientras se hacía cargo de una casa con cuatro niños en el centro de Sevilla. Desde entonces, se ha reciclado en otros ámbitos (cocinera y quiromasajista, principalmente) para poder sacar a su familia adelante en solitario. Este año ha celebrado el Día de la Madre con incertidumbre. Su actividad laboral se ha parado en seco a causa de la alerta sanitaria y sobrelleva la situación con ayuda de la Asociación Educativa y Cultural Nuestra Señora de Candelaria y el apoyo del programa CaixaProinfancia. Aun así, no le falta la sonrisa: “No me queda más remedio que ser optimista”.

Keila, a sus 13 años, estudia 1º de ESO y va muy bien en clase. Lleva viendo trabajar a su madre desde que nació y eso, quizás, la haya convertido en adulta antes de tiempo. “Es la mamá sustituta”, asegura con orgullo Vanesa que, con 32 años, ha criado en solitario a Keila y dos hijas más: Andrea, que está en 3º de primaria; y Vanessa (“ella, con dos eses, pero le decimos Keke”, nos explica cariñosa), a la que le gusta combinar sus estudios de 5º con las clases de teatro y deporte de la A.E.S. Candelaria. 

Situada en el barrio de Sevilla conocido como Los Pajaritos —uno de los de renta per cápita más baja de toda España—, esta entidad ejerce de catalizador de familias como la de Vanesa, que tuvo que mudarse a este distrito hace dos años y medio “por problemas económicos”, y que encuentra en este oasis la ayuda perfecta para mejorar sus condiciones de vida, tanto desde el punto de vista de la prestación que recibe como del apoyo emocional y educativo con el que cuentan las familias de la A.E.S Candelaria a través del programa CaixaProinfancia.

Sin embargo, la situación actual ha modificado de raíz la vida diaria de la familia de Vanesa, a la que esta madre, sin más ayuda que sus dos manos para trabajar, se entrega con más optimismo que preocupación. “Yo tenía buenas perspectivas, ahora estaba en un catering y tenía la vista puesta en la temporada de comuniones, pero todo eso se ha caído”, explica. Igualmente, alternaba este trabajo con otros de limpiadora doméstica y quiromasajista, ocupaciones que tampoco puede desempeñar en este período

Por suerte, la A.E.S Candelaria, con el apoyo de CaixaProinfancia, Cruz Roja y los Servicios Sociales de la Junta de Andalucía, dan un pequeño respiro a Vanesa que, a pesar de todo, no cesa en su empeño: “Este año va a estar todo muy complicado en los sectores en los que tradicionalmente vengo trabajando, pero yo me adapto a todo. Estoy presentando currículums para alimentación, supermercados, lo que sea”, asegura. 

Madre y profesora

Además, la falta de recursos económicos la suple con una enorme fortaleza emocional y determinación en la educación de sus hijas, que, asegura, “llevan bastante bien el confinamiento”.

“Hemos intentado mantener el mismo hábito: nos levantamos las cuatro muy temprano y atendemos las clases del colegio, que mandan muy bien explicadas por correo electrónico, además de las videollamadas de la asociación”, relata. Por la tarde “hacemos deporte, juegos y manualidades. No me aburro. Es más, te diría que ahora es incluso más intenso: no tengo tiempo para nada”, admite Vanesa, a la que en estos días sin poder salir de casa y sin colegio la están obligando a hacer “hasta de profesora: cuando entra un tema nuevo me entra la inseguridad, porque cada profesor tiene una técnica y una manera de explicar; pero yo les consulto, no me importa. Los tengo fritos a preguntas”, bromea. 

La propia Vanesa, que comenzó a trabajar como empleada doméstica a los 13 años y con 17 ya se hacía cargo de la cocina de un bar en el centro de Sevilla, decidió hace unos años terminar sus estudios básicos y aprobó la ESO el año pasado. “Ahora quiero estudiar oposiciones para celadora de hospital, pero en estos días toco todos los estudios menos los míos”, bromea en relación a las tareas de sus hijas.

Mirada optimista

Su objetivo a medio plazo es regresar al barrio en el que reside su madre y que tuvo que abandonar, pero a donde seguían acudiendo a diario sus hijas para ir al colegio hasta la llegada del estado de alerta. “Los Pajaritos no es lugar para ver crecer a las niñas. De hecho, aún no las he sacado desde que se permitió a los niños salir a la calle. Estuve asomada al balcón toda la mañana y me dio ansiedad: hay suciedad y mucho revuelo, lo dejaré para más adelante”, admite.

Sin embargo, a lo largo de todo este relato, Vanesa no ha dejado de sonreír, de contar maravillas de sus hijas —“las tres ayudan muchísimo”, sostiene— y de bromear con todo lo que tiene por delante: “Por si fuéramos pocos, también tenemos un perro y un gato”, cuenta con una sonrisa. No ha gastado ni un minuto de la conversación en quejarse y, lo dice a boca llena. Aguanta la situación como mejor puede: “Me tengo que reír. Ser optimista en mi caso es casi una obligación, no me queda otra”.

***Escucha la canción Mi fuerza es tu voz, de la cantante María Única, que hemos creado para rendir tributo a todas las madres que, como Vanesa, siguen dándolo todo por sus hijos durante este confinamiento. Y aquí puedes descargarte el póster.