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Los topos aventureros

El Espeleo Club Barcelonès nace de la fusión de dos asociaciones vinculadas a la espeleología y la montaña

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jose42621042 barcelona 22 03 2018 distritos reportaje de espeleo club b180412125234 / ELISENDA PONS

Sílvia Alberich

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«Descubrir una cavidad en la que no ha estado nadie antes es una experiencia única y emocionante", expresa Albert Montoriol, médico,  de 57 años, quien lleva 43 practicando espeleología. Sigue haciéndolo con el mismo entusiasmo que antaño."Puede llevarte décadas explorar una cueva por su profundidad y desnivel", añade. 

Montoriol es el vicepresidente del Espeleo Club Barcelonès (Sant Pere Més Alt, 25), una entidad surgida el 1 de enero de este año de la fusión del Espeleo Club de Gràcia y el Club Muntanyenc Barcelonès, dos asociaciones montañeras con una larga trayectoria. El Espeleo Club de Gràcia nació en 1979 y cuenta con socios jóvenes, mientras que el Club Muntanyenc Barcelonès se fundó en 1931 y sus miembros son de más edad. 

La unión de ambos surge por la necesidad de aunar espeleólogos para formar un grupo más potente que pueda dedicarse a la exploración, la gran pasión de la mayoría de los miembros de esta entidad."La idea es optimizar recursos", explica Jordi Borràs, presidente del Espeleo Club Barcelonès. De ahí que la amplia sala de reuniones del Club Muntanyenc sea ahora la sede de la nueva entidad.

Enorme hemeroteca

La sala está situada en la tercera planta del Centre Pere Apòstol, un espacio sociocultural que alberga distintas asociaciones. En su interior, dos hileras de vitrinas aguardan incontables publicaciones sobre espeleología."Es la mayor colección del mundo", afirman los miembros de  la entidad, que calculan que la colección tiene entre 15.000 y 20.000 ejemplares. Los hay de distintas formas, idiomas, tamaños y épocas. En esta singular biblioteca también hay una pequeña estancia destinada a guardar cuerdas, arneses, mosquetones y otros materiales imprescindibles en espeleología.

La asociación, que cuenta con miembros de entre 2 y 85 años, organiza salidas cada fin de semana."Aunque hay mayoría de hombres, cada vez se apuntan más mujeres, que resisten jornadas larguísimas", asegura Borràs. Una de ellas es Esther Oliva, de 31 años, que descubrió la espeleología hace cuatro a través de una amiga, y está"enganchada"."Además del espíritu de superación, es una actividad donde hay un gran compañerismo". Tanto es así que se este deporte le ha permitido conocer a compañeras como Laura Moreno, una profesora de 32 años que la practica desde hace seis.

Cursos

Algunos de los miembros de esta entidad han explorado lugares tan dispares como Argelia, Papúa Nueva Guinea o el Cáucaso, aunque actualmente desarrollan su actividad principalmente en los Pirineos y los Picos de Europa. La hipotermia, el frío, el agua de las cuevas y la caída de piedras son los elementos más peligrosos a los que tienen que hacer frente. Borràs y Montoriol, los más veteranos, han llegado a pasar hasta tres días en una cueva y a atravesar 1.300 metros de desnivel."El 70% de la espeleología es mental, el 30%, físico. Si el coco va bien, resistes", asegura el presidente. 

Estos contratiempos no frenan las ganas ni la motivación que les despierta esta actividad, más desconocida que el barranquismo, otra de las opciones que oferta la entidad."Mucha gente practica barranquismo, porque es más  lúdico y popular", expresa Oliva. Aun así, defienden las virtudes de la espeleología."Si vas bien equipado, es difícil cometer un error, algo que puede pasar en el barranquismo", afirma el presidente.

Además de las salidas semanales, la entidad ofrece cursos de topografía, iniciación a la espeleología y barrancos, según la demanda. Incluyen teoría y dos fines de semana de práctica sobre el terreno.