AYUDAR A INMIGRANTES

Una oenegé de Ciutat Vella busca docentes voluntarios

Eicascantic necesita profesores altruistas de español y alfabetización para 500 extranjeros

Una clase en el Espai d'Inclusió i Formació Casc Antic (Eicascantic) que forma a unos 500 alumnos, la mayoría extranjeros.

Una clase en el Espai d'Inclusió i Formació Casc Antic (Eicascantic) que forma a unos 500 alumnos, la mayoría extranjeros.

Beatriz Pérez

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El Espai d'Inclusió i Formació Casc Antic (Eicascantic) necesita con urgencia unos 15 voluntarios para el próximo trimestre, que comienza mañana 4 de abril y finalizará el 20 de junio. El voluntariado es el auténtico pulmón de esta entidad, con sede en Comerç, 42, en el barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera. La oenegé, que lleva 40 años trabajando en la formación de adultos, cuenta con 500 alumnos a los que instruyen 45 voluntarios por trimestre.

"Dadas las recientes bajas, necesitamos nuevos voluntarios para enseñar lengua castellana y para la formación instrumental básica, es decir, la alfabetización", explica Judith Olmo, coordinadora de Eicascantic. Los horarios de trabajo son de mañanas y de tardes. "Los voluntarios lo son todo en esta entidad. El motor son los alumnos, pero la gasolina son los voluntarios. Sobre todo si se tiene en cuenta los bajos recursos dedicados a estas entidades".

Los alumnos de la entidad son, en su mayoría, personas inmigrantes, aunque también hay catalanes o de otros lugares de España. Parte de los extranjeros son magrebís que acuden a Eicascantic porque necesitan el certificado de español. Otros aprovechan para aprender a leer y escribir, algo que no pudieron hacer en su lengua materna en sus países.

Eicascantic no exige a los voluntarios otra cosa que el compromiso de dar, como mínimo, una clase a la semana. "No pedimos formación previa y facilitamos el material", asevera la coordinadora.

Historia en el barrio

La historia de Eicascantic ha estado siempre vinculada al barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera. "La entidad se fundó aquí por voluntarios que se dedicaban a la alfabetización de mujeres", cuenta Olmo. Eicascantic fue evolucionando porque así lo hizo Barcelona y, en especial, Ciutat Vella con la llegada de personas de otros países. "Tenemos muchos más alumnos en los últimos años. Nosotros somos un espacio dedicado a la acogida. No solo vienen a aprender. También se sienten apreciados".

Eicascantic cuenta también con un departamento de mediación, en el que da orientación laboral, asesoría jurídica y acompañamiento en temas de documentación a las personas que vienen de fuera.

No es difícil entender que esta entidad es mucho más que un centro de lenguas, sino que es, sobre todo, un espacio de acogida de todo aquel que viene de fuera. Y una invitación a los ciudadanos de Barcelona, a participar en este proceso de bienvenida a los extranjeros.

Maite Aguilera, de 34 años, lleva cuatro como voluntaria en la entidad. "Entré en un momento en que no tenía trabajo. Quería hacer algo útil. Enseño español, pero antes hacía alfabetización a jóvenes inmigrantes que han llegado solos a la ciudad". Aguilera asegura que su colaboración con Eicascantic le aporta "energía" y una gran "satisfacción personal". "La relación con los alumnos es preciosa y conoces realidades muy distintas". añade.

Jaume Espasa, de 72 años, suscribe esta idea. "Aprendo yo más de ellos que ellos de mí", asegura. Espasa es uno de los voluntarios más veteranos de la entidad, donde lleva una década. "Entré cuando me jubilé. Para mí es una oportunidad de conocer sus culturas".