Un santo patrón sobre ruedas

La calle del Regomir alberga una minúscula capilla de 1503 que fue pionera en la bendición de automóviles

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zentauroepp42579940 regomir180320180754 / LUAY ALBASHA

Beatriz Pérez

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Cada 10 de julio, en el barrio Gòtic se celebra la antigua bendición de coches antiguos con motivo de San Cristóbal, desde hace siglos patrón de los viajeros y, desde principios del XX, patrón de los automóviles. Aunque se trata de una tradición que se oficia en otros lugares del mundo, la capilla de Sant Cristòfor del Regomir (Regomir, 5), una miniatura de apenas cinco metros cuadrados, tiene la singularidad de haber sido la primera en introducir esta práctica en España en el año 1907.

El primer coche en ser bendecido fue el de Santiago Rusiñol, que iba acompañado de los pintores Ramon Casas y Santiago Utrillo. La diada de San Cristóbal en esta capilla pasó entonces a ser tan importante que pronto fue imitada por otras parroquias de la ciudad. Pero la de la calle del Regomir era sin duda la más prestigiosa y a la que acudía la nobleza de la ciudad.

Esta pequeña iglesia, situada justo al lado del Centre Cívic Pati Llimona, de estilo neogótico y con un suelo de mosaico hidráulico, se construyó en 1503, en el lugar en el que, desde tiempos inmemoriales, se había dado culto a san Cristóbal. No es gratuito el lugar elegido para levantar esta capilla, pues en este punto del barrio Gòtic había estado antes el Portal de Mar (la entrada a Barcelona desde el puerto marítimo y por tanto muy transitada) de la primera muralla romana. Por ahí se adentraban los viajeros en la ciudad; san Cristóbal los protegía.

Gestión vecinal

Según Josep Capdevila, archivero de la basílica de los Sants Màrtirs Just i Pastor y autor del libro 'La Capella de Sant Cristòfor i el barri del Regomir de Barcelon', el motivo de su construcción fue una epidemia de peste que  a principios del XVI mató a 6.250 barceloneses en cuatro meses.

En la edad media era frecuente en toda Europa el culto a san Cristóbal, a quien se consideraba, además de patrón de los viajeros, protector de pestes, hambrunas y otras calamidades. "Se cree que la obra de la capilla de Sant Cristòfor del Regomir fue un voto de Barcelona para implorar la protección del santo", cuenta Capdevila.

Tres figuras

Una de las particularidades de esta capilla, en la que solo se celebran misas los martes a las siete de la tarde, es que desde sus inicios ha estado gestionada por el vecindario. Es algo que dura hasta hoy. "Es una capilla vecinal y está administrada por vecinos del barrio", comenta Capdevila, que es además el presidente de la junta de la capilla. Esta iglesia tiene en su interior tres figuras (la de san Cristóbal con el Niño Jesús, la de san Sebastián y la de san Roque), un pequeño altar y ocho pequeños bancos de madera.

Los fieles pueden acercase a rezar, a través de unos cristales, cada día de 8 a 14 y de 17 a 19 horas, aunque son muchos los curiosos que se acercan simplemente para ver qué hay en este pequeño rinconcito de la calle del Regomir. "Es una de las muchas sorpresas que esconde este barrio", señala delante de las puertas de la capilla Johanna, una austriaca de 35 años que ha venido de visita a la ciudad. 

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