CIUTAT VELLA

Licencia para tocar en la calle

A cuatro manos 3 Matteo Queseno y Alberto Stocker (derecha) interpretan sus temas en la avenida de la Catedral, uno de los puntos más cotizados por su atractivo turístico.

A cuatro manos 3 Matteo Queseno y Alberto Stocker (derecha) interpretan sus temas en la avenida de la Catedral, uno de los puntos más cotizados por su atractivo turístico.

LUIS BENAVIDES

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El Distrito de Ciutat Vella es el único de la ciudad de Barcelona que regula las actuaciones musicales en la vía pública a través de un proyecto cultural. Se llama Música al carrer y está gestionado por técnicos del Centre Cívic Convent de Sant Agustí (Comerç, 36), quienes confeccionan anualmente la lista de los artistas con permiso para tocar y los puntos autorizados, y coordinan el reparto mensual de emplazamientos y horarios.

El pasado lunes 9 de febrero, 27 músicos se sumaron al centenar de artistas con permiso municipal para tocar. «Se presentaron 158 candidatos para conseguir una acreditación y las repartimos por sorteo, mediante un programa informático. Aquí no hacemos pruebas o audiciones pero tenemos reuniones previas con los músicos y pedimos un currículo con su experiencia o conocimientos musicales», explica Òscar Martínez, dinamizador del Centre Cívic Convent de Sant Agustí y encargado del proyecto Música al carrer desde hace tres años.

La actividad de los músicos en la calle se comenzó a regular en el 2004 con el proyecto Música al carrer y una normativa propuesta por el Ayuntamiento. «La relación de los músicos y Ciutat Vella viene de lejos, y surgió de forma espontánea, por la centralidad del distrito. La idea del proyecto era regular esta actividad para facilitar su trabajo pero también para poner ciertas limitaciones de horarios y decibelios. Su actividad no puede perjudicar a los vecinos y comercios», afirma la concejala de Ciutat Vella, Mercè Homs.

DIGNIFICAR SU ACTIVIDAD

 Tomás Rooney, cantante y saxofonista, vecino de Sabadell, es uno de los 27 músicos seleccionados. «Este proyecto me parece genial porque puedes tocar tranquilo, sin miedo a que te requisen tu instrumento. Es una manera de dignificar nuestro trabajo», subraya Rooney, quien espera complementar con estas actuaciones sus trabajos esporádicos.

Las personas autorizadas tienen un carnet que deben llevar siempre encima y en un lugar visible ante una posible inspección por parte de la Guardia Urbana y disponen de dos horas como máximo para tocar en el punto autorizado que les corresponda. «El sorteo mensual persigue que todos los músicos tengan las mismas oportunidades de tocar en los mejores sitios. Hay 23 espacios autorizados pero los más solicitados son Portal de l'Àngel, la avenida de la Catedral, las calle del Bisbe, y de Cucurulla y algún punto de la Barceloneta», enumera Martínez.

Los decibelios, horarios y el número de instrumentos al mismo tiempo (hasta un máximo de 6 músicos) varía en función de las características de cada punto. En general, las actuaciones a pie de calle en Ciutat Vella no pueden comenzar antes de las 11 de la mañana y deben acabar antes de las 9 de la noche. «Solo pueden tocar en franjas de dos horas. Es una manera de respetar a los vecinos, comercios o personas que trabajan cerca de estos puntos. Algunos músicos tienen poco repertorio y podría ser muy duro escuchar una y otra vez las mismas canciones», cuenta el responsable del proyecto.

NUEVA NORMATIVA

 Músicos y Ayuntamiento, con técnicos del Centre Cívic Convent de Sant Agustí como intermediarios, están trabajan en una nueva normativa para pulir algunos aspectos que preocupan a las diferentes partes. «Los músicos nos constituimos como asociación a finales del 2014 para poder sentarnos con el Distrito. Había el rumor de que el Ayuntamiento planeaba cobrarnos por primera vez una tasa por ocupar la vía pública, como ya hace con las estatuas humanas, por ejemplo», cuenta uno de los miembros de la junta de la Associació de Músics i Intèrprets de Carrer (AMIC), quien afirma que prefiere mantenerse en el anonimato. «Algunos, muy pocos, tocan por puro arte. La mayoría es porque no tienen otra manera de ganarse el pan y muchos están viviendo por debajo del umbral de la pobreza», subraya el miembro de AMIC.

El ruido ambiental de algunos puntos ha llevado a los músicos a proponer una prueba piloto con «amplificadores de baja salida», detalla el representante de AMIC. «Se trata de subir un poco el volumen, pero sin molestará a nadie», añade.