Investigación científica

Catalunya impulsa un estudio para entender la relación entre la crisis climática y alzhéimer

Un equipo de investigadores analiza el impacto de las altas temperaturas en la evolución de esta enfermedad neurodegenerativa

Respirar aire contaminado aumenta el riesgo de sufrir alzhéimer

Dos mujeres se refrescan con un abanico durante la ola de calor de este verano en España.

Dos mujeres se refrescan con un abanico durante la ola de calor de este verano en España. 

Valentina Raffio

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Barcelona
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Cada vez son más los estudios que ahondan en el impacto de la crisis climática en nuestra salud y, sobre todo, en la aparición de enfermedades crónicas. Ya son varios los trabajos que, por ejemplo, apuntan a que la exposición a la contaminación o a las altas temperaturas podría estar acelerando el envejecimiento cerebral y propiciando el desarrollo de ciertas enfermedades neurodegenerativas. ¿Pero por qué ocurre esto y, sobre todo, qué podemos hacer para evitarlo? Un consorcio de centros de investigación catalanes acaban de poner en marcha un estudio pionero para entender la relación entre la crisis climática y el alzhéimer. “Cuanto más comprendamos este problema, más soluciones podremos plantear”, afirma Natàlia Cullell, investigadora de la Mútua de Terrassa que está impulsando este trabajo.

El objetivo de esta iniciativa, explica Cullell, es investigar cómo el cambio climático podría influir en la progresión de la enfermedad del alzhéimer en sus etapas iniciales. “Para ser más exactos, queremos averiguar si los extremos de temperatura, y más concretamente el calor, pueden acelerar la evolución de la patología”, afirma la investigadora en una entrevista con EL PERIÓDICO. “Se trata de un campo de investigación emergente en el que tenemos algunas pistas pero aún mucho por investigar. Nuestro trabajo, por ejemplo, será uno de los primeros en analizar la relación entre altas temperaturas, cambios epigenéticos y alzhéimer”, comenta la científica, quien también afirma que, más allá de entender en profundidad el mecanismo detrás de este fenómeno, también se indagará en posibles soluciones para minimizar los daños en el cerebro de los pacientes afectados por esta enfermedad.

"Nuestro trabajo será uno de los primeros en analizar la relación entre altas temperaturas, cambios epigenéticos y alzhéimer"

Natàlia Cullell

— Científica

Esta investigación surge de la creación de la primera cátedra sobre salud y cambio climático impulsada en Catalunya, que despegó hace dos años de la mano de la Universitat de Barcelona (UB) y la Fundació Docència i Recerca Mútua Terrassa Mutua. La iniciativa, creada para fomentar iniciativas de docencia, investigación, formación y divulgación, está impulsando proyectos de todo tipo para entender más y mejor el impacto de la crisis climática en nuestra salud. En este caso, la investigación ha recibido una subvención de 80.000 euros  del programa Investigación Joven y Emergente promovido por el Ayuntamiento de Barcelona.

Posibles soluciones

En estos momentos, explica Cullell, el proyecto aún se encuentra en su fase inicial. El estudio comenzó oficialmente en diciembre de 2024 y actualmente ya se ha logrado reclutar al 70% de los voluntarios que participarán en esta investigación, que en total estudiará el caso de 96 pacientes con diagnóstico inicial de alzhéimer durante un total de dos años. En cada caso, los participantes proporcionarán de forma periódica muestras de saliva y pasarán por evaluaciones cognitivas, herramientas que en ambos casos permiten evaluar la progresión de la enfermedad desde distintos puntos de vista. “Ya hemos recogido muestras de saliva que nos permiten estudiar la progresión de la enfermedad durante picos de frío. Más adelante, de cara al verano, recopilaremos muestras para estudiar el impacto del calor extremo”, comenta la especialista.

La investigación también intentará dar pautas a los pacientes para minimizar los riesgos del calor sobre su cerebro

El principal objetivo de este proyecto es investigar cómo los extremos de temperatura, especialmente los de calor, pueden impulsar una serie de cambios genéticos (mejor dicho, epigenéticos) y, a su vez, afectar la progresión del alzhéimer. A partir de ahí, también se intentará descifrar cuál es el mecanismo exacto por el que ocurre este proceso y de ahí, eventualmente, se podrían derivar otras investigaciones en las que se intente encontrar un fármaco para ralentizar o frenar este fenómeno. “Una vez identificado el problema, también queremos proponer soluciones para ayudar a los pacientes. Por ejemplo, queremos estudiar la utilidad de reforzar las terapias de estimulación cognitiva durante los episodios de calor extremo”, añade la científica. Por ejemplo, invitar a los pacientes a hacer más ejercicios “para pensar” y “entrenar el cerebro” durante los meses de calor. 

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