Guía didáctica

8 claves para entender el futuro de la erupción de La Palma

Ya ha pasado un mes del estallido del volcán de La Palma. Mientras la tierra ruge y sigue escupiendo fuego, los expertos creen que esta erupción todavía está lejos de llegar a su fin. Domingo Gimeno, catedrático de geología de la Universitat de Barcelona (UB), y Janire Prudencio Soñora, profesora de geofísica volcánica de la Universidad de Granada (UGR), explican 8 claves para entender el futuro de esta erupción.

Sigue la erupción en La Palma, tras el derrumbe parcial del cono principal

Sigue la erupción en La Palma, tras el derrumbe parcial del cono principal / EFE / CARLOS DE SAÁ

Valentina Raffio

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1 ¿Cuándo llegaron las primeras señales de alerta sobre esta erupción?

"La primera señal de alerta llegó entre 2017 y 2018, cuando se registraron una serie de enjambres sísmicos en La Palma", explica Prudencio. Por aquel entonces, relata la científica, ya fueron varios los expertos que interpretaron estas señales como un aviso de una pronta erupción. Tras unos años de relativa calma, las alertas se volvieron a encender en septiembre de 2021, cuando un nuevo enjambre sísmico dejó hasta 25.000 temblores de baja intensidad en tan solo una semana y causó una deformación del suelo de más de 10 centímetros. "Cuando la actividad sísmica se intensifica de esta manera, y los temblores detectados son cada vez más superficiales, la probabilidad de que ocurra una erupción está cada vez más cerca", argumenta Prudencio. 

"Sabíamos que iba a haber una erupción, pero no se podía poner una fecha exacta. Podían ser cuestión de días, semanas o meses", comenta la sismóloga. "Los análisis previos a la erupción se realizaron correctamente. No falló nada. Todo se hizo bien. Pero a diferencia de lo que ocurre con el parte del tiempo, cuando hablamos de volcanes no podemos hacer predicciones precisas", zanja. 

2 Un mes después del estallido del volcán, ¿cómo puede evolucionar esta erupción?

La respuesta rápida es que no se sabe. Para entender el porqué de esta incertidumbre, Gimeno invita a pensar en este volcán como un intrincado sistemas de cañerías subterráneas que canalizan el magma desde el interior de la tierra hacia la superficie. No conocemos su estructura, por lo que es imposible saber qué tanto material hay, pero gracias a los registros sísmicos podemos estimar cómo avanza la erupción y qué recorrido está tomando el magma. "En estos días se está detectando actividad sísmica a 12 y a 40 kilómetros de profundidad, en un punto más al sur de la boca principal del volcán. Esto nos indica que debe haber un embalse de magma que está intentando buscar salida", comenta el científico. Este mismo viernes, de hecho, la apertura de una nueva boca eruptiva al sudoeste ha confirmado este pronóstico.


Según recoge el último informe del Instituto Volcanológico de Canarias, tras un mes del estallido del volcán, la erupción sigue alternando fases explosivas y fases efusivas. En estos momentos predomina la fase efusiva, caracterizada por una mayor emisión de lava (que se dirige hacia el mar) y una menor expulsión de piroclastos y cenizas. Los registros más recientes muestran que la superficie afectada por la lava ya se acerca a las 700 hectáreas y que el ancho máximo de la colada está en los 1.770 metros. 

3 ¿Cuáles son los principales puntos de riesgo?

La boca del volcán y las coladas de lava, que siguen abriéndose paso por el terreno, siguen siendo las zonas de mayor riesgo de toda la isla. Más allá de estos puntos, en los que se centran todos los planes de evacuación, Prudencio apunta a dos factores de riesgo más que cabe tener en cuenta de cara a la seguridad de los isleños. La lluvia de cenizas, protagonizada por minúsculas rocas volcánicas, podría acumularse y causar daños en infraestructuras y hogares alejados del epicentro de la erupción. Por eso mismo hay que extremar las tareas de limpieza en las zonas afectadas por este fenómeno. También hay que vigilar el efecto de los gases volcánicos, que pueden recorrer largas distancias y provocar desde problemas respiratorios y hasta irritación en los ojos. 

4 ¿Es cierto que existe un riesgo de tsunami?

No. Interpelados por este diario, ambos científicos lanzan un rotundo no. "Ahora mismo, es más probable que te alcance un rayo que la erupción de La Palma provoque un tsunami", ilustra Gimeno. Según explica Prudencio, para que ocurriera un tsunami deberían producirse una serie de escenarios que, en estos momentos, son casi imposibles. Haría falta un terremoto de enorme magnitud (que difícilmente se daría en una zona como Canarias, donde no hay ninguna falla terrestre) y que viniera acompañado de un enorme desprendimiento de tierra (equivalente al desplome instantáneo de media isla) para provocar un tsunami. La posibilidad de que esto ocurra es tan remota que roza lo imposible.  

"Ahora mismo, es más probable que te alcance un rayo que la erupción de La Palma provoque un tsunami"

— Domingo Gimeno, gelólogo

"Estamos muy lejos de que se produzca algo así. Alimentar el miedo a un tsunami es una irresponsabilidad porque, además de ser falso, contribuye a alimentar el miedo en personas que están asustadas y que ya han perdido mucho", reflexiona Gimeno en una entrevista con este diario. 

5 ¿Hay alguna conexión entre esta erupción y otras que están ocurriendo en el mundo?

"No. Es pura casualidad. Las erupciones de estas últimas semanas han ocurrido en contextos geodinámicos completamente diferentes y no tienen nada que ver entre sí", zanja Prudencio. Según explica la científica, se estima que cada año ocurren alrededor de 50 erupciones volcánicas repartidas por el globo. Si a esto le sumamos que algunos volcanes como el Etna destacan por ser muy activos, la coincidencia entre erupciones resulta casi natural.

"Las erupciones de estas últimas semanas no tienen nada que ver entre sí"

— Janire Prudencio Soñora, sismóloga

"Ahora mismo podemos tener la sensación de que hay más erupciones volcánicas y terremotos por el mundo porque la erupción de La Palma nos ha puesto en alerta. Estamos más susceptibles a este tipo de noticias, pero las erupciones siempre han estado allí. Lo que pasa es que antes no les hacíamos demasiado caso", comenta la sismóloga.

6 ¿Cuánto tiempo podría durar esta erupción?

Imposible saberlo con total certeza. Según explica Gimeno, los volcanes canarios (y más específicamente los de tipo estromboliano) pueden seguir activos durante varios meses. En 1949, la erupción del volcán de San Juan, también en La Palma, duró 42 días (desde el 24 de junio hasta el 4 de agosto). La elevada tasa de emisión del nuevo volcán de Cumbre Vieja hace prever que su erupción podría ser mucho más duradera que la de su antecesor. Aunque por ahora, argumentan los expertos, sería arriesgado dar una previsión exacta de su duración.

Tsunami de lava en el volcán de La Palma

Tsunami de lava en el volcán de La Palma. / EFE

Gran parte de la incertidumbre se debe a la falta de una estimación precisa de cuánto magma hay bajo este volcán. "Al principio se estimó que podría haber una decena de millones de metros cúbicos, pero unas semanas después de la erupción vemos que ya se han sobrepasado los 60 millones y que todavía queda mucha erupción por delante", ilustra Prudencio. "Si no sabemos cómo es el interior del volcán y cuánto material almacena es complicado saber cuánto tardará en vaciarse", comenta la científica. 

7 ¿Cuándo sabremos que la erupción ha terminado?

Gimeno explica que hay al menos dos factores que ayudarán a prever el fin de esta erupción: la actividad sísmica (sobre todo en superficie) y la expulsión de lava. "Cuando disminuyan drásticamente y se mantengan así durante una semana o dos, probablemente podamos decir que la cosa se está calmando. El fin de esta erupción difícilmente llegará de un día para otro", comenta el investigador. Hasta entonces, explica, no podemos interpretar un día de calma como el fin de este proceso.

8 ¿Cuánto tardará la isla en volver a la normalidad después de la erupción?

Esta incógnita dependerá, por una parte, de la gestión que se haga de los planes de recuperación y, por la otra, del escenario que deje el suelo volcánico. Según explica Gimeno, el primer factor a tener en cuenta es que las coladas podrían tardar varios meses en enfriarse del todo. En los puntos donde la lava ha superado los cincuenta metros de altura, habrá que esperar hasta un año antes de plantear cualquier plan urbanístico. 

Esta combinación de imágenes creadas el 25 de septiembre de 2021 muestra el volcán Cumbre Vieja el 19 de septiembre de 2021 (izquierda), el día en que entró en erupción, y la misma área fotografiada el 25 de septiembre de 2021 (derecha), como se ve de Los Llanos de Aridane.

Esta combinación de imágenes creadas el 25 de septiembre de 2021 muestra el volcán Cumbre Vieja el 19 de septiembre de 2021 (izquierda), el día en que entró en erupción, y la misma área fotografiada el 25 de septiembre de 2021 (derecha), como se ve de Los Llanos de Aridane. / DESIREE MARTIN

Otro factor a tener en cuenta, explica el catedrático, es que una vez acabada la erupción habrá que estudiar muy bien cómo ha quedado el subsuelo antes de empezar a construir. Una vez finalizada la erupción de este volcán, habrá que tener en cuenta que los depósitos de magma que había bajo el suelo estarán vacíos. Así que atención con construir encima de estos porque se podría producir un derrumbe del suelo. En Canarias, estas estructuras se conocen como jameos y en islas como Lanzarote, siglos después de una erupción, estos parajes se han convertido en un auténtico paraíso natural. 

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