Explicación científica
¿Qué es un pirocúmulo y qué efectos tiene sobre un incendio?
Alfons Puertas, meteorólogo del Observatori Fabra, explica cómo se forman las enormes nubes blancas derivadas de los incendios
Valentina Raffio
Periodista.
No es nada extraño ver enormes nubes blancas sobrevolar el lugar de un incendio. Las imágenes aéreas del fuego de Santa Coloma de Queralt, por ejemplo, muestran un gigantesco nubarrón blanco que se eleva a varios kilómetros de altura desde el lugar del incendio. ¿Pero a qué se debe este fenómeno? Y sobre todo: ¿qué efectos puede tener sobre la extinción del fuego?
El fenómeno, lejos de ser una rareza, tiene una explicación muy sencilla. Según explica Alfons Puertas, meteorólogo del Observatori Fabra de Barcelona, en los fuegos forestales confluyen varios factores que favorecen la formación de este fenómeno. El intenso calor que se desprende de los incendios genera un 'efecto parrilla' en la superficie. Esto da lugar a grandes burbujas de aire caliente que se elevan, igual que lo haría un globo aerostático. Si el ambiente reúne unas condiciones de humedad propicias, estas burbujas cálidas se condensan y forman una nube blanca y grande con forma de coliflor. En ocasiones, esta nube puede dar lugar a precipitaciones locales.
"Los pirocúmulos se forman justo encima del lugar del incendio. El viento puede desplazar la columna de humo hacia un lado u otro, pero la nube suele estar justo donde está el principal foco de fuego", comenta el meteorólogo en declaraciones a este diario. Puertas descarta que este fenómeno pueda resultar perjudicial para las tareas de extinción del incendio. La nube, en sí, es totalmente inofensiva. "La labor de los bomberos puede verse complicada por el viento o el humo, pero no por estas nubes", comenta.
Aunque la nube en sí resulta inofensiva, este fenómeno puede venir acompañado de otros eventos que sí pueden afectar a las labores de extinción del fuego. Según explican fuentes del cuerpo de bomberos, los pirocúmulos pueden estar asociados a corrientes de viento "fuertes y erráticas" que, a su vez, pueden provocar que el incendio se desplace en cualquier dirección. Este escenario, ya conocido por los equipos de extinción, es una de las razones que puede llevar a los equipos de bomberos a frenar temporalmente las labores de extinción. Al menos hasta que los vientos hayan menguado.
Humo y cenizas en Barcelona
Estos enormes nubarrones blancos suelen tener una extensión limitada y no viajan muy lejos del incendio. Desde el Observatori Fabra, Puertas confirma que el pirocúmulo generado en Santa Coloma del Queralt no ha llegado hasta Barcelona. Las nubes grisáceas observadas en estos días desde la ciudad, explica el meteorólogo, no son más que la columna de humo y cenizas desprendidas del incendio. "El humo y las cenizas de un incendio pueden llegar muy lejos transportadas por el viento. Esto puede generar desde un cielo turbio y con tintes marrones", añade.
Los efectos de un incendio en el aire tienen una vida corta. Según explica Puertas, los pirocúmulos desaparecen tan solo unas horas después de la extinción del fuego. Y la estela de humo y cenizas se disipa en cuestión de seis horas. Un viento o unas lluvias abundantes pueden ayudar a acelerar el proceso. Es decir, "a limpiar el aire de manera inmediata". De lo contrario, solo cabe tener paciencia hasta que la atmósfera, poco a poco, recupere su normalidad.
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