A bordo de la misión 'Perseverance'

España despliega una red meteorológica en Marte

El Centro de Astrobiología envía su tercera estación meteorológica a Marte, que trabajará en coordinación con sus hermanas REMS y TWINS. Estos instrumentos científicos españoles estudiarán la temperatura, el viento y el polvo del planeta rojo.

El instrumento español 'MEDA', el último en aterrizar en el planeta rojo a bordo de 'Perseverance', ya está activo

MEDA  perseverance  nasa espana

MEDA perseverance nasa espana

Valentina Raffio

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España ya puede presumir de una red meteorológica activa en otro planeta. Tras el aterrizaje del todoterreno 'Perseverance' en Marte, y tras unos días de puesta a punto, el Centro de Astrobiología confirma que el instrumento español MEDA ya está en marcha. Su objetivo; estudiar el clima marciano junto a sus homólogos a bordo de las misiones Insight y Curiosity. Se trata, pues, de un pequeño equipo de 'hombres del tiempo marciano' que a partir de ahora ayudarán a comprender cómo evoluciona el clima en el planeta rojo.

La historia de este hito empieza el 31 de julio de 2014. Esta es la fecha que el investigador español José Antonio Rodríguez Manfredi recuerda como el inicio de la aventura que este febrero ha aterrizado en Marte. Ese fue el día en que la NASA contactó con él para comunicarle que su proyecto de una estación metereológica extraterrestre iría a bordo del rover 'Perseverance' para ayudarle en la exploración del planeta rojo. Desde entonces, imposible calcular las horas que él y su equipo han dedicado a la construcción de este instrumento científico. "¿Cuántas horas hay en seis años? Porque las hemos dedicado todas y más", comenta entre risas el ingeniero del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) en una conversación con este diario.

Años y años de duro trabajo se traducen en "muchos de momentos de desesperación, pero también muchas alegrías", resume el científico ante la llegada a Marte del instrumento español ‘MEDA’, una de las siete herramientas científicas que indagarán el planeta rojo sobre el terreno. Su cometido será único. Estudiar el clima de Marte junto a sus dos homólogos también españoles; REMS, a bordo del todoterreno Curiosity y TWINS a bordo de la misión Insight. "España será el primer país en tener una red meteorológica en otro planeta", resumía en vísperas del aterrizaje Juan Ángel Vaquerizo, astrofísico y divulgador científico del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). "Estamos ante un momento histórico", añadía entusiasmado. 

Selfie de José Antonio Rodríguez Manfredi frente al 'Perseverance' durante el día de ensamblaje de las herramientas científicas

Selfi de José Antonio Rodríguez Manfredi frente al 'Perseverance' durante el día de ensamblaje de las herramientas científicas / CAB-INTA-CSIC

El aparato español consta de varios sensores para estudiar el clima marciano. Mientras unos estudiarán la temperatura, el viento, la presión y la humedad relativa del aire de ese planeta, otros se centrarán en el estudio del polvo rojizo. "Estamos a punto de empezar el primer estudio exhaustivo del polvo de Marte, el verdadero protagonista de la atmósfera marciana; algo que condiciona tanto desde las condiciones de la superficie hasta la temperatura del planeta", explica Jorge Pla-García, también investigador del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) y uno de los cerebros detrás de las investigaciones españolas en clima marciano. 


El gélido clima marciano

Una vez esté sobre el terreno, la red meteorológica española se enfrentará al reto de estudiar el extremo clima marciano. "Es más frío y más puñetero", bromea Manfredi. En la franja del ecuador, donde los otros instrumentos españoles llevan ya años estudiando el clima, podemos encontrar las temperaturas más cálidas del planeta. En verano se pueden alcanzar máximas entre siete y ocho grados de temperatura. En invierno, en cambio, la temperatura desciende hasta los 80 bajo cero (una temperatura ideal para guardar algún que otro lote de vacunas, pero complicada para crear un asentamiento humano en Marte). 

Vista aérea del cráter Jezero, lugar de aterrizaje de la misión 'Perseverance'

Vista aérea del cráter Jezero, lugar de aterrizaje de la misión 'Perseverance' / ESA/DLR/FU-Berlin

La atmósfera del planeta rojo es tan y tan fina que apenas protege la superficie del planeta. La radiación solar, de hecho, impacta con tal fuerza que es capaz de matar todo lo que encuentra a su paso. La buena noticia es que la falta de atmósfera hace que las rachas de viento marciano, que disparan finísimas partículas de polvo a más de 150 kilómetros por hora, se perciban como una suave brisa. ¿Conclusión? Los futuros exploradores de Marte no solo necesitarán mucha crema solar sino que, además, deberán ir equipados para hacer frente a este clima tan hostil. 


El factor humano

La historia de la misión ‘Perseverance’ y de los instrumentos que lleva a bordo no solo habla de tecnología y robot. “Detrás de cada pequeña decisión y de cada tornillo hay una persona”, recuerda Vaquerizo. Por eso mismo es tan complicado ponerle una bandera o una nacionalidad a cada parte de la misión. El diseño de la SuperCam, el instrumento encargado del estudio de la geología marciana, también cuenta con participación española de expertos como Jesús Martínez Frías, astrobiólogo del Instituto de Geociencias (CSIC-UCM) detrás de esta herramienta. “Es emocionante ver como el espacio se está abriendo a la humanidad”, señala el científico. 

Uno de los responsables del instrumento 'MEDA' posa junto a la maleta que se utilizó para transportar el instrumento a Estados Unidos

Uno de los responsables del instrumento 'MEDA' posa junto a la maleta que se utilizó para transportar el instrumento a Estados Unidos / CAB-INTA-CSIC

Todo trabajo científico, por más técnico que sea, no deja de ser fruto de la dedicación, el esfuerzo y, por qué no, el cariño de los investigadores. De no ser así, imposible entender por qué los responsables de la estación meteorológica española decidieron meter el instrumento científico en una maleta y acompañarlo personalmente en su aventura desde España hacia los cuarteles generales de la NASA. Varios años después de ese momento, los científicos españoles siguen recordando con una sonrisa "el día que salimos escoltados por el aeropuerto con un instrumento marciano en la maleta".

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