Llegaron las primeras vacunas, ¿y ahora qué?

La llegada de las primeras tandas de dosis supone un antes y después en la crisis del covid-19, pero la pandemia no desaparece de un día para otro

Barceloneses opinan sobre la efectividad de la vacuna

Barceloneses declaran sobre la administración de la vacuna. /

Valentina Raffio

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El mundo esperaba con ilusión al día en que, por fin, llegaran las primeras vacunas contra el covid-19. Y ya están aquí. El aterrizaje de estos medicamentos marca un antes y un después en la crisis sanitaria. Pero su efecto no será inmediato. Los expertos apelan al optimismo y a la paciencia porque las vacunas salvarán vidas, pero la pandemia no desaparecerá de un día para otro.

Algunas de las vacunas experimentales han superado la fase final de los ensayos clínicos y tras demostrar la seguridad y la efectividad de estas fórmulas, las autoridades sanitarias y organismos reguladores les han otorgado una "autorización de emergencia" para que empiecen a repartirse entre la población. Ya ha comenzado el reparto.

¿Cómo se repartirán las vacunas?

España ya ha empezado a distribuir las vacunas. “Estamos trabajando con los representantes de salud pública de las comunidades autónomas, el Ministerio de sanidad y las filiales españolas de las farmacéuticas para asegurarnos que la vacunas lleguen en la cantidad necesaria y en los puntos concretos de uso para que no se necesite de infraestructuras excepcionales de las que no dispongamos en estos momentos”, explica María Jesús Lamas, directora de la Agencia Española del Medicamento.

La logística tendrá que adaptarse, por ejemplo, a las peculiaridades de cada vacuna. Habrá fórmulas que requieren estar a temperatura de nevera, entre dos y ocho grados. Otras, necesitan congelación. Y otras más exigen cadena de ultrafrío. Como la de Pfizer y BioNTech, la que ha empezado a inocularse en España, que tiene que conservarse a unos 70 grados bajo cero. En muchos puntos de África, Sudamérica y Asia esta traba logística descarta del todo su distribución.

¿Quiénes serán los primeros en recibirlas?

Al principio, las vacunas serán un bien escaso. Y será tarea de cada país delimitar sus prioridades. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere empezar por los colectivos de riesgolos mayores de 65 años y los sanitarios de primera línea. La vacuna en España ha empezado en residencias de ancianos y el personal que les atiende.

Hay fórmulas que están diseñadas para reducir los efectos graves de la enfermedad y otras que evitan la transmisión del virus. Así que unas estarían más indicadas para grupos de riesgo y otras para colectivos propensos a contagiar.

¿Qué pasará con las restricciones? ¿Adiós a las mascarillas?

El anhelo por la primera vacuna contra el covid-19 refleja, en realidad, el deseo generalizado de volver a la normalidad. Al día a día de un mundo prepandémico de gentío en la calle, bares a rebosar y vida sin mascarilla. Las inmunizaciones contra el virus ayudarán a que este escenario esté cada vez más cerca. Pero la vuelta a la normalidad no será inmediata. Los epidemiólogos Antoni Trilla y Magda Campins, cuyas voces han resonado en esta pandemia como las de unas estrellas del rock, vislumbran que a corto plazo las restricciones se mantendrán. Al menos en parte.

“A corto plazo, habrá que mantener las mascarillas y la distancia. Porque el virus seguirá circulando. Y al principio seguirán habiendo casos”, argumenta Trilla, experto del Hospital Clínic. Además, hay que tener en cuenta que las vacunas no serán eficaces al 100% y que no está claro cuánto dure la inmunidad generada (por lo que tampoco se podría descartar un escenario de ‘revacunación’, como con la gripe). “Aunque los sanitarios seamos los primeros en vacunarnos, al día siguiente ninguno se quitará el EPI para ir trabajar”, recalca.

La buena noticia es que el futuro de la pandemia no está solo en manos de la vacuna. Las autoridades sanitarias hablan de reanudar la vida en términos más o menos normales en cuanto disminuyan los casos. Por ejemplo, cuando estemos en unos 25 casos por 10.000 habitantes. O cuando la velocidad de transmisión se estanque por debajo de 1. Entonces podrán volver los encuentros sociales, aunque al aire libre. Y las quedadas con amigos, con mascarilla y distancia. Y todos los atisbos de esta ‘nueva normalidad’.

Objetivo; inmunidad de rebaño

La ‘antigua normalidad’ irá volviendo conforme se forje la inmunidad de grupo. “Cuando el 60% de la población esté inmunizada ya tendremos mejor pronóstico”, recalca Campins, especialista del Hospital Vall d'Hebron. El horizonte, pues, no está en la llegada de las vacunas. Sino en construir una protección de grupo frente al virus. En Alemania, por ejemplo, Angela Merkel ha afirmado que mantendrá parte de las restricciones hasta que un elevado porcentaje de la población esté inmunizada.

Ponerle fecha a este objetivo es arriesgado. Sobre todo durante una pandemia que, si algo nos ha enseñado, es que los planes a largo plazo pueden desmoronarse en cualquier momento. “Hacer calendarios y pronósticos no es conveniente.”, ilustra Daniel López Codina, experto en análisis de datos sobre covid-19 del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOMSC-UPC).

Con la mirada puesta en el presente, los expertos llaman a no relajar las medidas de prevención ante las expectativas creadas por la vacuna. . “Ahora hay que ser muy pacientes. Todos queremos salir de esta, pero tenemos que darnos cuenta que la situación es muy grave”, señala el biofísico, apelando a una fórmula de optimismo y serenidad.

Las vacunas contra el covid-19 añadirán un arma más a la lucha contra la pandemia. Rafael Vilasanjuan, consejero de la Alianza Mundial de la Vacunación (GAVI), lo explica a través del siguiente símil. La protección frente al virus se construye como “lonchas de queso suizo”. La mascarilla, por ejemplo, supone una primera capa de seguridad. Eficaz, pero con un agujero. La distancia de seguridad añade una loncha más. Y la higiene de manos otra. La vacuna añadirá una ración clave. Pero si de golpe quitamos todas las demás, el esfuerzo hecho hasta entonces no servirá de nada.

Mensajes claros y concisos, con optimismo y cautela

La socióloga Alba Navalón y la comunicóloga Marta Cerezo piden abordar la conversación sobre vacunas con honradez y rigor; trasladando el optimismo de los avances, pero siempre con la cautela que se desprende de la incertidumbre. “Especular con las vacunas, hacer pensar a la población que se erradicará completamente el virus y trasladar el mensaje de que volveremos en seguida a la ‘antigua normalidad’ puede ser contraproducente”, argumenta Cerezo, investigadora de la Universidad de Salamanca. Porque cuando estas promesas no se cumplan, la gente podría perder la confianza en el proceso.

“Esta vacuna no va a ser obligatoria. Y justo por eso hay que fomentar la confianza de la gente, porque sino todo el esfuerzo no habrá servido de nada”, añade Navalón, enfermera y socióloga de la Universidad de Alicante. En este sentido, las expertas apuestan por trasladar mensajes claros y concisos sobre las inyecciones; si estas fórmulas pasan por un proceso de ensayos clínicos, revisión y autorización es porque son seguras. Y, aunque su efecto no sea inmediato, su aterrizaje será útil para reducir la incidencia del virus.  

Porque sí, en algún momento el mundo volverá a la normalidad. Volverán las fiestas, los conciertos y los gritos en los estadios. Llegarán los reencuentros con los amigos, las comilonas con toda la familia y los abrazos sin mascarilla. La vacuna contra el coronavirus logrará que este horizonte esté cada vez más cerca. Pero para alcanzarlo, todavía habrá que esperar.

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