IMPACTO MEDIOAMBIENTAL

El agua de Fukushima sigue contaminada diez años después del accidente nuclear

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zentauroepp54378775 sociedad ciencia 06 08 2020 algunos de los tanques cerc200806134832 / Ken Buesseler

Valentina Raffio

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El viernes 11 de marzo del 2011 Japón tembló en una serie de desastres en cascada. A las 14.46 de la tarde (hora local), un terremoto de 9.0 grados en la escala de Richter sacudió la costa oriental de la isla. La sacudida, cuyo epicentro se situó a 130 kilómetros de la costa, desencadenó un tsunami.  El oleaje invadió la planta nuclear de Fukushima, provocando así uno de los mayores desastres nucleares de la historia. Casi una década después, las aguas resguardadas en los tanques de la central siguen mostrando signos de contaminación radioactiva. Una nueva investigación, publicada este mismo jueves en la revista 'Science', advierte del riesgo que supondría liberar estas aguas en el océano

En el 2012, un año después del accidente, la empresa propietaria de Fukushima reconoció que se habían producido al menos 14 fugas de aguas desde diferentes puntos de la central. Aunque, por aquel entonces, negó que el vertido hubiera llegado al Pacífico.  Mediciones sobre el terreno demostraron que los niveles de radioactividad en el océano hacía innegable lo ocurrido. Una década después, estos indicadores muestran que la situación ha mejorado, pero sigue mostrando señales de alerta. El marisco y los peces capturados en aguas japonesas muestran niveles contaminación "dentro de la norma". Pero siguen habiendo millón de litros de agua contaminada 'atrapada' en los más de mil tanques de la central.  Su gestión se convierte en un asunto clave, sobre todo ahora que algunos funcionarios japoneses sugieren verterlos al mar. 

Impacto medioambiental

La recién publicada investigación, liderada por el radiógrafo marino Ken O. Buesseler del Instituto de Oceonagrafía de Woods Hole, señala la presencia de diferentes isótopos radioactivos en los más de 1.000 tanques de almacenamiento de la central. El científico lleva desde el 2011 estudiando los vertidos radioactivos de Fukushima en el Pacífico y este verano recorrió las aguas japonesas para rastrear la persistencia de isótopos radioactivos una década después del desastre. En esta expedición científica descubrió que, incluso en las aguas tratadas, siguen habiendo muestras de tritio, carbono-14, cobalto-60 y estroncio-90.  Estos isótopos tardarán mucho más en descomponerse y, según señalan los expertos, si se liberaran en el medio ambiente podrían afincarse en el fondo marino y en los organismos acuáticos. 

"En los últimos nueve años hemos observado cómo los niveles de cesio radiactivo [el isótipo producido por fisión nuclear] han disminuido en el agua de mar y en la vida marina en el Pacífico. Pero todavía hay bastantes contaminantes radiactivos en esos tanques en los que debemos pensar, muchos de los cuales no se vieron en grandes cantidades en 2011", comenta el investigador en un comunicado de prensa remitido por 'Science'. "Es un problema difícil, pero es solucionable. La salud del océano y el sustento de innumerables personas dependen de que esto se haga correctamente", zanja el experto.