LA NUEVA NORMALIDAD EN EL PATRIMONIO ANTIGUO

Turismo paleolítico

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Antonio Madridejos

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Hace 80.000 años, quizá hasta 110.000, unos clanes neandertales empezaron a utilizar un entrante o abrigo de la montaña en el actual término municipal de Capellades (Anoia) para guarecerse de la lluvia y descansar a recaudo de los grandes carnívoros. Los sedimentos, el agua y la erosión hicieron de las suyas durante milenios y aquel paraje es hoy el yacimiento arqueológico del Abric Romaní, "un lugar clave para entender la vida de los neandertales durante un periodo de tiempo muy prolongado", resume Raül Bartrolí, técnico del Ayuntamiento de Capellades y codirector de las excavaciones. 

Tras el paréntesis del confinamiento, el yacimiento ha reabierto y se puede recorrer concertando las visitas por anticipado, aunque se han tenido que extremar las medidas de protección, especialmente en los espacios cerrados, y se ha limitado el aforo. "Ha sido un golpe muy duro -asume Bartrolí-. Confiamos en que este verano se recuperen las visitasNuestro público es en su mayoría local". Entre el 5 y el 28 de agosto, además, los visitantes -con mascarilla- coincidirán con la campaña de excavación de este año, coordinada por el IPHES (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social, en Tarragona), y tendrán la oportunidad de ver en directo cómo trabajan los paleontólogos.

La ocupación neandertal del Abric Romaní no fue efímera, sino que se prolongó con fluctuaciones hasta hace unos 39.000 años, un proceso que acabó dejando como herencia, fosilizadas bajo los sedimentos, miles de piezas de la vida cotidiana de sus pobladores, desde huesos de los animales que se comían hasta utensilios para cazar y herramientas para despellejar los cadáveres. También carbón quemado procedente de las hogueras que empleaban para entrar en calor y cocinar. Las excavaciones van sacando a la luz, poco a poco, estratos cada vez más antiguos. 

Medidas de protección similares han debido aplicar los 150 yacimientos arqueológicos de Catalunya que están musealizados, es decir, que han sido acondicionados para permitir las visitas y cuentan con caminos marcados y pasarelas, carteles explicativos, centros de interpretación, museos y otros elementos típicos de los destinos turísticos.


La capital de los indigetes, en la ciudad ibérica de Ullastret (Baix Empordà)

"Hemos reducido el aforo a 80 personas por hora, solo cuatro personas pueden ver simultáneamente  el audiovisual y se ha establecido un recorrido en el centro de interpretación para evitar que las visitas se crucen", pone como ejemplos Gabriel de Prado, director del yacimiento ibérico de Ullastret. Las audioguías han sido retiradas y en su lugar se puede consultar la información con el móvil y un lector de códigos QR. Tampoco se pueden utilizar los elementos táctiles.

En cualquier caso, el yacimiento exterior de Ullastret es tan grande, con 5.000 metros cuadrados visitables, que es difícil que se puedan formar aglomeraciones, "ni siquiera durante los días de verano en que no apetece ir a la playa", asume De Prado. "Es el mayor asentamiento ibérico que se puede visitar en toda la Península -destaca su director-. No era un poblado, sino una auténtica ciudad de la Edad del Hierro que se extendía a lo largo de 16 hectáreas. Era la capital del territorio indigete". El yacimiento, además, combina su valor histórico con un paisaje único y un entorno rural bien conservado."Pla ya hablaba de esta zona como uno de los lugares más bonitos del Empordà", concluye De Prado.


Nuestras raíces clásicas, en las ruinas de Empúries de l'Escala (Alt Empordà)

Nuestras raíces clásicas

Unos 25 kilómetros más al norte se alza otro de los yacimientos más famosos de Catalunya, las ruinas griegas (y también romanas) de Empúries, catalogado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Al igual que en Ullastret, se ha limitado el aforo, se han suprimido las audioguías y la mascarilla es obligatoria en los espacios comunes y cerrados, pero al tratarse también de un yacimiento muy grande el problema de las distancias es menor. Volvió a abrir sus puertas el 2 de junio. "Lo importante era reabrir con seguridad", sintetiza Marta Santos, directora del conjunto monumental.

Han sido cuatro meses de parón, sin turistas ni colegios, pero los atractivos siguen allí. Una visita a las ruinas de Empúries no debe olvidar los mosaicos de las viejas casas señoriales, la escultura de Asclepio o el imponente foro romano. "Empúries es un yacimiento único porque es el punto de entrada de nuestras raíces clásicas, tanto griegas como latinas", dice Santos. Fue, por ejemplo, el primer punto por el que desembarcaron los romanos en la conquista de la Península.


El palacio de la fauna cuaternaria, en las Cuevas del Toll (Moià)

El palacio de la fauna cuaternaria

Los cuatro meses de inactividad turística han tenido un efecto demoledor sobre los ingresos de los yacimientos, con el agravante de que la primavera es un momento tradicional de alta afluencia, especialmente de colegios, insiste Marta Fàbrega Gallaguet, directora-gerente del parque prehistórico de las Coves del Toll, en Moià. Además, han desaparecido el público extranjero y los grupos de 'casals' de verano. "Estimamos que hemos reducido entre el 40% y el 50% de nuestros ingresos visitantes anuales". A todo ello hay que sumar los gastos derivados de la desinfección de las instalaciones o la compra de materiales sanitarios. Aunque los horarios empiezan a recuperarse, Fàbrega lamenta que este verano no van a poder trabajar en el yacimiento de Moià los arqueólogos del IPHES que coordinan las excavaciones y que son un atractivo "que enriquece la visita y atrae a los curiosos".

La cueva se conoce a nivel científico como el palacio de la fauna cuaternaria -prosigue Fàbrega-, ya que es el yacimiento de Europa con más fauna cuaternaria y más diversidad". Hay, por ejemplo, restos de osos (se han encontrado más de 200 ejemplares ), leones y hienas de las cavernas, rinocerontes, hipopótamos, uros... "Moià fue uno de los últimos reductos en Catalunya del hombre de Neandertal antes de su extinción y también fue ocupada por el 'Homo sapiens' del neolítico, como prueba el hallazgo de muchos utensilios, sobre todo cerámica, herramientas y joyas", enumera la directora del yacimiento.


El pionero de las pinturas rupestres, en las Roca dels Moros de El Cogul (Garrigues)

El pionero de las pinturas rupestres, 

El 13 de junio reabrió también la Roca dels Moros, en El Cogul, uno de los principales conjuntos de pinturas rupestres del Mediterráneo occidental, asimismo catalogado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. "Como la visita es exterior hemos tenido menos problemas, pero hay que llevar mascarilla y mantener las distancias de seguridad", recuerda su directora y alcaldesa de la localidad, Anna Torres.

El yacimiento, que se encuentra a 400 metros del núcleo del pueblo, "fue el primer conjunto de pinturas prehistóricas documentado científicamente en Catalunya y, desde el momento de su descubrimiento, en 1908, "se convirtió en un referente del arte prehistórico". El conjunto, con una antigüedad de unos 10.000 años, está formado por 42 figuras humanas y de fauna en un diseño que parece vinculado a algún rito de fertilidad.


Los últimos dinosaurios, en el Museu de la Conca Dellà y Dinosfera

Los últimos dinosaurios, 

Los últimos dinosaurios que vivieron en Europa justo antes de su extinción lo hicieron en un territorio ocupado actualmente por el Pirineo, que en aquel entonces aún no se había formado y era una gran llanura abierta al mar y con zonas lacustres. Y un lugar particularmente rico para observar este legado fósil -huesos, nidos y huellas- es la comarca del Pallars Jussà, donde funcionan dos equipamientos consagrados a los grandes seres del Cretácico: el Museu de la Conca Dellà, en Isona, y Dinosfera, en Coll de Nargó. Ya han reabierto y también han regresado las visitas guiadas a los yacimientos, destaca su director, Àngel Galobart, investigador del Institut Català de Paleontología (ICP). "Durante el mes de junio preparamos el museo con las medidas anticovid: sin objetos para tocar, con aforo restringido, metacrilatos de protección para los trabajadores y uso obligatorio de las mascarillas para los visitantes".

"Hay muy pocos lugares en el mundo que tengan una cronología de dinosaurios de 72 a 66 millones de años -destaca como atractivos Galobart-. Además, en ese momento, Europa era un conjunto de islas y los dinosaurios que encontramos son completamente diferentes a los que hay en Estados Unidos o Asia". Ya se han descrito varias especies nuevas.


Vivir bajo tierra, en las Cuevas de L'Espluga de Francolí (Conca de Barberà)

Vivir bajo tierra, 

Cuevas de L'Espluga de Francolí (Conca de Barberà)

El complejo arqueológico de la cueva de Font Major de L'Espluga de Francolí, formado por un museo subterráneo y unos 400 metros de grutas acondicionadas para el paseo, también ha tenido que limitar el aforo a 15 personas por grupo. "Ya funcionamos con normalidad, aunque ha variado el número de personas que entran y es muy recomendable la compra anticipada de las entradas", advierte Victòria Cañis, técnica del yacimiento.

El gran interés turístico de la cueva, destaca Cañis, es que en un recorrido guiado de una hora y cuarto "se puede ver en primera persona cómo era la vida sus habitantes desde el paleolítico hasta el siglo XX", cuando fueron utilizadas como polvorín y para plantar champiñones. La visita por la larga cueva, que goza de una temperatura de entre 14º y 16º todo el año, se despide con la reconstrucción a tamaño real de una familia del neolítico. Y las sorpresas no han acabado, puesto que "una campaña arqueológica descubrió el año pasado un centenar de grabados de hace 15.000 años en el interior del río subterráneo".


El largo viaje de la variscita, en las Minas de Gavà (Baix Llobregat)

El largo viaje de la variscita, en las Minas de Gavà (Baix Llobregat)

Las minas neolíticas de Can Tintorer, en Gavà, son un yacimiento excepcional porque constituyen la primera gran explotación subterránea de un mineral hallada en la península Ibérica. "Es el centro más antiguo de Europa dedicado a la producción de bienes para el intercambio", comenta el director del parque arqueológico, Josep Bosch. Es decir, hace 6.000 años era un "santuario" del que se obtenían minerales valiosos, como la variscita, que luego se distribuían por un territorio que iba desde los Alpes hasta Gibraltar.

Sin embargo, la singularidad del yacimiento subterráneo ha sido también un problema a la hora de reabrir, lamenta Bosch. El museo y las actividades funcionan con la normalidad característica de estos nuevos tiempos -con mascarilla y aforo limitado-, pero las visitas no pueden acceder al interior de las minas por una cuestión de espacio y ventilación.

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