INVESTIGACIÓN Y EPIDEMIA

La ciencia catalana se suma a la carrera contra el coronavirus

Chile registra su primera muerte en más de 500 casos detectados

Chile registra su primera muerte en más de 500 casos detectados / periodico

Michele Catanzaro

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Hace más de un año en Barcelona, una investigadora en nanofotónica y un experto en murciélagos decidieron que debían trabajar juntos. Pero la idea no tiró adelante, porque no encontraron financiación. Parecía que esos temas no tenían interés. Hace dos semanas, el proyecto de esos dos científicos recibió dos millones y medio de euros de la Unión Europea, concedidos a toda prisa para combatir el coronavirus.

Los dos investigadores son Laura Lechuga, del Institut Català de Nanociència i Nanotecnologia (ICN2-CSIC), y Jordi Serra, de la Universitat de Barcelona (UB). Lechuga coordina el CONVAT, el único proyecto con liderazgo español que ha recibido financiación en la convocatoria especial hecha por la UE para ayudar a la ciencia relacionada con el covid-19.

Biosensor para el diagnóstico

El proyecto, que incluye también a centros de Francia e Italia, pretende crear un biosensor (la especialidad de Lechuga) que detecte la presencia de coronavirus (la especialidad de Serra) en una muestra en menos de 30 minutos.

El dispositivo, cuyo prototipo debe estar listo dentro de un año, lo podría usar un médico en una consulta y sería más barato que el sistema vigente. Actualmente, hay que llevar las muestras a un laboratorio especializado que tarda horas en dar un respuesta.

En el instrumento, "la muestra se pondrá en contacto con una especie de fibra óptica, cubierta por un anticuerpo que atrapa los virus y no otros materiales", explica Lechuga. "Si hay virus, las propiedades de la luz que atraviesa la fibra cambian, porque hay más material alrededor", prosigue. Midiendo ese cambio, se obtiene el diagnóstico.

CONVAT forma parte de un puñado de proyectos internacionales con participación catalana sobre la enfermedad emergente. Ninguno de ellos puede dar una respuesta inmediata. Pero como el covid no se podrá erradicar (como sí ocurrió con el el SARS), habrá que seguir combatiéndolo más allá de la crisis actual.

Donación de mascarillas

La respuesta más inmediata de la ciencia a la crisis ha sido donar a los hospitales batas y mascarillas de laboratorio. Así lo han hecho diversos institutos y facultades, según fuentes de la coordinadora de comités de empresa de investigadores (CIR).

La ocupación de diversos centros de investigación está estos días  entre el 5% y el 10%, según el CIR. La dirección de los institutos propios de la Generalitat (CERCA) recomendó que siguieran trabajando solo los servicios fundamentales (laboratorios con muestras de pacientes, estabularios con animales, algunos ensayos clínicos).

Sin embargo, el CIR lamenta que algunos jefes de grupo hayan clasificado como fundamentales actividades que se pueden suspender. Algunos centros tienen listas cerradas de quien puede acceder, mientras otros no, según estas fuentes.

Organoides

Entre los servicios que se consideran imprescindibles están las investigaciones dirigidas expresamente contra el covid-19. Por ejemplo, Núria Montserrat, investigadora del Institut de Bioenginyeria de Catalunya (IBEC), dice que su equipo ha establecido turnos para seguir trabajando y eliminar los contactos.

En estos días, este grupo envía a Suecia organoides de riñón: es decir, cultivos celulares que simulan la diversidad de las células que conforman ese órgano, uno de los más afectados por el covid. Desde Suecia, se los devuelven infectados con el virus.

"Estamos estudiando la interacción entre el virus y el tejido. A partir de la semana que viene probaremos cómo cambia con un compuesto terapéutico", explica Montserrat. Trabajar con organoides permite ensayar más rápido que con pacientes.

Inteligencia artificial

Otros investigadores buscan soluciones más inmediatas. Antonio Torres, catedrático de neumología de la UB y consultor de la UCI del Hospital Clínic, codirige el equipo español del proyecto internacional ECMOCARD. Este pretende aplicar inteligencia artificial a los datos que las ucis recogen sobre los pacientes ingresados por covid-19.

"Los médicos asistenciales no tienen tiempo de investigar con ellos. Necesitamos a personas que los procesen remotamente, actualmente desde casa, para detectar factores de riesgo e identificar qué procedimientos tienen más probabilidad de producir una mejora, superando los sistemas estadísticos existentes", explica Torres. El proyecto debería producir un primer análisis interino, en cuanto haya datos de mil pacientes en el sistema.

El Barcelona Supercomputing Center (BSC) también participa en un consorcio financiado por las ayudas exprés de la Unión Europea. Se trata de E4C, un proyecto que pretende diseñar fármacos para el covid con simulación al ordenador.

Proyectos locales

Además de estas iniciativas, hay varios proyectos locales. Por ejemplo, un consorcio de IRTA, IrsiCaixa i BSC para ensayar un tratamiento y una vacuna, proyectos de la Universidad Rovira i Virgili y de la Universitat Politècnica de Catalunya para simular el desarrollo de la epidemia, y otro muy publicitado ensayo clínico promovido por el Departament de Salut, que lidera el doctor Oriol Mitjà.

"Al aparecer esta crisis, la gente se ha acordado de los científicos y cree que tenemos una varita mágica. Pero en ciencia no hay atajos", comenta Laura Lechuga. Según esta investigadora, la experiencia tiene que servir para la siguiente crisis. "Tenemos que seguir menos las modas científicas, mirar lo que tenemos en nuestro medio ambiente e invertir mucho más en vigilancia", concluye.