crisis sanitaria

Bulos y falsos remedios para 'prevenir y curar' el coronavirus

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Valentina Raffio

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Ni las infusiones medicinales ayudan a prevenir el coronavirus ni los antibióticos son una solución eficaz ante una posible infección. Hoy por hoy, el coronavirus sigue sin tener cura. Mientras científicos de todo el mundo trabajan a contra reloj en la búsqueda de una vacuna y de un tratamiento eficaz, en las redes sociales son muchos los que difunden falsos remedios tanto para protegerse de eventuales contagios como para curarse en caso de haber contraído la enfermedad. Pero ni existen alimentos milagrosos que por sí solos refuercen nuestro sistema inmunológico ni las terapias alternativas pueden ofrecernos una mayor protección que las indicaciones de las autoridades sanitarias. Las únicas recomendaciones para evitar los contagios son extremar las medidas higiénicas y mantener el aislamiento social.

Ante la preocupación ciudadana por la evolución de la pandemia y la gran cantidad de noticias falsas que se están difundiendo sobre esta, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha habilitado una página para desmentir mitos sobre prevención y contagios. Estos son algunos de los principales 'remedios alternativos' que se proponen para tratar el coronavirus. Y estas son también las razones por las que no deberías confiar en ellos.

1. Plantas medicinales, infusiones y superalimentos

No son pocos los gurús  que aconsejan hacer frente al coronavirus con plantas medicinales, infusiones superalimentos. Argumentan que estos compuestos naturales tienen capacidad curativa. Pero, por suerte o por desgracia, no es así. Y es que, aunque algunas plantas sí han evidenciado su capacidad medicinal, estas propiedades beneficiosas suelen mostrar su efecto en dosis elevadas. De ahí que la gran mayoría (por no decir todos) de los vegetales con capacidades medicinales se sintetizan en los laboratorios para crear medicamentos. 

Una proteína presente en el brócoli, por ejemplo, ha demostrado ser eficaz en tratamientos antitumorales. Pero, según señalaban los mismos investigadores responsables del hallazgo, haría falta consumir más de tres kilos de esta verdura a diario para disfrutar de dicho beneficio. Así que, aunque el orégano, la salvia, la albahaca, el romero, el tomillo y la equinácea pueden tener alguna propiedad –más o menos demostrada- como antivíricos o antiinflamatorios, una infusión de estas plantas tendría más bien poca utilidad frente al coronavirus. Y, una vez más, cabe recordar que "los superalimentos son como Supermán: no existen". No hay fruta, verdura, vegetal, planta o especia que por sí solo pueda protegernos de una infección. Lo único que recomiendan los expertos para mantenerse sano y reforzar el sistema inmunológico es una alimentación saludable.

2. Bebidas calientes

La ingesta de bebidas calientes tampoco es eficaz para combatir una posible infección. Nada apunta a que el virus muere a partir de los 27 grados de temperatura, como sugieren algunos decálogos sobre 'remedios caseros' para esta epidemia. Tampoco hay nada que demuestre que las bebidas frías exponen al individuo a un mayor riesgo de contagio. De hecho, en uno de los últimos comunicados emitidos por la OMS se recuerda que "la temperatura normal del cuerpo humano se sitúa entre los 36,5 y los 37 grados, independientemente de la temperatura externa o el clima". En esta misma línea, tampoco se aconseja tomar baños calientes como método para desinfectar el cuerpo.

3. Alcohol, cloro y otros desinfectantes

El uso de alcohol etílicocloro y otros compuestos desinfectantes solo está indicado para la limpieza de superficies, no para el consumo humano. Ni para su uso tópico. Las autoridades sanitarias recuerdan que los pulverizadores de alcohol o cloro no están aconsejados para matar los eventuales virus que se encuentran en la superficie del cuerpo, ya que pueden resultar dañinos tanto para la piel como para las membranas mucosas, de piel y ojos, por ejemplo. El clorito sódico –un compuesto tóxico derivado de la lejía, promocionado por defensores de las 'terapias alternativas' como el payés Josep Pàmies y prohibido por la Agencia Española de Medicamentos desde el 2010– tampoco está indicado para hacer frente a una posible infección vírica por coronavirus. "Ingerir derivados de la lejía en dosis elevadas es tóxico y hacerlo en dosis diluidas es ineficaz", explicaban hace unas semanas a este diario diferentes expertos consultados sobre la cuestión.

4. Suplementos vitamínicos y otras pastillas

El uso de suplementos vitamínicos –o multivitamínicos- tampoco ha demostrado su eficacia en la prevención de infecciones. Menos aún en el caso de un posible contagio de coronavirus. Ni la vitamina C ni los probióticos ni el propóleo ni las pastillas de ginseng sirven para prevenir o tratar la enfermedad. Expertos como el nutricionista Julio Basulto recuerdan que una persona sana puede obtener las vitaminas y minerales suficientes para cuidar su salud y reforzar su sistema inmune a través de una alimentación saludable. El consumo de suplementos vitamínicos solo estaría aconsejado para personas con carencias detectadas y bajo la supervisión de un experto en dietética o nutrición. E, incluso en este caso, hay que tener en cuenta que estos compuestos no tienen un efecto inmediato sobre el organismo. "El sistema inmunitario humano no funciona como un lavavajillas, al que basta con añadir un detergente y pulsar un botón", subraya Basulto, quien también recuerda que síntomas como la fiebre son un signo de que el sistema inmunitario está funcionando correctamente en su lucha contra los gérmenes.  

5. Homeopatía y medicina tradicional china

La homeopatía y la medicina tradicional china –dos de las disciplinas cuestionadas por el reciente Plan contra las Pseudoterapias del Gobierno, todavía en fase de estudio- no han demostrado ninguna eficacia ni para la cura ni para el tratamiento del coronavirus. Y tampoco se prevé que lo hagan próximamente. Ambas disciplinas están en el punto de mira de la comunidad científica, ya que su eficacia no ha sido empíricamente demostrada. No hay estudios contrastados que demuestren que estas supuestas prácticas curativas tengan una eficacia superior a la atribuible al efecto placebo.

6. Antibióticos, antivirales genéricos y otros medicamentos

Por ahora, poco se sabe de qué tratamiento es el más eficaz para hacer frente al coronavirus. Pero está claro que un antibiótico –fármacos creados para impedir la proliferación de bacterias- de nada servirá contra un virus. El uso de este tipo de medicamentos está desaconsejado para infecciones causadas por virus como es el caso de resfriados, gripe o, en esta ocasión, coronavirus. Los antivirales genéricos y otras pastillas que podamos tener en el botiquín tampoco están aconsejados para hacer frente a una posible infección por este patógeno. Los únicos medicamentos que aconsejan las autoridades sanitarias en caso de infección son aquellos que mitiguen los síntomas, como los indicados para la tos, la fiebre o el malestar general.

7. Pruebas de diagnóstico caseras

En los últimos días, en redes sociales se ha extendido una prueba de diagnóstico casera que supuestamente permite saber si uno está contagiado de coronavirus y, sobre todo, si la enfermedad ya ha empezado a afectar los pulmones. El experimento consiste en aguantar la respiración 10 segundos. Si se logra, esto demostraría que no existe infección. Este método no solo no se sustenta en ningún criterio científico, sino además no ha demostrado ninguna eficacia en la detección de este virus. Hoy por hoy, la única manera para diagnosticar un caso de coronavirus es mediante una prueba específica en la que se analiza el material genético del patógeno, concretamente el ARN.

8. Cocaína y otras drogas

El 'uso medicinal' de la cocaína frente al coronavirus empezó como una broma, de aquellas que se inician en redes sociales, y rápidamente se hizo viral. Tanto que las autoridades sanitarias francesas han tenido que salir a desmentirlo, dada la avalancha de consultas recibidas sobre la cuestión. No, ni la cocaína ni ninguna otra droga son un tratamiento para mitigar una eventual infección.