EXPLICACIÓN CIENTÍFICA, PASO POR PASO

"Las medidas de prevención ayudarán a frenar la expansión del coronavirus y a evitar el colapso sanitario"

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Valentina Raffio

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Todas las epidemias tienen dos caras. La científica, que depende de cómo es el microorganismo que la provoca y su capacidad de infectar. Y la social, que varía en función del comportamiento de la gente. La actual epidemia de coronavirus no es una excepción. Su evolución, de hecho, no tan solo depende de la virulencia del SARS-CoV-2 sino también de las actuaciones en materia de salud pública que se apliquen en las zonas afectadas. "Las medidas de prevención no son solo para frenar la velocidad de transmisión del coronavirus, sino también para evitar el colapso del sistema sanitario", explica Antoni Plasència, epidemiólogo, experto en salud pública y director general de ISGlobal, centro de investigación impulsado por 'la Caixa'. Los modelos matemáticos explican por qué la solución de esta brote depende de todos nosotros.

Ante la irrupción de una epidemia hay dos escenarios posibles. El primero, si se deja que el virus evolucione de manera natural. En este caso, como se muestra en color rojo en el gráfico, en un lapso de tiempo relativamente corto se podrían producir un gran número de contagios. El segundo escenario posible es si se toman medidas para interferir en la velocidad de expansión del virus. En este supuesto, tal y como se muestra en color azul, los contagios no desaparecen, sino que se distribuyen en un periodo de tiempo más largo. En ambos casos, la capacidad de infección del virus es la misma. Lo que cambia es la concentración del número de pacientes afectados en el tiempo y la capacidad del sistema sanitario de atenderlos. Así que, indirectamente, también afecta a la mortalidad de la epidemia.

Un paciente que contrae coronavirus tiene más probabilidades de ser bien atendido (y, por lo tanto, de recuperarse sin mayores complicaciones) en un escenario sin sobrecarga del sistema sanitario. Es decir, si hay suficiente personal médico para atenderle y si, además, las instalaciones sanitarias son idóneas para tratar estos casos. "No podemos ponerle barreras infranqueables a los microbios, pero sí ganar tiempo para que el sistema sanitario pueda atender a los afectados de manera correcta. Sobre todo en el caso de los colectivos más vulnerables a este tipo de afecciones", comenta Plasència. Es el caso, por ejemplo, de personas mayores, pacientes con enfermedades respiratorias, inmunodeficiencias o problemas de coagulación. Pero también a los pacientes que, de por sí, necesitan acudir al sistema sanitario, ya sea por enfermedades crónicas o por una situación de urgencia. Un sistema sanitario saturado no podrá atender correctamente ni a los pacientes infectados de coronavirus ni a los demás enfermos que necesiten atención médica.

Protección de grupo

Por ahora, es imposible prever la capacidad máxima de infección de este nuevo coronavirus. Ni el número de potenciales afectados. "Por encima del riesgo de contraer la infección, lo que nos tiene que preocupar la capacidad de contención de la velocidad de transmisión, para proteger a los grupos de riesgo que, aunque representan un porcentaje reducido, son los más vulnerables a la epidemia", añade el epidemiólogo de ISGlobal. Salvando las distancias, esta sería la misma lógica que se aplica con la vacunación. No vacunas solo para proteger a tu hijo, lo haces para proteger a todo el grupo. En este caso, no te lavas las manos y te aíslas en cuarentena solo por ti, sino que debes hacerlo para proteger a las personas más vulnerables de tu alrededor. Como ocurre con la gripe. "La prevención es una cuestión de responsabilidad individual para el bien común", zanja Plasència.

"Es una cuestión de responsabilidad individual para el bien común"

Antoni Plasència

— Epidemiólogo y director de ISGlobal

La evolución de las epidemias (es decir, su frecuencia y distribución) es un fenómeno complejo de analizar. "Para prever cómo evolucionará la epidemia de coronavirus podemos basarnos en epidemias pasadas de las mismas características o en su evolución en otros territorios", comenta Javier del Águila Mejía, médico residente de Medicina Preventiva y Salud Pública en el Hospital Universitario de Móstoles e investigador del grupo de Modelos Dinámicos en Salud Pública (Escuela Nacional de Sanidad-UNED-UAM), donde estudia el comportamiento de este tipo de brotes. Este tipo de predicciones, explica, siempre parten de una carga de incertidumbre motivada por una falta de información, tanto sobre el patógeno causante de la epidemia como de la actuación de las personas frente a este.

Medidas de contención

"El comportamiento y la gravedad de la epidemia depende de la gente", explica Mejía. El futuro del coronavirus dependerá, por ejemplo, de las medidas higiénicas que implemente la población. En este caso, dado que el virus se propaga por gotas respiratorias que alcanzan 1-2 metrosel aire, las recomendaciones incluyen desde el lavado de manos frecuente hasta reforzar las medidas de higiene respiratoria como cubrirse la boca al toser o estornudar. Pero la progresión del virus también depende de las medidas de distanciamiento social que se tomen. Como evitar viajar a zonas de riesgo. O cerrar colegios y universidades para evitar aglomeraciones de gente. O, en los casos más extremos, implementar cuarentenas. "Hasta ahora, hemos visto como diferentes territorios han aplicado diferentes protocolos para controlar esta crisis. Pero realmente no conocemos el impacto y la efectividad de cada una de estas actuaciones. Por ahora, la única manera que tenemos de evaluar la evolución de la epidemia son los números", añade el especialista.

"El comportamiento y la gravedad de la epidemia depende de la gente"

Javier del Águila Mejía

— Investigador del grupo de Modelos Dinámicos en Salud Pública

El futuro del covid-19 dependerá de muchos, muchísimos factores. Algunos, como la capacidad de infección, ya vienen condicionados por las características del propio patógeno. Y otros dependerán de la reacción social frente a este. Las prospecciones de este fenómeno, trasladadas a lenguaje matemático, tienen en cuenta diferentes variables. Como la proporción de personas que se pueden contagiar. El número de contactos de persona a persona. O la probabilidad de que este contacto resulte en infección. "El factor en el que mejor podemos actuar es el número de contactos. Por eso se pone tanto énfasis en las medidas de prevención y contención", concluye Mejía.