Los gurús de las pseudociencias intentan sacar tajada del miedo al coronavirus

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Valentina Raffio

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Mientras el mundo entero permanece expectante ante la incierta evolución de la epidemia del coronavirus originado en Wuhan, algunos aprovechan el caos para proponer falsos remedios y falsas explicaciones ante esta nueva crisis sanitaria. Los  defensores de las mal llamadas terapias alternativas, unos enfoques supuestamente terapéuticos cuya eficacia no ha sido empíricamente demostrada, argumentan que "el brote es una farsa" y que, en todo caso, de ser cierto podría tratarse con antídotos no contemplados por la medicina científica. Josep Pàmies, payés leridano conocido por su defensa de las plantas medicinales y otros tratamientos pseudocientíficos, incluso defiende el uso de clorito sódico, un compuesto tóxico y prohibido similar a la lejía, para "curar el coronavirus en pocos días". Todos los expertos consultados por este diario coinciden en señalar que este tipo de informaciones no solo son falsas sino que, además, constituyen un grave riesgo para una ciudadanía confundida y asustada por esta nueva epidemia.

"Este tipo de discursos creados para desinformar, infundir el miedo y desorientar a la ciudadanía son intolerables", afirma contundente Antoni Trilla, miembro de la junta del Col·legi Oficial de Metges de Barcelona (COMB), en respuesta al reciente comunicado del horticultor sobre la epidemia. "Ante una crisis sanitaria como la que estamos viviendo, lo último que necesitamos es difundir informaciones falsas, tendenciosas y sin ningún tipo de respaldo científico. ¿Cómo puede ser que en España haya quien afirme tener un remedio para el nuevo coronavirus si ni siquiera ha tenido la oportunidad de probarlo? Lo único que sabemos con certeza es que los remedios, algunos naturales y otros tóxicos, que propone son, en el mejor de los casos, completamente inútiles", reflexiona el epidemiólogo y catedrático de la Universitat de Barcelona (UB).

"Estos discursos creados para desinformar, infundir el miedo y desorientar a la ciudadanía son intolerables"

Antoni Trilla

— Vocal del Col·legi Oficial de Metges de Barcelona (COMB)

Falsos remedios

El discurso de Josep Pàmies, registrado en poco más de tres minutos de metraje, ha acumulado en pocos días unas 10.000 visitas. En este, el payés bautiza este nuevo coronavirus chino como un "virus del miedo" difundido por medios de comunicación, instituciones sanitarias y gobiernos y cuya cura se puede encontrar en asociaciones alternativas como Dulce Revolución, entidad dedicada a la promoción de 'plantas curativas' multada con 30.000 euros hace un año por la venta de falsos remedios contra la leucemia o el cáncer. Pàmies prosigue su alegato primero negando la gravedad de la epidemia y después planteando remedios alternativos para hacer frente a esta. Entre estos destaca dos preparados naturales, ambos comercializados por su entidad en forma de infusión y pastillas. "Los remedios naturales no pueden evitar la infección, aunque en el mejor de los casos tengan algún efecto en regular la respuesta del sistema inmunitario. Además, hay que recordar que actualmente no existe ningún remedio específico contra el coronavirus", argumenta Quim Segalés, profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) e investigador en el IRTA-CRESA, institución centrada ahora en diferentes investigaciones sobre esta cuestión. En esta misma línea, tampoco valdrían los "alimentos para prevenir o curar el coronavirus" difundidos estos días por diferentes círculos de defensores de las terapias alternativas. 

Sobre las posibles 'curas naturales' contra la epidemia, Pàmies vuelve a apostar por el controvertido clorito sódico; un compuesto derivado de la lejía prohibido por la Agencia Española de Medicamentos desde el año 2010 y que, según proponen los defensores de estas pseudoterapias, serviría para tratar desde el autismo al cáncer. La defensa de la falsa capacidad curativa de este compuesto, que el año pasado le costó a Pàmies una multa de 600.000 euros, prosigue ahora bajo la advertencia de que se trata de "una sustancia que está prohibida para su uso médico pero no para su venta como desinfectante" que "soluciona en pocos días el coronavirus, el ébola en tres días y la malaria en horas". Este mismo argumento ha tomado fuerza en la esfera estadounidense de la mano de 'influencers' como Jordan Sather, conocido teórico de la conspiración y defensor de teorías como el terraplanismo, que también ha defendido el uso de este compuesto tóxico para tratar la afección. "Los derivados de la lejía son antisépticos y desinfectantes. Pero, ojo, útiles en las superficies y con la concentración adecuada. Ingerirlos en dosis elevadas es tóxico y hacerlo en dosis diluidas es inefectivo. Sea como sea, dudo que tenga beneficios efectivos sobre una infección vírica en personas", añade Segalés.  

"Ingerir derivados de la lejía en dosis elevadas es tóxico y hacerlo en dosis diluidas es inefectivo"

Quim Segalés

— Investigador en el IRTA-CRESA

Teorías de la conspiración

La gravedad del brote también es puesta en duda por Pàmies. "Esta es otra historia como la de la gripe A. O el ébola. Son falsas epidemias que nunca llegaron a nada, que fueron un timo", exclama contundente en referencia a unos brotes declarados en los años 2009 y 2014-2016 que ocasionaron más de 18.000 y 28.000 muertes respectivamente. Guillermo Quindós, catedrático de microbiología médica y docente en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), rebate este argumento recordando que, aunque puedan mostrar ciertas similitudes, poco tiene que ver el coronavirus con los demás patógenos mencionados. Su único punto en común, explica, sería su origen animal. "Incluir a todas las enfermedades causadas por estos virus en un mismo paquete crea una idea equivocada del riesgo que conllevan. Las tasas de contagio, las afecciones y la mortalidad no son comparables", recuerda. El ébola, por ejemplo, solo se contagia a través de fluidos, así que por lo tanto es más difícil contraerlo, pero resulta más mortal. Algo opuesto a lo que estaría ocurriendo con el nuevo coronavirus, que se transmite por el aire pero raramente causa afecciones graves.

Todos los expertos consultados en la elaboración de este reportaje coinciden en señalar que la declaración de emergencia internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es pertinente. Sobre todo para activar los mecanismos de prevención global y así evitar nuevos contagios. Quindós, además, recuerda que este último tan solo es grave en el caso de pacientes de avanzada edad o con patologías previas. "El peligro de estos mensajes es que a través de informaciones falsas difunden la desconfianza hacia las autoridades científicas y sanitarias para posicionar a teorías infundadas como la única solución. Y ese es el verdadero riesgo", añade el experto. 

"El peligro de estos mensajes es que crean la desconfianza para posicionar a teorías infundadas como la única solución"

Guillermo Quindós

— Catedrático de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU)

Responsabilidad compartida

Joan Guix i Oliver, secretario de Salud Pública de la Generalitat de Catalunya, apela a la responsabilidad compartida para evitar la difusión de informaciones falsas sobre esta epidemia. "Entiendo que todos quieran tener los últimos datos disponibles y nuevas perspectivas sobre este problema, pero atención cuando este afán de difundir historias espectaculares trae noticias falsas". La psicosis por el coronavirus, explica, provocó en menos de una semana casi 300 llamadas al 061, el número de CatSalut para emergencias médicas. De estas, solo una desembocó en una investigación, finalmente descartada.