RETRATO PREHISTÓRICO

Este era el aspecto de los misteriosos denisovanos, extintos hace 50.000 años

Reconstrucción de una joven denisovana.

Reconstrucción de una joven denisovana. / EFE / IBE-UPF-CISC

El Periódico / EFE

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Poco se sabe de quiénes eran los denisovanos, la enigmática especie (o subespecie) de homínidos que pobló las tierras siberianas hace no más de un millón de años. Pero ahora, gracias a un nuevo estudio en el que han participado investigadores del Instituto de Biología Evolutiva (IBE-UPF-CISC), se ha podido reconstruir el aspecto físico que tenían los habitantes Denísova.

Esta retrato prehistórico se habría obtenido a partir de la información extraída a partir de un hueso meñique fosilizado. A partir de estos restos, y aplicando un novedoso método de análisis genómico, los científicos han podido reconstruir las facciones de estos enigmáticos seres. El resultado, publicado este mismo jueves la revista 'Cell', muestra una imagen de una niña denisovana, proporciona por primera vez con un  una reconstrucción de hasta 56 rasgos físicos de esta población humana aún muy desconocida.

Los expertos argumentan que este nuevo trabajo, que ha contado con la financiación de entidades como 'La Caixa', abre una ventana para comprender cómo estos homínidos se adaptaron a su entorno y, a su vez, arroja luz sobre los rasgos de esta población que se extinguió hace menos de 50.000 años. Es decir, aporta una nueva mirada sobre qué separa a los humanos modernos de sus coetánios y antepasados extintos

Homínidos misteriosos

El descubrimiento científico ha sido liderado por la Hebrew University of Jerusalem (HUJI), con la participación del grupo de investigación de Tomàs Marquès-Bonet en el IBE, coautor del trabajo. Masquès-Bonet ha explicado que hace 50.000 años, el humano moderno convivía con otras poblaciones de homínidos, como los neandertales, de los que se conocen bastantes cosas gracias a sus numerosos restos fósiles encontrados en Europa y Asia, pero es más misterioso el homínido de Denísova, descubierto hace apenas una década, del que se sabe que vivió en Siberia y Asia Oriental, y que se extinguió hace menos de 50.000 años.

Mientras que las demás poblaciones humanas han sido identificadas en base a los restos fósiles, los denisovanos se han descubierto en base al análisis genético del ADN. "El motivo principal es que los restos fósiles de los denisovanos encontrados son demasiado escasos como para proporcionar información sobre su apariencia (comprenden solo una falange de dedo meñique, tres dientes y una mandíbula inferior), y de ahí que aún sean un misterio", ha detallado el investigador del IBE, que ha participado en reconstruir el aspecto de los denisovanos a partir de cambios químicos en el ADN. 

Diferencias y parecidos

El equipo de investigación aplicó una nueva técnica de análisis genómico para revelar por primera vez hasta 56 rasgos que caracterizan al homínido de Denísova. Este novedoso método permite asociar cambios en la actividad de regulación genética en fósiles con cambios anatómicos entre grupos humanos para predecir su apariencia física. "Por primera vez podemos hacernos una idea de cómo eran los denisovanos, solo a partir de datos moleculares", ha comentado el profesor Marquès-Bonet. "Además, -ha añadido- este trabajo es un ejemplo de como el conocimiento biomédico puede aplicarse a la evolución para ayudarnos a descifrar cómo eran nuestros ancestros", comenta.

Respecto al aspecto de la misteriosa población, los investigadores han concluido que en muchos rasgos "se parecen a los neandertales, por ejemplo, en su frente inclinada, cara alargada y pelvis grande". "Sin embargo, otros rasgos resultan particularmente fascinantes, como su gran arco dental y su cráneo muy ancho, únicos entre los homínidos", según recalcan los científicos.

Hasta ahora, el análisis del ADN había revelado que los denisovanos se aparearon con los antepasados de los humanos modernos que viven hoy en Australia, las islas del Pacífico, el este de Asia y el sudeste asiático.  Algunos investigadores argumentan que el ADN denisovano probablemente podría haber contribuido a la capacidad de los tibetanos para vivir en grandes altitudes, y a la capacidad de los inuits para vivir en regiones polares, al cruzarse con las poblaciones de estas regiones hace decenas de miles de años.