CIENCIA IRREVERENTE

Pizzas para no morirse (de risa) y otros disparatados experimentos de los Ig Nobel 2019

Premios Ig Nobel

Premios Ig Nobel / periodico

Valentina Raffio

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"La pizza podría proteger contra la enfermedad y la muerte… pero solo si se hace y se come en Italia", concluye el equipo de investigadores (como no, italianos) que este año se ha alzado con el Ig Nobel en Medicina, el galardón que parodia los prestigiosos premios de la Academia Sueca reconociendo los trabajos científicos más irreverentesirreverentes del panorama internacional. La historia es la siguiente. No, la pizza no es ni un tratamiento ni un talismán para ahuyentar a la parca. Pero, al menos en un plano teórico, una serie de estudios realizados en el país de la pizza han detectado que el consumo habitual de este alimento (en su versión más tradicional y auténtica) no se relaciona con un aumento del riesgo de padecer cáncer de mama, de ovario, de próstata o infarto de miocardio.

Los 'científicos del buen comer' recuerdan que, incluso si el hallazgo es real, no deberíamos extrapolar demasiado estas conclusiones porque este curioso fenómeno solo se ha observado en Italia (y porque, ya saben, en ciencia las correlaciones significan entre poco y nada). Pero si lo que buscamos es una ciencia gamberra, el verdadero premio va a las sonrisas y a las bromas que deja esta apetitosa investigación.

Un año más, el solemne auditorio de la Universidad de Harvard acogió la cita más esperada para los amantes de la ciencia que "primero te hace reír y luego te hace pensar", lema de los Ig Nobel forjado por los promotores de la revista de humor científico 'Annals of Improbable Research' (Anales de la Investigación Improbable). En la ceremonia de este año se entregaron, a modo de trofeo, unos particulares vasos de cartón con cepillos de dientes incorporados. Y, dada la fama de los científicos de hablar mucho, se pidió la colaboración de una niña de apenas 8 años para que gritara sin reparo cuando los discursos se volvían algo tediosos: "¡Por favor, parad, estoy aburrida!" Todo ello acompañado de los 'gags' típicos de cada año, como la tradición de tirar aviones de papel al escenario o la posibilidad de montar una 'performance' improvisada (como la de un científico que subió al escenario en falda escocesa para deleitar a los asistentes con un solo de gaita).

La 'temperatura escrotal de los carteros' y otros trabajos premiados

En esta última edición, además del sonado éxito de las 'pizzas contra la muerte', se premiaron otras investigaciones con resultados desternillantes. En la categoría de Educación Médica se galardonó un trabajo que demuestra que se pueden enseñar técnicas de trabajo a los cirujanos con una herramienta habitualmente utilizada para el entrenamiento de perros. En Biología se premió un estudio en el que prueba "que las cucarachas muertas se comportan de manera diferente a las cucarachas vivas". En Anatomía, el trabajo más impactante fue el estudio en el que se medía "la asimetría de la temperatura escrotal en carteros desnudos y vestidos en Francia". Es decir, la demostración científica y empírica de que el escroto de los carteros se calienta más del lado izquierdo.

Este año dos categorías premiaron los trabajos específicamente enfocados a las cuestiones que durante siglos han preocupado a los padres de todo el mundo. En Química, el trabajo ganador analizó el "volumen total de saliva producido en un día por un niño de 5 años" para concluir que... es mucha. En Ingeniería, se aplaudió la invención de una máquina para cambiar pañales para su uso en bebés humanos.

En Economía, para el gozo de los hipocondríacos, un estudio demostró que el dinero en papel es una gran herramienta para transmitir bacterias peligrosas. En Psicología, un curioso experimento demostró primero que sostener un bolígrafo en la boca te hace sonreír para luego desmentir este fenómeno y demostrar que solo es el poder de la sugestión. En Física, un equipo de científicos dio con la explicación definitiva al gran misterio que durante siglos ha mantenido en vela a los investigadores: por qué las heces de los wombats, unos adorables marsupiales australianos, tienen forma de cubo. Y, para acabar, el ansiado Ig Nobel de la Paz se otorgó a un trabajo que demuestra el placer de rascarse una zona que pica.