El mito de las dietas anticáncer

No, no hay alimento que sirva para prevenir o curar el cáncer

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zentauroepp18619022 alimentacion190516140820 / Maira Villela

Valentina Raffio / Olga Pereda

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Un estilo de vida saludable es clave para evitar determinados tipos de enfermedades. Una alimentación equilibrada, de hecho, contribuiría a prevenir hasta un 35% de los casos de cáncer. Prevenirlo, pero jamás curarlo. A pesar de ello, son muchos los que proclaman las virtudes de determinados alimentos para combatir, frenar -incluso sanar- las células tumorales. La cúrcuma es, según muchas de estas voces ligadas a la pseudociencia, el "más potente alimento anticáncer". También tienen esa presunta virtud las semillas de lino, el brócoli, los frutos rojos y los cítricos. Médicos, investigadores y nutricionistas consultados por este diario aseguran que, si bien es cierto que podemos tomar una serie de precauciones y adquirir hábitos saludables que ayuden a la prevención de la enfermedad, la alimentación -por más sana que sea- no es un tratamiento.

El mito de los 'alimentos anticáncer' resurge con cierta frecuencia a partir de estudios científicos que (mal interpretados) pueden dar pie a pensar que hay productos concretos que son mejores que otros para luchar contra el cáncer (como es el caso de los mal llamados superalimentos). Este mismo jueves, por ejemplo, la revista 'Science' publica un nuevo estudio en el que se propone investigar un compuesto natural presente en verduras como el brócoli, la coliflor o las coles de Bruselas como una posible diana terapéutica contra el cáncer. En la práctica, esto se traduce en que se ha estudiado el potencial de una molécula que podría actuar como supresor tumoral si se aplica mediante terapias genéticas o farmacológicas. A partir de aquí, los investigadores matizan: para desbloquear de manera natural el 'potencial anticancerígeno' de estas verduras haría falta consumir unos tres kilogramos diarios en forma cruda y, aun así, nada aseguraría su beneficio de forma permanente.

Límites de la alimentación

"Lo primero que queremos que quede claro es que no existe una alimentación específica que nos proteja del cáncer", explican en el libro 'Dieta y Cáncer' el dietista-nutricionista Julio Basulto y el profesor universitario y experto en alimentación humana Juanjo Cáceres. Los autores destacan que una alimentación saludable es útil para reducir el riesgo de algunos tipos de tumores, pero no los curan. "Es fácil encontrar artículos que perjuran que el cáncer es atribuible a que no consumimos cereales milenarios, pan vivo o alimentos ecológicos. Esos mismos artículos culpan de los tumores al gluten, la leche de vaca o el agua del grifo. No aparece ni una palabra de tales hipótesis en el informe de julio de 2018 del World Cancer Research Fund International (WCR)", argumentan Basulto y Cáceres.

"El cáncer es una enfermedad multifactorial. Esto significa que la alimentación no es el único en lo que nos tenemos que fijar para determinar las posibilidades de desarrollar uno. El perfil genético y hábitos como beber, fumar o llevar una vida sedentaria también juegan un papel fundamental", comenta Núria Malats, jefa del grupo de Epidemiología Genética y Molecular del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) "La evidencia científica obtenida hasta el momento indica que, si bien no existe ningún alimento que por sí solo tenga un potencial contra el cáncer, el consumo de carnes rojas y alimentos ultraprocesados sí que supone un factor de riesgo. Así que, si hablamos de prevención del cáncer, sería más importante fijarnos en qué alimentos deberíamos evitar y no tanto en los que (sin pruebas sólidas) digan servir como prevención", añade la experta.

Falsas esperanzas

A pesar de todo, decir que un determinado alimento tiene efectos positivos sobre la salud es una cuestión -en teoría- muy vigilada en la legislaciónFrancisco Ojuelos, abogado experto en derecho alimentario y autor de libro 'El derecho a la nutrición', recuerda que las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables de los alimentos están reguladas tanto por las normativas europeas (Reglamento 1924/2006) como por las nacionales (Real Decreto 1907/96). Ojuelos, que se lamenta de que la norma no tenga un catálogo de sanciones, asegura que promocionar los llamados "alimentos anticáncer" es algo que, en su opinión, vulnera la normativa.

La otra cara del mito de los alimentos anticáncer sería, claro está, su efecto sobre los pacientes oncológicos. "El gran problema de estos mitos es que crean falsas expectativas en cuanto a resultados, sobre todo cuando la realidad es que solo sirven para vaciar los bolsillos de quienes confían en ellos", reflexiona Ana Casas, oncóloga, investigadora y paciente. "Confiar ciegamente en el poder de estos alimentos puede hacer que dejemos de tomar otros (y, por lo tanto, producir carencias nutricionales) e incluso alentar a abandonar pautas terapéuticas contrastadas. Hay personas que, por ejemplo, después de un diagnóstico de cáncer (en una situación de debilidad por la enfermedad) se hacen veganas pensando que eso va a ser lo mejor para ellas y eso no es así", reflexiona Casas, también promotora del proyecto 'Fundación Actitud frente al cáncer'.