GENÉTICA Y SALUD MENTAL

Ser madrugador es cuestión de genes

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Agencia EFE

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Sí, la genética determina que algunas personas madruguen y tengan un buen despertar. Esta característica, además, está relacionada con un mayor bienestar y la reducción del riesgo de padecer esquizofrenia y depresión. Así lo apunta un estudio publicado este mismo martes en la revista 'Nature Communication' en el que se identifican 351 genes que influyen en la capacidad natural de despertarse pronto.

La investigación, liderada por la Universidad de Exeter (Reino Unido) y el Hospital General de Massachusetts (EE.UU.), arroja luz sobre el funcionamiento de nuestro reloj biológico a partir del análisis genético de extensas bases de datos. En este nuevo estudio, los expertos relacionan la cualidad madrugadora con la salud mental y algunas enfermedades. Sorprendentemente, entre las patologías relacionadas no figuran ni la diabetes, ni la obesidad.

"Nuestro trabajo indica que, en parte, los motivos por los que algunas personas son madrugadoras y otras nocturnas se deben a las diferencias que existen entre la manera en que nuestros cerebros reaccionan a las señales de la luz externa y el funcionamiento normal de nuestros relojes internos", explica Samuel E. Jones, de la Universidad de Exeter. Estas "pequeñas diferencias", concluye, podrían tener "efectos significativos" en la capacidad de nuestros relojes biológicos para "controlar el tiempo eficazmente", lo que "podría alterar los riesgos asociados a enfermedades y trastornos mentales". 

Relojes biológicos

"Este trabajo expone un gran número de genes que pueden ser estudiados con más detalle para entender cómo diferentes personas pueden tener diferentes relojes biológicos", explica en un comunicado Mike Weedon, de la Escuela de Medicina de la Universidad Exeter.

La gran cantidad de individuos implicados en esta investigación, dice, "nos ha dado las pruebas más claras obtenidas hasta ahora" respecto a que los "trasnochadores tienen un riesgo más alto de padecer enfermedades mentales".

Investigación a gran escala

Para este nuevo estudio, los investigadores analizaron el genoma de 250.000 individuos de una base de datos en EE.UU. y 450.000 de una en el Reino Unido, a los que también se preguntó si se consideraban personas "matutinas" o "nocturnas".

Después, trataron de identificar qué genes tenían en común y cómo podían influir en sus patrones de sueño, al tiempo que contrastaron esa información con datos de otros 85.000 individuos de Biobank a los que se instaló una pulsera de actividad, a fin de contrarrestar la posible subjetividad de los encuestados.

Los resultados apuntaron a que las variantes genéticas identificadas pueden modificar en hasta 25 minutos la hora en que una persona se despierta de manera natural, al pasar, por ejemplo, de las 08.00 horas a las 08.25 horas.

Ritmo circadiano

Entre las regiones genómicas identificadas se incluyen aquellas que influyen en nuestros relojes corporales, conocidos como "ritmos circadianos", en las que también detectaron la presencia de genes expresados en el cerebro y en el tejido retinal del ojo.

El ciclo del reloj biológico, apuntan, es ligeramente más largo que el diario de 24 horas y por ello, las conexiones del tejido ocular explican cómo el cerebro detecta la luz para "resetear" ese reloj cada día y sincronizarlo con el ciclo diario. El funcionamiento de nuestro reloj biológico, agregan, está influenciado por los genes y por nuestro estilo de vida, como la dieta, la exposición a la luz artificial y nuestros trabajos y actividades.

El Nobel de Medicina, recuerdan, distinguió en 2017 a tres científicos estadounidenses por descubrir los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano, el "reloj biológico interno" por el que plantas, animales y humanos se adaptan a las rotaciones de la Tierra.