Controversia

El científico chino que modificó genéticamente a dos bebés anuncia otro nacimiento en camino

He Jiankui se disculpa pero defiende la eficacia de sus experimentos

El científico chino defiende efectividad de su estudio de modificación genética

El científico chino defiende efectividad de su estudio de modificación genética. /

Adrián Foncillas

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El científico chino He Jiankui He Jiankui ha defendido la eficacia y motivación de sus experimentos con embriones genéticamente modificados, se ha disculpado por la tormenta científica y ha anunciado otro nacimiento en camino. El biólogo chino comparecía en público después de haber sido globalmente vilipendiado durante la semana. No aclaró las dudas amontonadas pero nadie podrá acusarle de cobarde.

He ha monopolizado las portadas globales desde que tres días atrás anunció que había ayudado a nacer a dos gemelas con el ADN alterado para bloquear el contagio del sida de sus padres seropositivos. El científico ha repetido que ambas están “sanas y felices” e insinuó que le importaba más los agradecimientos de la familia que las críticas globales. “Me siento orgulloso, muy orgulloso porque el padre había perdido la esperanza por vivir. Después del nacimiento me mandó un mensaje diciéndome que trabajaría duro y cuidaría de sus hijas durante la segunda parte de su vida”, desveló. “Deberíamos mostrar compasión hacia esos millones de familias con enfermedades hereditarias. Si disponemos de esa tecnología, podemos utilizarla para ayudar a esa gente necesitada”, añadió.

"Crear bebés sanos"

El biólogo insistió en el mensaje ya expuesto en las redes sociales: no busca poner en peligro a la humanidad con mutaciones incontroladas ni traspasar la frontera entre la curación de una enfermedad y las mejoras genéticas como el incremento de la inteligencia o la altura. “No se trata de crear bebés de diseño sino bebés sanos”, dijo. Pero la alteración de un embrión sano,  según la opinión mayoritaria, supone la entrada en territorio prohibido.

El gremio científico alega que existen medios menos invasivos para protegerse del sida y que, en cualquier caso, esa ganancia palidece ante el angustioso horizonte de mutaciones genéticas en las niñas o sus descendientes. Requerido por la ética del procedimiento, He aludió a los 70 minutos destinados a informar a las ocho parejas reclutadas para su experimento de todos los detalles y riesgos antes de conseguir su consentimiento firmado. Pero admitió que carecía de respuesta cuando se le preguntó si había considerado las potenciales consecuencias físicas o emocionales sobre las gemelas.

Otro embarazo

El biólogo también ha anunciado otro embarazo en sus primeras semanas que podría ser el último porque el alboroto global le aconseja pausar su trabajo. El ruido ha atraído los focos mediáticos hacia la segunda edición de la Convención Internacional de Edición del Genoma Humano, celebrada en Hong Kong. Periodistas y científicos se apretaron esta tarde en una sala de 700 personas para ver al hombre que ha roto el consenso ético y abierto la caja de Pandora de la mutación genética en humanos. A He se le achaca vanidad, inconsciencia o ambas.

El inquietante científico ha resultado ser un tipo con ese aspecto bondadoso que confieren las facciones redondeadas y tan sereno como cortés en medio de la tormenta. He debía responder tanto por su ética como por las formas. Anunciar un hallazgo científico a través de Youtube antes de que sea cotejado por sus pares es, por lo menos, una descortesía. La clandestinidad en la que desarrolló su trabajo, además, genera dudas razonables. He se disculpó por la filtración de los videos y negó el secretismo. Aseguró que había enviado sus experimentos a una revista y que serían publicados tan pronto concluyera su revisión,  que había expuesto su trabajo en conferencias universitarias y que lo había consultado con varios expertos estadounidenses y chinos. Ocurre que no aclaró qué revista, qué universidades ni qué expertos.

Sin aval institucional

He ha admitido que su investigación no estaba avalada por ninguna institución oficial. El reconocimiento explica el inmediato distanciamiento de todas las entidades que habían quedado salpicadas. La Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur de Shenzhen alegó ignorancia, aclaró que He disfrutaba de una baja no remunerada y anunció una investigación sobre violaciones de los principios éticos. El Centro Médico Harmonicare de Shenzhen ha asegurado que las firmas de su Comité Ético que autorizaban los experimentos podrían haber sido falsificadas. También la Comisión Nacional de Salud, máximo órgano estatal, dijo desconocer el trabajo de He y emprendió una “profunda investigación y verificación”.

Más de un centenar de científicos chinos tildó de “locura” sus experimentos y pidió leyes más estrictas. La prestigiosa revista Nature ha contribuido al debate subrayando la indignación generalizada y alertando del “salto significativo” que implica la modificación del genoma humano.

David Baltimore

David Baltimore, director de la convención de Hong Kong, asumió durante la intervención de He que el nacimiento de las gemelas certificaba “un fallo en la autoregulación de la comunidad científica”. El sector había acordado una moratoria de tres años en la modificación genética de embriones que carece de fuerza vinculante.

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