ESTUDIO DE HARVARD

Los varones de la península Ibérica fueron aniquilados por invasores hace 4.500 años

Los forasteros procedían de la cultura Tamna, originaria del Cáucaso

La península ibérica captada desde la Estación Espacial Internacional, la noche del pasado 26 de julio.

La península ibérica captada desde la Estación Espacial Internacional, la noche del pasado 26 de julio. / MS

El Periódico

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Un estudio dirigido por el genetista David Reich, de la Harvard Medical School en Boston, concluye que los hombres nativos de la la Península Ibérica fueron exterminados tras una invasión hace 4.500 años. O, al menos, que fueron arrinconados hasta el punto de que todos los pobladores posteriores de la península, hasta la llegada de nuevas invasiones, eran descendientes por  vía masculina únicamente de esa población, muy probablemente la primitiva oleada de colonizadores indoeuropeos, que desplazaron como reproductores a los invadidos y procrearon con las mujeres indígenas. 

De momento, no se conocen más detalles del estudio, ni de las dudas que se pueden plantear sobre él, ya que Reich solo ha presentado los resultdos del estudio en una conferencia del festival New Scientist Live en Londres, este fin de semana, y están aún pendientes de publicar en una revista científica acreditada. 

Final de la edad del Cobre

El cromosoma Y, masculino, identificado en todo el ADN antiguo rescatado de enterramientos posteriores, corresponde a la cultura Yamna, originaria del Caucaso y el litoral norte del Mar Negro. Esta era una cultura del final de la Edad de Cobre y principios de la Edad de Bronce (3600-2300 a.C.), cuya denominación proveniente de la palabra rusa 'yama' que significa hoyo, es decir, una simple tumba en un pozo, y su expansión se asocia a la de las lenguas indoeuropeas. Los yamniki no solo usaban metales en el hogar y en la guerra, sino que también tenían vehículos con ruedas y caballos domesticados.

"Aquellos invasores se expandieron por un vasto territorio desde Mongolia a Hungría y Europa, y son los principales contribuyentes primarios más importantes a los europeos de hoy", explicó Reich.

En el caso de la Península Ibérica, Reich sostiene que "la colisión de estas dos poblaciones no fue amistosa, ni siquiera igual, sino que los varones de fuera desplazaron a los locales y lo hicieron casi por completo, mientras que las mujeres habrían sido esclavizadas", según Reich. Según otros estudios, de la población que surgió de las estepas y arrasó europea nueve de cada diez eran hombres, y además con una estructura social que hacía que, probablemente, unos pocos líderes tuviesen un éxito reproductor absolutamente desproporcionado.

La población que encontraron estos invasores era una mezcla de los primeros cazadores-recolectores que poblaron Europa y de los pueblos neolíticos que trajeron desde Oriente Próximo la agricultura. Las trazas genéticas de estos pobladores se pueden encontrar en gran parte del genoma de los posteriores pobladores de la península, pero no en su cromosoma Y.

La teoría de Reich despierta algunas incógnitas aún por despejar. Hasta qué punto fue posible en las circunstancias de ese tiempo llegar a invadir o poblar cada rincón de la península, cuando invasiones posteriores de sociedades mucho más organizadas social y tecnológicamente no lo lograron, y cómo sobrevivieron (o llegaron desde el exterior) las lenguas no indoeuropeas como el protovasco o el ibero. O la sustitución no fue radical, o fue genética pero las sociedades resultantes mantuvieron las culturas originarias por vía maternal, o llegaron con movimientos de población posteriores.

El escenario planteado por Reich si aporta un elemento que explicaría alguna particularidad del mapa lingüístico de los celtíberos, las poblaciones de lengua celta que se establecieron en la península ibérica en el primer milenio antes de Cristo. Esta primera población preindoeuropea ayudaría a explicar las características arcaicas que se han atribuido a los lusitanos, así como la presencia de rituales de inhumación en numerosos yacimientos de la Meseta norte.