EL PRIMER TURISTA EN DEJAR LA ÓRBITA DE LA TIERRA

Elon Musk quiere llevar a un millonario japonés a la Luna

El fundador de Space X anuncia sus planes para llevar a los primeros pasajeros hacia el satélite terrestre en el 2023

spacex moon 82870-1a172

spacex moon 82870-1a172 / .45083095

Ricardo Mir de Francia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En plena guerra fría fueron las grandes superpotencias las que compitieron por dejar las primeras huellas en el espacio, una carrera que se financió con dinero público y sirvió para trasladar a la estratosfera la batalla por la hegemonía mundial que libraban el capitalismo y el comunismo. Las grandes potencias no han renunciado a la frontera espacial, pero en un reflejo de los tiempos que corren desde la revolución conservadora de los años ochenta, es ahora la iniciativa privada, propulsada con el dinero de las grandes fortunas, la que ha asumido el liderazgo en ell transporte espacial. Nombres como el sudafricano Elon Musk, que se ha propuesto ser el primero en llevar a un turista a la Luna. Para ser más exactos un japonés, el arquetipo del turista por excelencia.

Musk anunció sus planes desde la sede de Space X en California, donde presentó al hombre que podría convertirse en el primer ser humano en viajar a la Luna desde 1972. Se llama Yusaku Maezawa, tiene 42 años y es el decimoctavo hombre más rico de Japón, según la revista Forbes. Un empresario que se hizo extraordinariamente rico vendiendo moda a través de internet. “Desde que era un niño, siempre he amado la Luna. Solo mirarla me servía para estimular mi imaginación. Siempre está ahí y siempre seguirá inspirando a la humanidad”, dijo Maezawa durante el acto de presentación. El japonés pretende que le acompañen en su periplo los “ocho mejores artistas del mundo”, a los que pedirá a cambio que creen una obra para conmemorar el viaje. “Estas obras maestras servirán para inspirar al soñador que todos llevamos dentro”.

No hay fecha exacta para el viaje, aunque Musk pretende que el despegue se produzca en 2023. Hasta entonces, su compañía se dedicará a construir el Big Falcon Rocket, un cohete espacial de 120 metros de longitud capaz de transportar hasta un centenar de personas a bordo. Inicialmente la misión será menos ambiciosa. El pasaje se restringirá lo máximo posible para dar cabida a suficiente comida, agua y piezas de recambio que permitan a la nave hacer frente a los posibles contratiempos que se presenten. El sudafricano también explicó que el diseño de la nave ha cambiado a raíz de los comentarios que recibió tras compartir en la red la arquitectura del prototipo inicial.

Una suma no revelada

Su desarrollo costará unos 5.000 millones de dólares y, aunque no ha trascendido la suma que Maezawa pagará por ser su primer pasajero, Musk le agradeció que dedique parte de su fortuna a un proyecto que podría servir para abrir una nueva frontera en el turismo espacial. “El hecho de que alguien esté dispuesto a hacer esto me ha ayudado mucho a recuperar mi confianza en la humanidad”, dijo el también fundador de Tesla tras reconocer que el viaje es “peligroso”. “Al fin y al cabo, (Maezawa) está contribuyendo con su dinero a que el ciudadano de a pie pueda un día viajar a otros planetas”. Ahora falta ver si Space X podrá cumplir con los plazos y materializar el sueño de Musk. Los precedentes son traicioneros. El Falcon Heavy, que pretendía también transportar pasajeros fuera de la órbita terrestre, tardó cinco años más de lo previsto en completarse.

En la historia de la exploración espacial, solo 24 personas han viajado a la Luna, todas ellas estadounidenses, pero solo la mitad pusieron los pies sobre la superficie rugosa del satélite terrestre. La última vez fue durante el viaje del Apolo 17 de la NASA en 1972. Tampoco esta vez se espera que el Big Falcon acabe alunizando. La misión concebida por Musk pasa por darle la vuelta a la Luna en un viaje sin paradas de 764.000 kilómetros, una misión que debería completarse en cinco días. A Maezawa no le tiemblas las piernas, al menos de momento. “No tengo ningún miedo. Confío en él y confío en el equipo de Space X”, aseguró durante la comparecencia de prensa conjunta.

El japonés no será el primer turista espacial ni la de Musk la primera ‘agencia de viajes’ en programar vacaciones a las estrellas. El primer turista en viajar más allá de la atmósfera terrestre fue el empresario estadounidense Dennis Tito, quien se pasó ocho días en el espacio durante la primavera del 2001, parte de ellos en la Estación Espacial Internacional (ISS). Su viaje fue organizado por la compañía Space Adventures, que negoció con la agencia rusa Roscosmos para transportar al norteamericano en uno de sus cohetes Soyuz. Otros seis turistas siguieron posteriormente su estela para recalar en la ISS. El último que lo hizo fue el fundador del Cirque du Soleil, Guy Laliberté, en 2009.

Pero aquella primera época del turismo espacial se cerró cuando la ISS decidió redoblar su personal. Básicamente se quedó sin espacio para acomodar visitantes. También contribuyó la jubilación del trasbordador espacial de la NASA, que obligó a EE UU a recurrir a las Soyuz rusas para transportar a sus astronautas. En los últimos años, sin embargo, han aparecido varias compañías que aspiran a transportar viajeros de bolsillos llenos al espacio. Tienen nombres como Virgin Galactic, la empresa de Richard Branson, que este mismo año reanudó las pruebas con el SpaceShipTwo tras su estreno accidentado en 2014. También el dueño de Amazon, Jeff Bezos, compite en este mercado incipiente. Su Blue Origin aspira a lanzar este mismo año su primera misión con pasjeros.

Space Adventures sigue activa a pesar del parón de los últimos años y quiere también a llegar a la Luna. Orion Span, por su parte, pretende levantar el primer hotel de lujo en el espacio, la llamada Estación Aurora, un proyecto que debería comenzar a construirse en 2021.