NUEVA PERSPECTIVA DE INVESTIGACIÓN

Una sola noche de insomnio aumenta el riesgo de engordar

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zentauroepp44738789 insomnio180822162344 / TOM BAKER

Valentina Raffio

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Las noches en vela se reflejan en tu ADN. Y sí, aunque pienses que por un solo día de descanso perdido tu cuerpo no va a sufrir las consecuencias, te equivocas. Un nuevo estudio publicado en Sciences Advances apunta a que las alteraciones del sueño a corto y largo plazo pueden tener efectos perjudiciales para la salud. Esta nueva investigación indica que el sueño (o la falta de este) tiene un efecto directo en el tejido adiposo y en el muscular. Los investigadores apuntan a que el insomnio o la escasez de sueño propiciaría el crecimiento del primero (el tejido adiposo), por lo que aumentaría el riesgo de engordar, y contribuiría a la descomposición del segundo (el muscular), por lo que también habría un mayor peligro de roturas musculares.

De acuerdo con Jonathan Cedernaes, investigador del departamento de Neurociencia de la Uppsala University de Suecia y autor principal del estudio, no es la primera vez que se relaciona la falta de sueño con patologías metabólicas como la obesidad o incluso con la diabetes de tipo 2. Sin embargo, según explican los autores, mediante este nuevo estudio se apunta por primera vez a una afectación genética derivada directamente de la falta de sueño. Un resultado que, si se confirma en posteriores estudios, podría dilucidar el mecanismo tras los procesos moleculares desencadenados debido a una rutina de sueño inadecuada.

No es el primero ni el último estudio que apunta a las consecuencias físicas de la falta de sueño. Un problema que, de acuerdo con las autoridades sanitarias, puede convertirse en verdadero problema para la salud tanto individual como pública. En este sentido los expertos apuntan a que la falta de sueño, además de estar relacionada con el aumento de peso y la degeneración del tejido muscular, también deriva en la disminución del nivel de la calidad de vida o el aumento de la aparición de patologías como la depresión y la ansiedad.

El experimento

Para realizar este estudio, los investigadores optaron por diseñar un experimento con 15 varones jóvenes. Durante el día de la prueba, los chicos seleccionados eran mimados por el equipo de científicos con tres comidas sanas y una rutina de ejercicio moderado. Todo ello para garantizar que los participantes, quienes garantizaban contar con un buen estado de salud, pudieran empezar su noche de sueño en las mismas condiciones. A partir de ahí, los investigadores les plantearon pasar una noche de sueño adecuado (de unas 8.5 horas de media) y una noche totalmente en vela.

Tras ambas experiencias, los individuos del grupo de estudio pasaron por manos de expertos para hablar de qué tal habían pasado la noche y garantizar que los patrones de sueño habían ido como previsto. Es decir, que una noche habían descansado como toca y que en la otra no habían pegado ojo. Posteriormente, los investigadores extrajeron muestras de tejido muscular, adiposo y sanguíneo de los participantes. Con el objetivo de estudiar los cambios estructurales que provoca en el cuerpo la falta de sueño, todo ello fue analizado a escala molecular y genética.

Resultados del estudio

De acuerdo con los resultados de la investigación, una sola noche de sueño puede producir cambios genéticos en nuestro organismo. Un resultado llamativo si se tiene en cuenta que, además, esta afectación actúa de una manera diferente en cada tejido. Ante la falta de sueño, el tejido adiposo se reprograma provocando que el cuerpo retenga de manera más fácil la grasa mientras que, por otro lado, el tejido muscular responde iniciando un proceso de degradación. Unos procesos que, a largo plazo, aumentarían los depósitos de grasa y disminuirían los porcentajes de masa muscular.

Tal y como explica Jonathan Cedernaes, una de las conclusiones más interesantes de este estudio es de qué manera los genes regulan su expresión dependiendo de los patrones de sueño. En este sentido, de acuerdo con el investigador, una noche de sueño bien o mal conseguido se acaba reflejando directamente en nuestro ADN. Un fenómeno que, por el momento, se desconoce cuánto puede durar y si puede ser reversible mediante la recuperación del sueño perdido o la realización de actividades saludables, como es el caso del ejercicio físico.

De acuerdo con esta nueva investigación, la pérdida aguda de sueño produciría un cambio en la utilización del combustible metabólico. Es decir, modificaría el cómo el organismo utiliza las reservas de energía disponibles para determinadas funciones. En última instancia esta sería la razón por la que la falta de sueño estaría relacionada con diferentes riesgos para la salud, muchos de ellos relacionados con patologías metabólicas.