DIARIO ASTRONÓMICO

Los 3 fenómenos físicos que se esconden tras una puesta de sol

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rjulve1546643 barcelona 11 12 2003 puesta de sol sobre las obras de la sa180619124550 / FERRAN NADEU

Eduard Masana

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La época del solsticio de verano, en que disponemos de un gran número de horas de sol, invita a disfrutar de la naturaleza y las actividades al aire libre. Sin duda, una buena forma de acabar uno de estos largos días es presenciando una puesta de sol. Ya sea desde la orilla del mar o desde un mirador elevado, ver desaparecer al astro rey por el horizonte constituye siempre un hermoso espectáculo. Para hacer aún más atractivo este fenómeno, a su belleza intrínseca podemos añadirle algunas nociones de física que nos ayudarán a entenderlo mejor

Para empezar, durante la puesta vemos el sol atenuado, de manera que casi lo podemos mirar sin protección. Aunque cuidado: que su luz no nos moleste en exceso no significa que no nos pueda dañar el ojo, especialmente si lo miramos a través del objetivo de una cámara fotográfica. Siempre hay que ser precavidos cuando miramos el sol.

La atenuación se debe a que, al estar cerca del horizonte, el recorrido que la luz del sol efectúa a través de la atmósfera es mayor que cuando se encuentra alto en el cielo, como sería al mediodía. Las partículas que forman la atmósfera son las responsables de la absorción, de manera que, a más recorrido a través de la atmósfera, más luz es absorbida y más tenue vemos el disco solar.

Horizonte rojizo

Tenemos también la tonalidad rojiza que adquiere el sol a medida que se acerca al horizonte. Para entenderla hemos de pensar que la luz del sol se compone de diferentes colores. Al atravesar la atmósfera la luz es dispersada (desviada) por las pequeñas partículas que la forman. No todos los colores se dispersan de la misma forma.

La luz azul, de longitud de onda más corta, se ve más afectada, de manera que es desviada en todas direcciones. Es por eso por lo que vemos el cielo azul. En cambio, la luz roja, de longitud de onda más larga, se ve poco afectada. Al mirar directamente hacia el sol, la luz original ha perdido gran parte del color azul, que ha sido desviado en otras direcciones, pero mantiene la práctica totalidad del color rojo. 

Este efecto, como la absorción, se acentúa a medida que el sol se acerca al horizonte, ya que, al atravesar más atmósfera, la dispersión es mayor. Cuando observamos una puesta de sol en un día con calima, el enrojecimiento es incluso más evidente, puesto que las partículas que forman la calima dispersan la luz azul de manera muy efectiva.

Sol achatado

Otro efecto que en algunas ocasiones podemos observar en una puesta de sol es que su disco aparece ligeramente achatado. La causante de ello es la refracción atmosférica. La atmósfera se comporta como una lente, de manera que curva los rayos de luz y provoca que los astros aparezcan más elevados de lo que realmente están. 

La refracción depende mucho de la altura del astro sobre el horizonte, siendo nula en la dirección del cénit y aumentando significativamente a medida que nos acercamos al horizonte. Así, el borde inferior del sol, más cercano al horizonte, se ve más afectado por la refracción, y por tanto aumenta más su altura sobre el horizonte, que el borde superior. El resultado es que el disco solar pierde su forma circular y aparece achatado.

El rayo verde

Y si somos muy afortunados podremos observar el rayo verde, el fenómeno que el protagonista de la novela homónima de Julio Verne persigue por medio mundo. La refracción afecta más a la luz azul y menos a la roja. Cuando solo queda una pequeña porción del sol por encima del horizonte, la refracción descompone su luz en una franja de colores similar al arco iris, con el azul y violeta, más refractados, en la parte superior, y el rojo, menos refractado, en la parte inferior. 

Esta diminuta franja irá desapareciendo gradualmente bajo el horizonte: primero el rojo, después el naranja, a continuación el amarillo y el verde. Los últimos colores en desaparecer son el azul y el violeta, pero ya hemos comentado que precisamente estos colores son los que más se dispersan, de manera que son desviados antes de llegar a nosotros. Es por eso que, si se dan las condiciones adecuadas, el último destello de sol que vemos es de color verde.

Más información

Sección elaborada en colaboración con el Institut de Ciències del Cosmos de la Universitat de Barcelona (ICC-UB-IEEC) y el Institut de Ciències del Cosmos de la Universitat de Barcelona (ICC-UB-IEEC) Parc Astronòmic Montsec - Centre d'Observació de l'Univers.