FINANCIACIÓN CIENTÍFICA

La ciencia universitaria lanza un SOS

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Antonio Madridejos / Michele Catanzaro

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Decenas de grupos científicos de alto perfil de las universidades catalanas se han quedado este año sin la ayuda SGR (Suport als Grups de Recerca), la principal financiación aportada por la Generalitat para que los investigadores puedan desarrollar su trabajo, en beneficio generalmente de otros equipos no universitarios. De hecho, por primera vez desde que la SGR que se puso en marcha,  las universidades no han conseguido en la última convocatoria ni el 50% de las ayudas ofertadas.

Las tres principales universidades -Barcelona (UB), Autònoma de Barcelona (UAB) y Politècnica de Catalunya (UPC)- se han unido para pedir un cambio en el sistema de financiación y de atribución. Según denuncian, el dinero de los SGR destinado a sus grupos se ha reducido en la última convocatoria un 19% en la UPC, un 24% en la UAB y un 26% en la UB, a lo que se suman los descensos acumulados en las dos promociones anteriores (2009 y 2014).

Las universidades han obtenido el 49% de los SGR ofertados, frente al 64% de la convocatoria del 2009 y el 56% del 2014

Concretamente, en la convocatoria de este año, las universidades han obtenido el 49% de los SGR ofertados, frente al 64% que lograron en la convocatoria del 2009 y el 56% del 2014. Como contrapartida, ha aumentado considerablemente la financiación que reciben los grupos de los institutos Cerca, la red de 40 centros de excelencia dependientes de la Generalitat.

Las universidades argumentan que ellos son responsables de más del 70% de los 'papers' o publicaciones científicas indexadas, la principal herramienta para computar la productividad investigadora, "pero luego el resultado del SGR parece no tenerlo en cuenta", lamenta Javier Lafuente, vicerrector de Innovación de la UAB. A diferencia de otras convocatorias competitivas, el comité internacional que decide la concesión de los SGR no lo hace en función de un proyecto presentado, "sino de lo que han hecho los grupos en los últimos años", añade Domènech Espriu, vicerrector de Investigación de la UB.

Sin explicaciones sobre la exclusión

En esta ocasión, además, ninguno de los grupos consultados ha recibido explicaciones sobre su exclusión dentro del plazo para presentar alegaciones. Las evaluaciones se han entregado a los grupos hace escasos días, casi tres meses después de comunicar la decisión. La sensación de arbitrariedad es tal que un catedrático justificó su petición de anonimato, al hablar con EL PERIÓDICO, argumentando que no quería "entrar en una lista negra".

"Hay un perjuicio moral, una falta de criterios objetivables que duele. Te sientes infravalorado y te pasa por delante gente que no tiene tantos méritos", lamenta Xavier Navarro, jefe de un grupo de 29 personas de la UAB, especializado en enfermedades degenerativas, como la ELA.

"Es la gota que ha colmado el vaso. Vivimos una sensación permanente de improvisación, de precarización, de estar siempre a la intemperie", afirma Josep Perelló, miembro de un grupo de 22 personas de la UB, que investiga la física de los sistemas complejos.

Margen de maniobra

El importe total de la convocatoria se traduce en unos 10.000 o 20.000 euros anuales por grupo, dependiendo de la categoría. "Era el chocolate del loro, pero te permitía tener algunas cosas en funcionamiento", afirma Santi Royo, jefe de un grupo de 40 personas de la UPC, que trabaja en ingeniería óptica y fotónica.

Los grupos usan ese dinero para tener margen de maniobra en un entorno depauperado por la escasez general de inversión en I+D.  Por ejemplo, para invitar a un investigador extranjero, completar el sueldo de un doctorando o de un técnico, cubrir retrasos en los pagos de otras convocatorias, comprar pequeños dispositivos, etcétera.

En términos monetarios, las aportaciones del SGR son muy inferiores a las que se pueden obtener a través de las convocatorias españolas (Ministerio de Economía, Instituto de Salud Carlos III) o europeas (ERC y otras), pero "para lo grupos que no tienen acceso a ese tipo de financiación, que no pueden aspirar a ella por el motivo que sea, son como agua de mayo", resume Espriu (UB). Por ejemplo, el porcentaje de grupos que logran una financiación europea ronda el 10% de los solicitantes. "Solo los muy buenos y muy consolidados lo logran", añade el vicerrector de la UB. "Son pequeñas ayudas para los grupos grandes, que pueden acceder a otro tipo de financiación, pero para otros son vitales", insiste Espriu.

Cambios en la última convocatoria

La convocatoria actual ya sorprendió porque contenía condiciones (en cuanto a número de artículos publicados y otros requerimientos) que no estaban en la convocatoria anterior y de las cuales no se había informado previamente a los investigadores.

Según Xavier Navarro, el malestar con la convocatoria SGR se manifestó en asambleas de profesores ya en convocatorias anteriores. Sin embargo, este año incluso los equipos rectorales han estallado, apuntando el dedo a los Cerca, red de centros creada por la Generalitat a partir del 2005. Los Cerca están asociados teóricamente a alguna universidad, pero en la práctica tienen una alta autonomía.

"Veo una diferencia clara de trato entre universidades y Cerca", afirma Royo. "El sistema Cerca lo está haciendo muy bien, pero no se entiende por qué universidades que en determinados ámbitos están dando un rendimiento alto se quedan sin financiación", afirma el investigador.

Los científicos consultados reivindican su excelencia investigadora pese a la desventaja de tener tareas docentes y administrativas que no tiene sus colegas de los centros Cerca. De hecho, la mayoría de los científicos de estos institutos están liberados de la carga de dar clases o corregir exámenes, por ejemplo.

Criterios de la Generalitat

Arcadi Navarro, el director general de Recerca de la Generalitat, justifica el resultado de la selección: "Nosotros procuramos dar el poco dinero de que disponemos para crear más conocimiento, más propiedad intelectual, que se logre un retorno a la sociedad. Y el criterio de excelencia, de calidad, siempre debe ser el primero. A veces, unos suben y otros bajan". Además, Arcadi Navarro matiza la cifra del 49% que computan las universidades: "Muchos grupos seleccionados están dirigidos por profesores universitarios que, con permiso de su rector, han adscrito su investigación al centro Cerca".

"Hemos publicado en 'Nature Neuroscience', hemos creado una 'spin-off' y tenemos contratos con empresas: ¿qué más tenemos que hacer? Hay grupos no universitarios inferiores al nuestro que sí han recibido financiación"

Jordi Alberch

— Catedrático de la UB. Especializado en enfermedades neurodegenerativas

"Hemos publicado en 'Nature Neuroscience', hemos creado una 'spin-off' y tenemos contratos con empresas: ¿qué más tenemos que hacer?", lamenta Jordi Alberch, líder de un grupo de 20 personas que investiga sobre enfermedades como el Parkinson e Huntington. "Hay grupos no universitarios inferiores al nuestro que sí han recibido financiación", añade. Diversos de los investigadores consultados expresan su estupor ante los criterios de priorización empleados.

A diferencia de otras autonomías, como Andalucía, que asignan sus fondos de investigación en convocatorias competitivas de proyectos, Catalunya optó hace años por invertir la mayoría de sus recursos en financiación basal para un conjunto de centros de excelencia. Así, según critican las universidades, los centros Cerca reciben una triple financiación por parte de la Administración: el presupuesto destinado directamente por parte de la Generalitat, el profesorado cedido por las universidades y ahora también la prioridad de las ayudas SGR.

¿Solo docencia?

"Claramente, hay la intención de que la universidad se dedique a la docencia y los centros a la investigación. De esta manera las universidades se convertirán en un instituto de secundaria. ¿Quién va a suministrar savia nueva a los centros?, ¿buscarán doctorandos en China o la India?", se pregunta Xavier Navarro. "No podemos hacer buena docencia si no hacemos buena investigación. En ningún sitio del mundo se quita la investigación de la universidad. Debería haber sinergia con los institutos, no competición", concluye Alberch.

"El criterio de excelencia, de calidad, siempre debe ser el primero. La supuesta competencia entre Cerca y universidades es falsa"

Arcadi Navarro

— Director general de Recerca de la Generalitat (Departament d'Empresa i Coneixement)

Arcadi Navarro rechaza de plano la interpretación de las universidades. "La supuesta competencia entre Cerca y universidades es falsa. Muchos profesores de las universidades están también en los centros Cerca y muchos investigadores de los centros dan clases en las universidades. Tenemos un modelo integrado: los resultados de la SGR muestran precisamente esa integración", afirma el director general de Recerca.

"Desde hace años estamos comprometidos con la investigación universitaria", concluye Arcadi Navarro. El director general cita el programa ICREA Academia, que financía el sueldo de investigadores universitarios excelentes, o las becas FPU (Formació del Professorat Universitari), que consiguen en su mayoría personas que trabajan en la universidad. El pasado 22 de marzo, Navarro anunció también la creación de un programa específico para las universidades, el SDUR (Suport a Departaments i Unitats de Recerca Universitaris), dotado con cuatro millones de euros.