UNIVERSO LEJANO

El telescopio Hubble detecta la estrella más lejana jamás observada

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Antonio Madridejos

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Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto la estrella más lejana jamás observada gracias a observaciones con el telescopio espacial Hubble y la inesperada ayuda de la naturaleza, en un fenómeno natural conocido como lente gravitacionalÍcaro o Icarus, como ha sido bautizada, se encuentra a 9.000 millones de años luz.

"Es la primera vez que vemos una estrella tan lejana", explica Patrick Kelly, investigador de la Universidad de Minnesota y líder del estudio. No es una galaxia ni tampoco una supernova o un estallido de rayos gamma, sino una estrella normal individualizable. En el descubrimiento, que se ha publicado en tres artículos de las revistas 'Nature Astronomy' y 'The Astrophysical Journal', han participado de forma destacada diversos grupos españoles.

Ícaro, que se formó 4.400 millones de años después del Big Bang, cuando el universo no tenía más que un tercio de su edad actual, se encuentra -más propiamente, se encontraba, puesto que ya no existe- en una galaxia espiral tan lejos de la Tierra que su luz ha tardado 9.000 millones de años en llegarnos. 

El descubrimiento empezó en abril del 2016 en un golpe afortunado. Astrónomos estadounidenses y europeos realizaban observaciones con el Hubble para detectar la aparición de la explosión de una supernova cuando "una inesperada" fuente de luz se iluminó en la misma galaxia. Y empezaron los análisis.

Lente natural que amplifica 2.000 veces la luz

Por lo general, incluso utilizando los telescopios más potentes, es imposible distinguir estrellas individuales que se encuentren a distancias superiores a los 100 millones de años luz. Ícaro está 90 veces más lejos. Si el descubrimiento ha sido posible es gracias a "un capricho de la naturaleza", como lo denominan los propios autores: la gravedad de un cúmulo muy masivo de galaxias actúa como una gran lupa cósmica que amplifica la luz de objetos más distantes. La lente natural que ha permitido ver a Ícaro está creada por un cúmulo de galaxias llamado MACS J1149+2223, situado a unos 5.000 millones de años luz de la Tierra. 

El equipo ha decidido llamarla Ícaro, como el personaje de la mitología griega que se acercó demasiado al Sol con sus alas de plumas y cera. Tiene su explicación. Al igual que Ícaro, la luz de la estrella, en su camino hacia la Tierra, se ha aproximado tanto a una estrella similar al Sol, en el medio intergaláctico del cúmulo MACSJ 1149+2223, que ha conseguido amplificar su brillo unas 2.000 veces, "alcanzando de esta manera la gloria como su homónimo griego", destaca el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) en una nota informativa.

Participación española

Por parte española, el equipo que que ha logrado el hallazgo incluye, entre otros, a José M. Diego, del Instituto de Física de Cantabria (IFCA), Pablo G. Pérez González, de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Tom Broadhurst, de la Universidad del País Vasco (UPV), e Ismael Pérez Fournon, del IAC y de la Universidad de La Laguna (ULL). 

"Ícaro es una estrella supergigante azul. Un tipo de estrella mucho más grande, masiva, caliente y, posiblemente, miles de veces más brillante que el Sol, pero que, a la distancia a la que se encuentra, es imposible observarla de manera individual incluso para el Hubble, salvo que contemos con el fenómeno de lente gravitacional", resume Ismael Pérez Fournon (IAC).

Pablo Pérez González, de la UCM, explica que "hasta 2016 solo era posible observar estrellas individuales en las galaxias de al lado de la Vía Láctea. Hoy ya es posible observar  una estrella individual, muy parecida a Rigel, que está en el otro lado del Universo, y que de hecho ya no existe.”

También desde Canarias

La detección de Ícaro con el Hubble fue tan extraordinaria que, cuando fue descubierta, todos los telescopios del mundo empezaron a observarla. En España se solicitó tiempo extraordinario con el Gran Telescopio Canarias (GTC), el mayor telescopio óptico-infrarrojo del mundo, que, por otro lado, fue "el único telescopio que detectó esta estrella tan lejana desde la Tierra", puntualiza Pérez González.

"El descubrimiento de Ícaro a través de lentes gravitacionales ha iniciado una nueva forma para que los astrónomos estudien estrellas individuales en galaxias distantes -destaca la NASA-. Estas observaciones proporcionan una mirada rara y detallada de cómo evolucionan las estrellas, especialmente las estrellas más luminosas. Cuando se lanza el Telescopio Espacial James Webb de la NASA, los astrónomos esperan encontrar muchas más estrellas como Ícaro.