Crepúsculo

Vivimos más años y muchos de los que viven más años lo hacen en mejores condiciones. Hablamos de tercera o incluso de cuarta edad y nos interesa saber qué podemos hacer cuando nos encontramos en esas condiciones. Se acaba de publicar un estudio que analiza las diferencias entre el estado de salud de los individuos en diferentes etapas de la vida. Como es difícil hacer experimentos que sigan toda la vida de un grupo de humanos, utilizan un modelo animal sencillo, pero las conclusiones pueden hacernos reflexionar.

El modelo animal que usa el trabajo, que se acaba de publicar en la revista 'Cell Systems', es bien conocido. Es un gusano llamado 'Caenorhabditis elegans' del que se dispone el genoma entero desde hace años y se sabe cómo se forman cada una de las 1.000 células (300 de las cuales neuronas) que lo componen. El experimento, que han realizado grupos de investigación de Estados Unidos, ha inmovilizado unos 700 animales, genéticamente homogéneos, en un entorno de observación igual durante toda su vida, que es en este caso de unos doce días. Han medido la duración de la vida de cada individuo y su estado de salud utilizando diferentes parámetros como su movilidad, capacidad digestiva o reproductora.

Los resultados muestran que estos animales, que son iguales en sus genes y su entorno, parecen tener todos un mismo estado de salud durante los momentos iniciales de su vida y durante su vida adulta. A partir de cierta edad hay un periodo en el que algunos, al azar, tienen una vida que se alarga y en la que presentan una peor salud. Por lo tanto, se puede decir que los que viven más tienen en conjunto una vida con peor salud. Los autores afirman que lo mismo ocurre en los humanos y que, evidentemente, podemos actuar para resolver problemas de salud cuando se presentan o prevenirlos. Estos resultados nos invitan a preguntarnos si nuestros esfuerzos deben ir dirigidos sobre todo a que los años que vivamos tengamos una buena salud o bien solo a vivir más años y alargar la vida en su crepúsculo.