El camino de la evolución

El primer 'Homo'

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Un equipo internacional de paleontólogos ha descubierto en una cueva de Sudáfrica una nueva y fascinante especie de homínido que combina rasgos primitivos propios de Australopithecus, empezando por un cerebro de pequeño tamaño, y otras características más modernas típicas del género Homo, nuestra estirpe en el largo camino de la evolución, como los pies, que son prácticamente de hombre moderno, y una sorprendente capacidad para realizar ritos funerarios -enterrar a sus congéneres deliberadamente-. Los investigadores han descubierto nada menos que 1.550 huesos pertenecientes a una quincena de individuos, lo que constituye la mayor acumulación de fósiles de homínidos antiguos hallados hasta ahora en el continente africano.

Los restos de la especie, bautizada como Homo naledi, que en la lengua local sesotho significa «estrella», aparecieron prácticamente apelotonados en las profundidades de una cueva de difícil acceso llamada Rising Star, en Maropeng, cerca de Johannesburgo, un paraje muy rico paleontólogicamente que está catalogado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Y puede haber aún muchos más fósiles porque por ahora solo se ha excavado en un metro cuadrado. Los restos no han podido ser datados todavía, por lo que por no se sabe la antigüedad de Homo naledi, aunque los investigadores creen que lo más probable es que tengan más de 2,5 millones de años y constituyan por tanto el representante más antiguo del género Homo.

Participación española

La investigación ha sido coordinada por las universidades de Witwatersrand (Johannesburgo), Nueva York Wisconsin, con el apoyo de la National Geographic Society, y en ella han participado también investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC) y otros centros de investigación. «Hemos descubierto una nueva especie de antepasado», sintetiza el director de las excavaciones, el estadounidense Lee Berger. «Este descubrimiento hará historia», añade Terry García, de la National Geographic.

Aunque los primeros restos se descubrieron en el 2013, no se habían dado a conocer hasta ahora debido a la gran cantidad de fósiles que iban apareciendo. Los científicos han esperado a tener una reconstrucción y una clasificación de las piezas. Los detalles de la investigación se han publicado en la revista científica eLife y en un monográfico de National Geographic.

A partir de los fósiles descubiertos se ha podido determinar que Homo naledi medía de adulto 1,5 metros y pesaba 45 kilos. Sus características están muy cercanas al género Homo en cuanto a masticación, manipulación y locomoción, por ejemplo, mientras que por la estructura de su torso y el juego del tórax con la pelvis, se acerca más a Australopithecus, género de primates homínidos que desapareció hace dos millones de años. Y lo mismo sucede con la capacidad craneal, de apenas 500 centímetros cúbicos, como una naranja. Las manos «sugieren que tenía capacidad para manejar herramientas», insiste un comunicado hecho público por los investigadores. Y en cuanto a los pies, «es prácticamente imposible distinguirlos de los del hombre moderno. Podía caminar largas distancias».

«No disponemos todavía de dataciones, por lo que, de momento, no podemos saber cuándo vivió, pero los análisis morfológicos lo sitúan en el origen del género Homo», explica Markus Bastir, investigador del MNCN.

Al margen de la riqueza en bruto, con los más de 1.500 fragmentos encontrados en la cueva, un aspecto muy destacado del yacimiento es que los individuos no solo pertenecen a una misma especie, sino que formaban parte de una misma población -son posiblemente coetáneos- y tienen edades variadas, desde bebés a personas de edad avanzada. «Estamos ante una estupenda oportunidad para obtener información que nos permita reconstruir nuestra compleja historia evolutiva», apunta el científico del MNCN.

Tras el hallazgo, los investigadores se preguntaron por qué los huesos aparecieron en una cámara profunda -a 90 metros de la entrada de la cueva- que «nunca ha estado en contacto con la superficie», señalan. El túnel de acceso es muy empinado y tan estrecho que solo las personas más bajitas son capaces de llegar a ella por su propio pie.

Hipótesis del entierro

«Al principio imaginamos varias posibilidades, incluyendo un ataque de depredadores y un desastre natural -relata Berger-, pero ahora creemos que Homo naledi practicaba ritos funerarios». Es decir, los cuerpos fueron colocados deliberadamente por sus congéneres en la cámara. «Hasta ahora se pensaba que estas prácticas eran exclusivas de Homo sapiens, nuestra especie, cuyos representantes más antiguos tienen unos 200.000 años. Es un descubrimiento extraordinario», prosigue el director de las excavaciones. «Todo apunta a que esta especie de Homo, morfológicamente primitiva, podría haber tenido unos patrones de comportamiento más complejos de los que le atribuimos en un principio», dice por su parte Markus Bastir.

Los fósiles representan un desafío para los investigadores. «Sus muñecas y los pies son muy similares a los del hombre moderno, pero al mismo tiempo su pequeño cerebro y la forma de la parte superior de su cuerpo están más cerca de Australopithecus», resume Chris Stringer, del Museo de Historia Natural de Londres. El descubrimiento, en definitiva, podría ayudar a comprender esa compleja transición que se produjo hace unos dos millones de años. Berger avisa esperanzado: «Homo naledi aún no ha revelado todos sus secretos. En la cueva puede todavía haber cientos o incluso miles de fósiles más».