ESTADOS UNIDOS REGRESA AL ESPACIO

La NASA pone a punto Orión, su futura nave para vuelos tripulados

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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La NASA tiene previsto lanzar el próximo jueves la primera cápsula Orión, el esperado vehículo que permitirá que Estados Unidos regrese a la exploración del espacio con naves tripuladas o, como repite la agencia espacial, que «los seres humanos puedan viajar adonde nunca han llegado». Los objetivos a medio y largo plazo son primero un asteroide y luego Marte, aunque las fechas son tan inconcretas como la financiación necesaria para ello.

Orión, que en cierta manera es una reedición de las míticas cápsulas Apolo, sin capacidad para aterrizar autónomamente, se estrenará con una breve misión no tripulada o Test-1 concebida para verificar diversos sistemas, especialmente el escudo térmico y el sistema de paracaídas y amerizaje. El primer vuelo operativo se ha programado para el 2017, mientras que el primero con tripulación será en el 2021, como pronto, lo que significa que el transporte de astronautas a la Estación Espacial Internacional (ISS) seguirá dependiendo hasta entonces de Rusia o, a partir del 2017, de cápsulas gestionadas por empresas privadas.

La NASA sigue con su programa de exploración espacial mediante sondas no tripuladas, con éxitos tan notorios como el robot Opportunity en Marte o las sondas Kepler, Cassini y New Horizons, además de ser la primera contribuyente de la ISS, pero los vuelos tripulados se abandonaron en el 2011 tras concluir la investigación acerca de desastre del transbordador Columbia, que explotó en el 2003 cuando reentraba en la atmósfera (en 1986, el Challenger estalló en la operación de despegue).

Ahora, la NASA vuelve con una cápsula de diseño clásico, emulando la forma de flan de los programas Mercury, Gemini o Apolo, pero que aprovecha todas las novedades tecnológicas, incluido un ordenador 400 veces más rápido que el de los transbordadores. Orión, fabricada por la empresa Lockheed Martin, cuenta con un diámetro de cinco metros en su punto más ancho y un peso de 8,6 toneladas (sin incluir propulsores). Tiene capacidad para cuatro tripulantes, uno más que las Apolo.

FUTURO COHETE LANZADOR

Un cohete Delta IV Pesado será el encargado de impulsar la nave en el despegue desde Cabo Cañaveral, aunque la NASA ya trabaja en el desarrollo del llamado Sistema de Lanzamiento Espacial o SLS, en sus siglas inglesas, un enorme lanzador concebido para misiones a destinos lejanos.

Entre otras prestaciones, Orión cuenta con el mayor escudo térmico jamás construido, fabricado de una pieza en fibra de carbono y titanio. De hecho, el gran objetivo del Test-1 es evaluar su funcionamiento cuando atraviese la atmósfera a 32.000 kilómetros por hora y se alcancen temperaturas de fricción de 2.200 grados, un 80% de lo que sufriría, por ejemplo, en una misión de ida y vuelta a la Luna.

Durante el vuelo, que durará cuatro horas y 24 minutos, Orión dará dos vueltas a la Tierra y alcanzará una altitud de 5.800 kilómetros, la mayor que logra una cápsula apta para tripulantes en los últimos 40 años (la ISS orbita a 420 kilómetros, 15 veces menos). Finalmente, ya de regreso, cuando se encuentre a unos 2.000 metros de altura sobre el Pacífico, se abrirán los tres paracaídas principales y acabará amerizando unos mil kilómetros al oeste de la península de Baja California, donde le estará aguardando un buque de la Marina estadounidense, el USS Anchorage. Igual que con las Apolo.

Orión posee un sistema de emergencia que confiere una atmósfera respirable a los astronautas durante 144 horas, aunque para destinos más lejanos «será dotada de módulos habitáculos y de propulsión adicionales que proporcionarán su propias capacidades de seguridad», avanza la NASA.