DE LA TRANSMISIÓN DE LA GRIPE AL SUMINISTRO ELÉCTRICO

Un mundo de conexiones

Los planos del metro simplifican los trayectos para facilitar la lectura.

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ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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En 1999, la bahía de San Francisco sufrió un anormal afloramiento de algas. Las autoridades habían aplicado en los años previos una serie de controles para evitar que los fertilizantes agrícolas, origen con anterioridad de episodios similares, llegaran al mar a partir de los ríos, por lo que la causa tenía que ser otra. Finalmente, unos ecólogos dieron con la clave: las algas se multiplicaban porque habían descendido las poblaciones de unos bivalvos que se alimentaban de ellas. Los bivalvos, por su parte, eran menos porque las aguas de la bahía se habían llenado inusualmente de peces y otros depredadores que se los comían. Finalmente, los depredadores habían llegado atraídos por unos cambios en las corrientes, motivados a su vez por un episodio de El Niño acaecido poco antes y cuya extraordinaria intensidad se ha vinculado al calentamiento global. En definitiva, de todo ello podría desprenderse que el cambio climático amenaza con llenar de algas la bahía de San Francisco.

Este complejo proceso es uno de los muchos ejemplos que el periodista, doctor en física y colaborador de EL PERIÓDICO Michele Catanzaro, junto a Guido Caldarelli,  expone en el libro Redes: una pequeña introducción (Alianza Editorial), que como indica su nombre intenta explicar sucintamente una disciplina de nuevo cuño y crecimiento acelerado: la ciencia de las redes. En cierta manera, buena parte de los procesos que nos acompañan, como el genoma, la optimización de los recorridos en metro o la difusión de los virus informáticos, pueden ser explicados como elementos de una red. Eliminar o perturbar una de las conexiones puede tener efectos en el todo.

MESSI Y EL BARÇA / En un caso extremo, unos sociólogos llegaron a estudiar años atrás por qué Messi rendía mejor con el Barça que con la selección argentina. Aunque la conclusión merecería ahora una actualización, habida cuenta los pocos éxitos de la temporada azulgrana, el análisis atribuía las diferencias de rendimiento a los patrones de interconexión con los otros jugadores. Era una cuestión de posiciones en el campo y estrategia.

Aunque la ciencia de las redes tiene apenas 15 años, sus orígenes remontan mucho más atrás. En 1967, el sociólogo Stanley Milgram formuló lo que hoy es conocido como la teoría de los seis grados o, en versión prosaica, el mundo es un pañuelo. La hipótesis, propuesta cuando internet aún era una quimera, sostiene que una persona puede estar interconectada a otra cualquiera de todo el mundo través de una cadena de solo seis conocidos. Más tarde se descubrió que este proceso se repite en todos los sistemas en red.

El fenómeno se acabó de entender definitivamente en el 2000, con un estudio ya clásico de Watts y Strogatz que demuestra que todos los sistemas tienen una estructura de red «cuyos elementos están conectados entre sí a través de cadenas muy cortas», insiste el físico y periodista. «Hoy, la teoría de las redes crece exponencialmente y ha entrado en todos los territorios imaginables», sintetiza Ricard Solé, profesor de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y autor del estudio Redes complejas. Del genoma a internet (Tusquets).

«A partir de los años 90 -dice Catanzaro- se descubre al estudiar internet que la red no tiene una estructura totalmente azarosa, que era lo esperable porque parecía crecer de manera desordenada, sino que contaba con unos superconectores». Estas estructuras se repiten en otros sectores: un depredador lo es en un ecosistema, una prostituta ejerce la misma función en una red de interacciones sexuales y también ocupan un lugar similar las webs de los diarios al distribuir noticias por todo el mundo. «Siempre que una nueva compañía quiere incorporarse al negocio aéreo, lo primero que intenta es conectarse con grandes aeropuertos, como Frankfurt o Londres. Al final, al repetirse el proceso, los aeropuertos que al principio tenían una pequeña ventaja acaban acumulando una gran ventaja», comenta el autor. El mecanismo se conoce como «el rico se hace más rico».

GRAN ÉXITO DE TWITTER / La teoría de las redes explica también por qué Twitter y otras redes sociales son tan eficientes a la hora de difundir información por el mundo. «Es porque utilizan las propiedades especiales de las redes. En el fondo, Twitter es simplemente un sistema para aprovechar tu red social a través de internet», concluye Catanzaro. Así se explica el fulgurante éxito de iniciativas como las acampadas del 15-M, que habían sido convocadas con muy poca antelación.