la entrevista

Josep Maria Martorell: «Pese a los recortes, no ha bajado la productividad»

Director general de Recerca de la Generalitat

ANTONIO MADRIDEJOS / Barcelona

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Salvo excepciones, de la Generalitat no depende la política pública de proyectos para I+D, los fondos necesarios para poder investigar, que se sostienen gracias a los planes de investigación del ministerio y a las aportaciones exteriores y privadas. Sin embargo, la Administración catalana tiene un peso clave en lo que el director general define como aportación basal, que incluye sueldos, equipamientos y becas.

-¿Cómo está respondiendo el sistema científico de Catalunya?

 

-Pese a los recortes, no ha bajado la productividad.

-¿Y por qué?

 

-Además de la inercia, de los trabajos ya iniciados antes de la crisis, la explicación que damos es que la reducción de financiación ha sido intensa en aquellas cuestiones relativas a las condiciones de trabajo, como un descenso de las retribuciones del 20%, sobre todo en el profesorado universitario, pero no ha afectado a los aspectos que determinan cuántas personas siguen en el sistema. Todo lo que concierne a presupuesto de estudiantes de doctorado, investigadores posdoc y séniors, como el programa ICREA, ha aumentado. La gente se sigue esforzando pese a que sus condiciones retributivas se han reducido.

-¿La dirección general no ha perdido más de un 20% de presupuesto?

 

-Pero no en esas cuestiones.

-Entonces, ¿de dónde se pierde?

 

-Una parte es porque hemos dejado de sufragar cosas que no eran propiamente investigación, como apoyos a másteres extraños y algunos centros y redes de estudio, así como algunas aportaciones basales a instituciones que, creo, han podido asumirlo sin reducir sus efectivos.

-En cualquier caso, sí ha habido un descenso del personal de I+D.

 

-Eso fue en años anteriores. En la última encuesta del INE, y con la excepción del País Vasco y Navarra, que son casos especiales, Catalunya es la única comunidad en la que el número de personas dedicadas a  I+D no cae.

-¿Hemos tocado fondo?

 

-Confío en que así sea. Este año creo que no habrá tanta bajada porque el Estado jura y perjura de que el plan nacional de investigación se resolverá pronto y se recuperará el tiempo perdido. Si se frenan los planes, que son uno de los lugares principales para buscar dinero, está claro que se nota. Pero en eso nosotros no podemos hacer gran cosa.

-Pero podemos crecer en Europa.

 

-Sí, pero cuidado. Es espectacular el aumento conseguido por los investigadores catalanes, que han captado 900 millones de euros en el 2013, pero si los planes nacionales no se recuperan, no será suficiente para compensar. Además, no todos los grupos afectados por los recortes y los retrasos en los planes estatales tienen potencial para ir a buscar ayuda a los fondos europeos.

-¿Cuál es el centro que, de media, capta más dinero?

 

-En volumen absoluto creo que es el Centro de Regulación Genómica, pero también hay centros punteros más pequeños. Si mirásemos becas europeas Advanced Grants por número de investigadores, el primero es posiblemente el Centre de Recerca en Economia Internacional.

-Sin embargo, hay centros que también sufren lo que usted llama «lo basal». Por ejemplo, ha habido problemas laborales en el Idibell, el VHIR, el Cresa, el Idibaps...

 

-Cada caso es un mundo. De todos ellos, solo el Cresa ha tenido una reducción de la financiación basal.

-¿Por qué, entonces, hay despidos?

 

-Porque quizá la gestión no fue del todo adecuada. Y porque han disminuido los proyectos y con ellos se estaba pagando a la gente.

-Una de las señas de identidad de los centros Cerca [la red de institutos dependiente de la Generalitat] es la autonomía de gestión. ¿No corremos el riesgo de que los directores se perpetúen sin hacerlo bien?

 

-Es un riesgo, es evidente, pero para nosotros es mejor asumirlo que intentar evitarlo de raíz con un severo control. En los últimos tres años, de los 46 centros, en más de la mitad ha habido cambios en la dirección o en la gerencia.

-¿Es porque se jubilan?

 

-En algunos casos sí, pero no en otros. Los directores son controlados en cierta manera, deben cumplir un contrato programa. Si no lo hacen, ello puede implicar cambios en la dirección estratégica.

-Son las famosas evaluaciones. ¿Han aprobado todos?

 

-Las evaluaciones no tienen notas finales, sino comentarios en varios capítulos como producción, política de transferencia, gestión. Algunos han dado todo excepcional y hay otros que en algunos capítulos sí tienen recomendaciones de cambiar la estrategia. Eso lo acuerda el patronato y se plantean cosas diferentes.

-¿Es lo que sucedió con Izpisúa?

 

-La relación con él es extraordinariamente correcta y le reconocemos su valía, pero llevábamos meses planteándonos el modelo. Cada uno es libre de seguir o no con el proyecto. Si no hubiera saltado a la prensa, habría sido un proceso natural.

-Como anuncian desde hace años, ¿tendremos fusiones entre centros?

 

-Ya se han cerrado varios casos. Los dos centros de nanotecnología ya son uno, y lo mismo sucederá con el Instituto de Geomática y el Centro de Telecomunicaciones. El CREAL lo está trabajando con el Instituto de Salud Global. Y hay negociaciones entre el Institut de Ciències Cardiovasculars y el Hospital de Sant Pau y entre el Instituto de Medicina Personalizada y Can Ruti.

-¿Es porque no funcionaban?

 

-No. El objetivo es tener masa crítica, más resonancia internacional. Ni ganamos en sueldos ni ahorramos en edificios. Eso sigue todo igual.

-¿Siguen queriendo absorber los centros catalanes del CSIC?

 

-Sí, pero tal como están las cosas lo que hacemos ahora es optar por colaborar. Hay una buena relación.