La ronda española

Evenepoel dicta sentencia en la Vuelta con una Sierra demasiado plácida

Richard Carapaz ganó su tercera etapa y el líder conquistó la carrera que este domingo acaba en Madrid en un día más tranquilo de lo previsto por Guadarrama.

Remco Evenepoel

Remco Evenepoel / DPA vía Europa Press

Sergi López-Egea

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Solo hubo un ataque. Y fue en La Morcuera, el más complicado de los puertos de la Sierra de Guadarrama. Solo una vez intentó Enric Mas cuestionar el liderato de Remco Evenepoel. Y no dejó de ser como el cohete que ilumina la noche en unos fuegos artificiales. Evenepoel pasó a ganar la Vuelta tras no pegar ojo prácticamente la noche anterior, pensando en que podría sufrir una encerrona al más puro estilo de la que vivió Robert Millar, hoy Philippa York, periodista británica, cuando Pedro Delgado le quitó la Vuelta en 1985 para comenzar a convertirse en un mito.

El Movistar trabajó todo el día al más puro y viejo estilo ciclista. Envió corredores por delante, principalmente Alejandro Valverde, en su última gran etapa de montaña como profesional, y tiró del grupo con Carlos Verona, el madrileño del equipo, para marcar el terreno del ataque de Enric Mas. Y fue a 41 kilómetros de la cima de Navacerrada, con la distancia suficiente para dar un giro total a la Vuelta si el líder fallaba, si se abría de piernas, si suspiraba más de la cuenta. Pero Evenepoel respondió como un campeón, para demostrar que había alejado todos los fantasmas provocados por su decaída física el pasado fin de semana en las cimas andaluzas. Sin Primoz Roglic respirándole en el cogote, se sentía más libre. Aunque no las tenía todas consigo ante una ofensiva anunciada de Mas. "Me costó mucho dormir porque tenía pánico a esta etapa. El equipo no estaba muy fuerte y temía una emboscada".

La resolvió con tres pedaladas. Neutralizó a Mas.Se miraron y ambos comprendieron, como lo hicieron salvando las diferencias Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar camino de Hautacam, que a falta del descenso de La Morcuera, la subida a Cotos y el falso llano que conducía hacia la meta de Navacerrada la Vuelta se había acabado. "Tenía muchísimas ganas pero las fuerzas no me acompañaron", reconoció el corredor mallorquín que intercambió unas palabras en inglés con Evenepoel cuando el belga se puso a su altura. Había fugados por delante. "Está Valverde", le dijo para darle a entender que se olvidaba de nuevos ataques y que se concentraría su equipo en intentar una victoria de Valverde que no llegó, puesto que el corredor murciano y su grupo fueron neutralizados, aunque con Richard Carapaz y Sergio Higuita fugados para jugarse la victoria, para que el campeón olímpico ganase la tercera etapa en esta Vuelta.

Las motos

Lo más curioso que, a punto de coronarse Cotos, cuando había pasado lo más difícil, cuando parecía que el grupo que corría entonces bajo el influjo del UAE que buscaba una primera victoria de etapa para Juan Ayuso, Carapaz, muy astuto, vio que las motos que circulaban por delante y demasiado cerca de él podían convertirse en una especie de gregario a motor lanzándole al esprint. A su rebufo pasó de ser casi una presa de sus perseguidores a adquirir una ventaja tan sustancia que le hizo llegar triunfador a Navacerrada. 

Faltaban unos instantes para que Evenepoel llorase, la emoción por ganar una carrera de tres semanas, este domingo en Madrid, con solo 22 años y el ciclismo a sus pies.