La ronda española

Enric Mas demuestra su grandeza ante un Evenepoel intocable

El jersey rojo triunfa por delante del ciclista mallorquín, muy ofensivo y al ataque, en una etapa 17ª etapa de la Vuelta de maravilla y marcada por la fuerte caída de Carlos Rodríguez en el kilómetro 40.

Evenepoel y Mas

Evenepoel y Mas / MOVISTAR TEAM / SPRINT CYCLING AGENCY

Sergi López-Egea

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Hace dos meses había cerezas en los árboles del valle del Jerte, ahora desnudos, como sin ropa intenta dejar Remco Evenepoel a sus rivales para demostrar que la Vuelta es suya, que ordena, manda y encima gana etapas, como la de este jueves, magnífica, una obra de arte en pasión y en belleza.

En el Valle del Jerte está el Pico Piornal, donde acaba la etapa, Extremadura en fiestas, como en fiesta esta la Vuelta porque más allá de la fortaleza y la picardía de Evenepoel, el público disfruta en la cuneta, dos veces se sube al puerto por vertientes distintas, y todo viene roto, porque los ciclistas han decidido a convertir el día en puro espectáculo, como el partido que acaba con muchos goles, al margen del resultado.

Y está el día al servicio de Enric Mas, que solo puede ser segundo porque Evenepoel es mucho hueso para él, como el que se arroja de la boca cuando en primavera se comen las cerezas de este valle. Pero qué distinto es ahora a ese corredor que pedaleaba con tristeza cuando resplandecía el rojo por los árboles de este paraje extremeño. Y que injusta ha sido toda la campaña en su contra, hasta quererlo enterrar como ciclista.Que sí, que Evenepoel tiene 22 años y que la hornada que ha crecido a temprana edad aprieta hasta lo infinito y más allá. Pero, caramba, por no decir otra cosa, que tiene 27 años y que todo corredor ha tenido un Tour maldito alguna vez, porque estaba cruzado, porque había cogido pánico, mejor dicho terror a las bajadas, y porque los daños psicológicos a los deportistas causan más estragos que los bajones físicos o las lesiones aunque sean graves.

Este jueves no ganó en la montaña extremeña y no pudo descolgar a Evenepoel. ¿Pero qué se le puede criticar? ¿Qué no tuvo continuidad en algún ataque? Si solo pudo seguirlo el jersey rojo, sí, el líder, que no está al frente de la general porque le ha tocado el boleto del euromillón, sino porque ha sido el mejor salvo los dos días algo cruzados que tuvo en Andalucía. Hasta cuatro veces atacó a Evenepoel el ciclista mallorquín. "Lo voy a seguir intentando a muerte", porque queda la sierra de Madrid y hasta una etapa este viernes por los alrededores de Talavera que igual da alguna sorpresa, aunque es difícil pensarlo tras el desgaste extremeño.

¿Qué más se le puede pedir? Qué gane la Vuelta... y puestos hasta el Tour. "Hace dos meses sufría en bajadas como estas, pero ahora siento que puedo ir a por todas". No se entrega aunque tenga delante al séptimo de caballería. No se entrega para tapar las bocas a los que decían que era un ciclista cobarde. Ataca en el último kilómetro y solo lo sigue Evenepoel para capturar al pobre Robert Gesink, cuando se disponía a ganar la etapa en homenaje a su compañero Primoz Roglic caído en el combate de la Vuelta.

Aquí, en la meta, ya era una pelea entre dos, donde todos querían reivindicarse; uno para demostrar que quiere ganar la Vuelta y el otro para dejarle claro que tendrá que sudar hasta Madrid. "Mas está muy fuerte y por esto la carrera no ha terminado", admite Evenepoel tras la victoria.

El accidente de Rodríguez

Porque fue una etapa en la que nadie se conformó, con el UAE al ataque y con Joâo Almeida tratando de dar la sorpresa, con el Astana haciéndole el trabajo a Evenepoel, con el placer de ver a Marc Soler fugado y con la tristeza de comprobar cómo sufría Carlos Rodríguez tras una caída fea a los 40 kilómetros de tomar la salida.

"Es más fácil seguir a uno que a dos", comenta Evenepoel cuando se le pregunta si se siente más libre tras el abandono de Roglic. Libre no se puede sentir en la Vuelta, aunque vaya de líder y aunque seguramente la gane, porque Mas y su equipo, el Movistar, escuadra que si bajase a segunda división por la estupidez de los puntos sería una injusticia, luchará por lo que casi parece imposible hasta el último aliento.