La ronda española

Enric Mas pasa al ataque en el templo de Sierra Nevada

La joven promesa neerlandesa, Thymen Arensman, gana en la cima granadina donde Remco Evenepoel, aunque pierde tiempo, salva el tipo tras la crisis de Jaén.

Enric Mas Sierra Nevada

Enric Mas Sierra Nevada / MOVISTAR TEAM / SPRINT CYCLING AGENCY

Sergi López-Egea

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La metamorfosis de Enric Mas es brutal. Es el ciclista que no solo ha perdido el miedo a los descensos mostrado en los Pirineos, sí, en el Tour, es el corredor que sonríe, que denota alegría en la Vuelta y que ataca, nada menos que en el templo de Sierra Nevada, en la etapa más complicada dibujada en el mapa de la ronda española, donde demarra, donde marca asfalto de por medio entre Remco Evenepoel, que salva el tipo, y Primoz Roglic, que pasa a la acción demasiado cerca de la meta en el día en que el Jumbo se lía y crea desconcierto con su táctica.

A Mas siempre se le censura por su carácter conservador, que si no ataca, que si va a rueda, que si le falta sangre caliente. Él va a los suyo, a seguir demostrando que es el mejor corredor español para tres semanas, aunque los jóvenes aprieten por detrás. Y, ciertamente, atacar, lo que se dice atacar, sea aquí en la Vuelta o en julio en el Tour, no es tarea fácil cuando se suben montañas al lado de Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar, en Francia, y de Evenepoel y Roglic, en España. Hay que estar muy seguro de lo que se hace porque si no un demarraje para salir en la tele solo puede servir para cavar la tumba en la carrera y despedirse de cualquier objetivo planteado.

Quizá, porque los equipos guardan sus propios secretos, aunque algunos casi se exhiban como si fuera un libro abierto, ha tenido mucho que ver, aparte del psicólogo que lo ha tratado en Andorra, donde vive, y el especialista en descensos que lo ha asesorado en los entrenamientos, Alejandro Valverde quien ha sido clave, con su experiencia, con saber no solo que lo tiene a su lado hasta que se calienta la etapa, sino que duerme en la misma habitación, y que por lo tanto lo anima, le gasta bromas, y de eso el veterano ciclista murciano sabe mucho, y hasta le hace desconectar cuando es mejor pensar en otras cosas en el hotel.

Otro ciclista

Y por esta circunstancia Mas es otro ciclista, más consistente, más fuerte, más seguro y sobre todo el que no renuncia a nada en esta Vuelta aunque ganarla, que no es imposible, sí parece un reto muy difícil de asumir entre Evenepoel, que este domingo volvió a ceder tiempo, aunque con mejor cara que en la sierra de Jaén, y Roglic, quizá más conservador después de que su equipo pusiera la carrera patas arriba demasiado pronto, sin mucho sentido y dejándolo solo ante el peligro muy lejos de meta y en los instantes en los que Evenepoel mostraba mayor firmeza.

Mas, en cambio, quiso aprovechar el momento. Y el instante llegó cuando Superman López, compañeros de ofensiva que no es lo mismo que amigos, se fue a intentar ganar una etapa imposible, con Thymen Arensman, prometedor ciclista neerlandés de 22 años, muy lejos, para evitar su victoria en Sierra Nevada.

Mas y Superman (ahora sexto) apretaron, colaboraron porque ambos salían favorecidos y porque el mallorquín, segundo en la etapa, como que Roglic, que demarró a falta de dos kilómetros, cuando se descolgó Evenepoel, ha recortado un minuto al líder en dos etapas de montaña. Y queda una semana de competición. Este lunes, descanso.