La jornada de traslado

La Vuelta entra en territorio vasco con montañas a la vista

La prueba, tras la visita a los Países Bajos, se prepara hasta el domingo para afrontar las tres primeras llegadas en alto con el fin de desatascar la general.

Despedida holandesa

Despedida holandesa / LA VUELTA / CHARLY LÓPEZ

Sergi López-Egea

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La Vuelta entra de lleno esta semana en el primer contacto con la montaña después de la delirante visita a los Países Bajos donde se batieron récords de asistencia de público -se cifra en un millón de personas las que siguieron el paso de la ronda española por tierras holandesas durante las tres primeras etapas- pero sin que produjera ninguna situación trascendente en la clasificación general más allá de las victorias al esprint de Sam Bennett y del control del conjunto Jumbo que tras ganar la contrarreloj por equipos inicial situó a tres líderes al frente de la ronda española.

Ahora, todo cambia en el País Vasco donde el terreno de las dos etapas que se celebran en Euskadi, sin ser alta montaña, contempla un trazado orográfico complicado con pequeñas cuestas y donde el llano es bastante escaso en muchas partes del recorrido. Habrá también muchísimo público con la habitual entrega del aficionado vasco aunque difícilmente se alcanzarán las cotas vistas en los Países Bajos.

Precisamente las carreteras vascas se convierten ahora en la antesala de las primeras montañas de la Vuelta donde los favoritos no podrán esconder cualquier penuria y donde se verá realmente, sin el apoyo de los compañeros en la contrarreloj por equipos, cómo está realmente de forma Primoz Roglic, principal candidato a la victoria, en el camino hacia su cuarto triunfo consecutivo. A diferencia de otros años llega después de haber tenido que parar los entrenamientos tras caerse en el Tour, aunque, la verdad, la sensación que ha dado, al menos su equipo, ha sido de total seguridad en esta fase inicial de la carrera donde tampoco, verdaderamente, se ha visto gran cosa a través de la ruta absolutamente llana de los Países Bajos.

Los ciclistas, en Vitoria

Las posiciones con la que se presentan las estrellas de la carrera al País Vasco son las mismas que se consiguieron después de la ‘crono’ inicial. Las fugas que ha habido han sido consentidas y todas ellas capturadas antes de que se procediera al desenlace de la etapa.

Los ciclistas llegaron el domingo por la noche a Vitoria, en vuelos directos desde Eindhoven, y aprovecharon este lunes, en lo que se consideraba jornada de traslado y no de descanso, con todos los auxiliares y el personal de la Vuelta viajando desde los Países Bajos a través de las autopistas francesas, para entrenar por los alrededores de Vitoria antes de afrontar la cuarta etapa que terminará en Laguardia, en la Rioja alavesa.

El miércoles ya hay las primeras cuestas para comenzar a desatascar un poco la general, sobre todo la subida al Alto del Vivero que se afronta por última vez antes del descenso hacia la meta de Bilbao. El jueves continuará el contacto con la montaña, en la visita de la Vuelta a Cantabria. Allí habrá el primer final en alto de la carrera, concretamente al Pico Jano, cima que debuta en la ronda española y que, por lo tanto, se presenta como el primer punto caliente de la prueba.

Por si fuera poco, ya en territorio leonés, los corredores afrontan un capítulo de media montaña con la ascensión a San Glorio, antesala del fin de semana asturiano, con dos finales en alto consecutivos: el Colláu Fancuaya y Les Praeres. Allí ya se comenzará a ver la luz antes de un nuevo desplazamiento desde Asturias a Alicante para ejecutar la única contrarreloj individual de la carrera con la situación en la general mucho más clara que ahora.