El inicio de la ronda española

El equipo de Roglic toma el mando de la Vuelta entre la locura holandesa

Robert Gesink, ciclista neerlandés, fue el primero del Jumbo en cruzar la meta de Utrecht y por ello obtuvo la recompensa de convertirse en el primer líder de la carrera. Y lo hizo en su país.

77 edición de la Vuelta a España 2022 UTRECHT, 19/08/2022.- El equipo Jumbo-Visma, este viernes durante la primera etapa de La Vuelta 2022, con una crono inaugural de 23 kilómetros con salida y llegada en Utrecht. El neerlandés Robert Gesink ha estrenado el maillot rojo tras el triunfo del Jumbo-Visma en la contrarreloj por equipos. EFE/ Javier Lizón  Utrecht [Municipio]

77 edición de la Vuelta a España 2022 UTRECHT, 19/08/2022.- El equipo Jumbo-Visma, este viernes durante la primera etapa de La Vuelta 2022, con una crono inaugural de 23 kilómetros con salida y llegada en Utrecht. El neerlandés Robert Gesink ha estrenado el maillot rojo tras el triunfo del Jumbo-Visma en la contrarreloj por equipos. EFE/ Javier Lizón Utrecht [Municipio] / EFE/ Javier Lizón

Sergi López-Egea

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Fue una locura. Sin más. Pocas veces, ni siquiera en el Tour, quizás en Dinamarca este año y en Yorkshire por allá 2014, se había visto tantos ríos de gente. Era imposible encontrar un hueco entre las vallas. Y lo que es muy difícil ver en otros lugares donde los bares solo se llenan cuando juega el equipo de fútbol preferido. Las cervezas se tomaban sin perder la atención al televisor que retransmitía la Vuelta, una ronda española que ya ha empezado bajo el dominio de Primoz Roglic, cuyo equipo, el Jumbo, atizó a todos los rivales con segundos que valen oro y con la pregunta dirigida a muchos rivales: ¿dónde recuperar, por ejemplo, 43 segundos, al corredor esloveno?

De hecho, Utrecht, por la pasión de sus habitantes y por la entrega demostrada al lanzarse literalmente a la calle y ocupar cada rincón existente a lo largo de 23 kilómetros, se merecía que el equipo que los representa, patrocinado por una cadena de supermercados que se gastó un pastón en invitaciones a sus zonas privadas, cogiera el mando de la Vuelta a las primeras de cambio. Ganaron el Tour con Jonas Vingegaard y quieren repetir hazaña en la Vuelta con Roglic, aunque en este caso sería la cuarta vez de forma consecutiva. Desde que tomaron la salida marcaron el mejor tiempo, dominio aplastante y solo el Ineos de Richard Carapaz, Pavel Sivakov y Carlos Rodríguez, y el Quick Step de Remco Evenepoel y Julian Alaphilippe se les acercaron un poco al tiempo supersónico que estableció el conjunto neerlandés.

La recompensa

Tal fue el dominio y el espectáculo que ofrecieron ante sus paisanos que quisieron recompensar a uno de los corredores holandeses del equipo. Y quién mejor que Robert Gesink, 36 años, con una carrera que podría haber sido más brillante sin en algunas ocasiones le hubiese sonreído la suerte, sobre todo cuando hace una década era un aspirante al triunfo en la Vuelta y hasta disputaba la general del Tour. Por eso, el Jumbo lo designó para que fuese el primer jersey rojo de la carrera al cruzar la meta, con el mejor tiempo del equipo, por delante de Roglic. Todo atado y controlado por parte del corredor esloveno en tierra amiga.

Gesink vive todo el año en El Tarter, en Andorra. Sus hijos van a la escuela local y es de los corredores que al margen de residir en el país pirenaico por cuestiones fiscales mejor se ha integrado en las costumbres locales. Ahora en los Países Bajos está apoyado por su mujer y sus dos hijos, unos niños felices al ver al padre vestido como líder de la Vuelta.

Por eso, el público se sintió feliz. Por ver a uno de los suyos vestido de rojo valió todo el esfuerzo y toda la inversión para traer a la Vuelta hasta tierras holandesas. Muchos fueron los antiguos corredores neerlandeses que asomaron por Utrecht, que no quisieron perderse la fiesta que todavía continuará hasta el domingo, con otras dos etapas. Por haber hasta hubo una tuna que animó la zona de llegada y puestos de churros y chocolate, aunque alguno cambió la bebida caliente por la cerveza.

El patio de su casa

Fue increíble, como el tiempo que ya perdieron a las primeras de cambio equipos como el Movistar, décimo de la etapa, pero ya a 43 segundos de las estrellas del Jumbo. Queda toda la Vuelta, infinidad de montañas y de trampas, pero Roglic conoce la carrera como si fuera el patio de su casa. Aguanta el calor andaluz, todo lo que le pongan encima y en las otras tres victorias prácticamente ha dominado la carrera de principio a fin.

El año pasado, por ejemplo, ganó la contrarreloj inicial, en aquel caso individual y en Burgos, y solo cedió el jersey rojo por cuestiones tácticas y sobre todo para no desgastar más de la cuenta a sus compañeros del Jumbo. Ahora, sin embargo, tiene a rivales poderosos y serios, sobre todo a un Ineos consistente, sin olvidar al Quick Step y hasta el Emirates. La Vuelta acaba de empezar pero Roglic ya ha demostrado que va en serio. 

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