Los protagonistas

La contracrónica del Tour: "Por Van Aert, por el equipo"

El Tour no se gana hasta el domingo en París porque este año hay un enemigo escondido, que se llama covid y se pasea por los hoteles.

Este jueves, tres abandonos más, uno de ellos Chris Froome.

Va Aert Hautacam

Va Aert Hautacam / JUMBO VISMA

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Siempre habla de las dos mujeres de su vida. Son su novia y la hija de ambos. No hay mañana, antes de partir, en el refugio del autocar del Jumbo, y antes de colocarse la mascarilla para dirigirse al control de firmas, en que no se comunique con ellas. Le dan ánimos, la vídeo llamada, y la chiquilla jugando y esperando a que su padre vuelva a casa.

Y lo primero que hace Jonas Vingegaard nada más cruzar la línea de meta es sacar el teléfono móvil de la mochila que le entrega su masajista con sus enseres y volver a llamar a las "mujeres de mi vida" para que sean ellas, casi al instante, las primeras personas con las que compartir la alegría de una victoria en amarillo, la segunda conseguida en este Tour.

Sin carreras tras el ganador

Ahora ya no van como antes los periodista corriendo con sus micrófonos a la caza y captura de los corredores para conseguir una declaración en caliente. Los empleados del Tour se los llevan a la zona protegida y allí hacen rodillo estático para que las piernas no se enfríen de golpe, porque ello no es bueno para retos futuros.

Sin embargo, la primera pregunta se resiste a contestarla con el sí que le habría gustado a quien la formula. Le dicen si ya ha ganado el Tour y él responde que la ronda francesa se gana el domingo en París. Porque aunque parezca sentenciado, aunque deportivamente esté bastante claro, este Tour es muy traicionero, y no solo por las caídas que pueden llegar en el momento más inesperado -que se lo pregunten a TadejPogacar- sino porque hay otro enemigo oculto y que se pasea con toda su maldad por los hoteles del Tour.Se llama covid y ningún ciclista, ni el jersey amarillo, se siente a salvo de tal amenaza. Este jueves, sin ir más lejos, Chris Froome, con sus cuatro Tours en el bolsillo, Damiano Caruso e Imanol Erviti, capitán de un Movistar desaparecido en combate, se tuvieron que retirar al dar positivo en las pruebas de covid que se efectúan cada mañana. Por eso, el Tour no se acabó ayer en Hautacam sino el domingo en París.

Palabras a Van Aert

"Ya estaba contento con terminar la etapa vestido de amarillo pero ganarla con este jersey ha sido algo increíble.Se lo agradezco a todos los compañeros, por Wout, por el equipo". Porque Van Aert estuvo, de nuevo, entre los mejores. Ya se escapó nada más bajarse la bandera en el kilómetro cero que anunciaba que la última batalla por los Pirineos acababa de comenzar, y luchó todo el día por estar delante con la imagen siempre extraña de ver a un jersey verde, normalmente la prenda con la que viste el mejor velocista del Tour, en los puestos delanteros de una etapa de alta montaña. Pero Van Aert puede con todo lo que se le venga encima y si no se concentra en prepararse para ganar el Tour es porque él se divierte con el barro del ciclocrós, con las clásicas y siendo protagonista en al menos 14 de las 18 etapas hasta ahora disputadas en el Tour. Y, ojo, su nombre puede apuntarse y en letras mayúsculas como candidato a ganar la 'crono' final.

"Me sentí perfectamente protegido por los compañeros", explicó Vingegaard antes de contar como vio la caída de Pogacar. "Se le fue la bici hacia la gravilla, intentó salvar la caída pero la bicicleta le derrapó. Por eso tomé la decisión de esperarlo", para darse cuenta de que el Tour ya estaba en su terreno de juego.

Suscríbete para seguir leyendo