Ciclismo

Volta Catalunya 2022: "Si Colbrelli sufre el paro cardiaco entrenando, se muere"

Àlex Flor Costa fue el médico que salvó el lunes al ciclista italiano en la Volta Catalunya después de sufrir un paro cardiorrespiratorio

Personal sanitario atiende al ciclista italiano Sonny Colbrelli, segundo clasificado en la primera etapa de la Volta a Catalunya con final en Sant Feliu de Guíxols, que ha tenido que recibir un masaje cardíaco al cruzar la línea de meta y ha sido trasladado a un hospital

Personal sanitario atiende al ciclista italiano Sonny Colbrelli, segundo clasificado en la primera etapa de la Volta a Catalunya con final en Sant Feliu de Guíxols, que ha tenido que recibir un masaje cardíaco al cruzar la línea de meta y ha sido trasladado a un hospital / EFE/Toni Albir

Sergi López-Egea

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“Si sufre el paro cardiaco durante un entrenamiento, sin médico y sobre todo sin desfibrilador al lado, Colbrelli se muere”. Álex Flor Costa es el responsable médico de la Volta y la persona que el lunes salvo la vida al ciclista italiano cuando sufrió un paro cardiaco a 100 metros de la llegada de la primera etapa de la ronda catalana, en Sant Feliu de Guíxols.

La actuación rápida de los médicos de la prueba ciclista salvó la vida a Sonny Colbrelli quien se desvaneció tras cruzar la meta en segunda posición tras el australiano Michael Matthews. Flor Costa lleva 27 años al servicio de la ronda catalana. Es cirujano y trabaja habitualmente en Quirúrgica Cirujanos. Su relación con el ciclismo es amplia puesto que también ha colaborado en la Titan Desert.

El ciclista italiano Sonny Colbrelli (d), llega en segundo lugar en la primera etapa de la Volta a Catalunya con final en Sant Feliu de Guíxols, tras lo cual ha sufrido un problema físico por el que ha tenido que recibir un masaje cardíaco al cruzar la línea de meta y ha sido trasladado a un hospital

Sonny Colbrelli, a la izquierda, cruza en segunda posición la meta de Sant Feliu de Guíxols. / EFE/Toni Albir

“En la Volta vamos tres médicos, repartidos en tres coches y tres ambulancias para evacuar rápido a los corredores en caso de accidente. Como suele ser habitual, uno de nosotros se adelanta para llegar a la meta antes que los ciclistas y auxiliarlos en el supuesto de que se produzca una caída. El lunes fui yo la persona que se adelantó. La llegada fue correcta. No hubo ningún problema porque el percance pasó tras acabar la etapa. Colbrelli se desvaneció a 100 metros de la línea de meta. Yo empecé a escuchar gritos: ‘rápido, rápido’. Vi un tumulto de gente y me acerqué. Los compañeros acababan de llegar, así como uno de los sanitarios de una de las ambulancias con el desfibrador portátil. Colbrelli estaba en el suelo. Sufría convulsiones. Lo primero que hice fue lo habitual en estos casos, darle unas bofetadas para que tratase de reaccionar”.

Sin pulso

Flor Costa comprobó que el corredor no tenía pulso. “El masaje cardiaco no era suficiente para que reaccionase por lo que le aplicamos una primera descarga. No respiraba. Estaba en situación de paro cardiorrespiratorio”. La situación era muy grave. “Empezamos a cronometrar. Pasaron 5 o 6 minutos, no más. Afortunadamente ya no fue necesaria una segunda descarga. Los desfibradores portátiles llevan incorporados un pulsómetro. Entonces ya vimos que Colbrelli tenía pulso. Había reaccionado”.

Colbrelli, gracias a la intervención médica de la Volta, había salvado la vida. “Ya estaba consciente. No recordaba nada. Se le introdujo en la ambulancia que lo trasladó de urgencia al hospital Josep Trueta de Girona, donde quedó ingresado para que le practicaran más pruebas”. Allí permanece el corredor italiano. Su situación es estable y durante la noche se pudo comunicar con sus compañeros del Bahrein a través del chat de grupo de WhatsApp para tranquilizarlos.

La caída de 1999

“Tuvo la suerte de que el paro cardiaco se produjo en la zona de llegada donde estábamos los tres médicos. Si le pasa en un entrenamiento, en una carretera sin asistencia sanitaria, se muere. Incluso la situación habría sido muy complicada para él si sufre el paro cardiorrespiratorio durante una subida donde todo el pelotón va fragmentado y donde es difícil, aunque siempre tratamos de repartirnos correctamente, situar a los tres coches médicos cerca de todos los corredores”.

El percance del lunes no fue la peor situación médica por la que se ha pasado Flor Costa en los 27 años de servicio a la Volta. “Yo estaba en la llegada de Vilanova i la Geltrú cuando en 1999 se cayó Manuel Sanroma en el esprint final. Llegué casi al instante, pero no pude hacer nada. Se destrozó el cráneo en la caída, a pesar de llevar el caso, y falleció en el acto. Aunque, como otros médicos, vemos fallecimientos en nuestra vida profesional, fue uno de los peores días de mi vida profesional. Recuerdo que por la noche, por las emociones sufridas, me puse a llorar. Fue muy agustioso”.

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